Con el estreno de Gladiator II, sin duda una de las películas más esperadas de lo que queda de año, el director Ridley Scott vuelve a enfrentarse con su peor enemigo. Y no, no hablamos de productores intervencionistas, estrellas de cine acaparadoras o periodistas que filtren el rodaje. Se trata de un enemigo mucho más concreto y no es otro que el historiador, una figura que le ha dado al cineasta más de un quebradero de cabeza y que ahora ha hecho lo propio con el estreno de su nueva película.
A falta de unos días para que se estrene el filme, que llega a los cines el próximo 15 de noviembre, hay quien ya ha podido ver la película por adelantado. Una de esas personas es el Dr. Shadi Bartsch, profesor de clásicas en la Universidad de Chicago, licenciado en Princeton, Harvard y UC Berkeley, y autor de varios libros sobre la antigua Roma. The Hollywood Reporter contactó con Bartsch para que este puese la película a examen, y tal y como ya sucedió con Napoleón, esta no ha superado la prueba.
“Es una mierda de Hollywood. No creo que los romanos supieran lo que era un tiburón”, señalaba el historiador. Por otro lado, la escena de los rinocerontes entrando en la arena del Coliseo puede ser más o menos cierta -”Marcial escribió un poema en el año 80 d.C. sobre un rinoceronte lanzando a un toro al cielo”, señala Bartsch-, pero no así la raza de los animales representados, que en el filme de Scott son de dos cuernos y no de uno. Además, tal y como señala Bartsch, “No hay pruebas de que los gladiadores los montaran, como hacen en la película de Scott”, añadía el profesor, a quien por su parte no ha tardado en responder el director.
Los mayores errores históricos
“Estás totalmente equivocado. El Coliseo se inundó con agua, y hubo batallas navales... Amigo, si puedes construir un Coliseo, puedes inundarlo con maldita agua. ¿Estás bromeando? Y sacar del mar un par de tiburones en una red, ¿bromeas? Claro que pueden”, alegaba el autor de Alien. El octavo pasajero o Blade Runner en una reciente entrevista junto al protagonista de la película, Paul Mescal, en la que resolvían todo tipo de dudas y cuestiones en torno al filme histórico tan cuestionado. “(Los tiburones) eran bastante pequeños. Eran sólo alrededor de seis o siete pies. Cuando se puede hacer lo que podían hacer. No hacemos hormigón tan bien como los romanos. No pueden averiguar con lo que lo mezclaban. Los romanos descubrieron cómo hacer el hierro aún más duro. Eran tecnológicamente superiores”, sentenciaba Scott.
Lo de los tiburones y los rinocerontes de dos cuernos no es lo único que llamaba la atención del historiador. Otro de los momentos que le habían sorprendido más era sin duda la aparición de un personaje tomando té en una cafetería y con un periódico, cuando las primeras impresiones en tinta no se producirían hasta más de mil años. Hay que recordar que Gladiator II está ambientada en la Antigua Roma, en concreto en la época de los emperadores Caracalla y Publio Septimio Geta, hermanos a los que dan vida Joseph Quinn y Fred Hechinger en la ficción. “Sí tenían noticias diarias -Acta Diuma-, pero se tallaban y se colocaban en determinados lugares. Había que ir a verlo, no se podía tener en un café. Además, ¡no había cafés!”, espetaba el historiador. Habrá que esperar a ver la película al completo para encontrar más inexactitudes, pero parece que a Ridley Scott seguirá sin importarle lo que opinen los que ya son sus mayores enemigos, los historiadores.