La película con la que la ganadora del Princesa de Asturias Marjane Satrapi debutó en el cine: una conmovedora historia autobiográfica

Basada en un cómic que relataba su historia de vida durante la revolución islámica, el filme recibió grandes elogios y fue nominado al Oscar

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Imagen de archivo de Marjane
Imagen de archivo de Marjane Satrapi. EFE/EPA/CHRISTOPHE PETIT TESSON

La ganadora del premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, Marjane Satrapi, ha sido una de las invitadas de honor para la ceremonia que ha tenido lugar en el Teatro Campoamor, lugar para la ceremonia tradicional de los premios. Acompañada de otros galardonados del mundo de la cultura como Ana Blandiana o Joan Manuel Serrat, Satrapi ha sido reconocida por sus grandes logros como historietista, directora y pintora, pero también ha sido una gran voz de denuncia y activista, algo que se podía ver desde su debut en la dirección de cine, contando su propia vida que ya había trasladado anteriormente al cómic.

Persépolis es esa adaptación de su novela gráfica homónima publicada entre 2000 y 2004, y que actualmente se puede encontrar en la plataforma Movistar+. Esta obra autobiográfica sigue la vida de Marjane en el contexto de la Revolución Islámica de 1979 en Irán y aborda temas como la represión política, la identidad cultural y la resiliencia femenina. Estrenada en 2007, Persépolis recibió elogios por su innovador enfoque visual en blanco y negro, que homenajea la estética de la novela gráfica y transmite una atmósfera austera y reflexiva. La película, que obtuvo una nominación al Oscar y el Premio del Jurado en el Festival de Cannes, es ampliamente reconocida como una obra pionera en la animación para adultos, que combina humor, tragedia y una crítica profunda a la represión social.

Marjane Satrapi nació en Rasht, Irán, en 1969 y creció en un contexto de tensiones políticas. Hija de una familia de intelectuales progresistas, Satrapi vivió su infancia en Teherán durante el gobierno del sha Mohammad Reza Pahleví y luego en la República Islámica, donde las libertades se vieron severamente restringidas tras la revolución. La autora ha descrito su infancia como una constante búsqueda de libertad en un ambiente opresivo, lo que la llevó a una conciencia política temprana. A los 14 años, Satrapi fue enviada por sus padres a estudiar a Austria, un exilio que si bien le permitió evitar la represión iraní, también la enfrentó a conflictos de identidad y soledad en un ambiente culturalmente distante. Estos años de formación y el contraste entre Oriente y Occidente se convierten en temas centrales de Persépolis, donde la autora explora cómo las experiencias de exilio moldearon su sentido de pertenencia y su perspectiva crítica de ambos mundos.

La novela gráfica, y posteriormente la película, están narradas desde la perspectiva de Marjane en diferentes etapas de su vida: como niña en Teherán, como adolescente en Europa y, finalmente, como adulta que reflexiona sobre la distancia entre su país natal y su vida en el extranjero. Satrapi muestra con agudeza cómo la Revolución Islámica, que prometía libertad frente a la monarquía, transformó a Irán en un estado autoritario que impuso estrictos códigos morales y limitó los derechos de las mujeres. En uno de los segmentos más impactantes, se ve a la joven Marjane obligada a cubrirse con el velo islámico, una experiencia que en su infancia provocaba curiosidad, pero que en su adolescencia se convierte en un símbolo de represión.

Imagen de 'Persépolis'
Imagen de 'Persépolis'

Arte sin renunciar a la crítica

El estilo visual de Persépolis fue innovador en su época y continúa siendo un referente en la animación. Satrapi y su co-director, Vincent Paronnaud, mantuvieron la estética en blanco y negro de la novela gráfica, lo cual acentúa el tono de la narrativa y le da un aire atemporal. Las imágenes simples y la paleta minimalista permiten concentrarse en los temas y en las emociones de los personajes sin distracciones. Esta elección estética también evoca los elementos de los cuentos infantiles, un contraste que destaca la crudeza de los eventos históricos y las experiencias de la protagonista en su transición de la infancia a la adultez. A través de esta simplicidad visual, Satrapi y Paronnaud crean un lenguaje visual único que permite a la audiencia conectar con las emociones de Marjane, desde el humor hasta el dolor.

La película va más allá de una narrativa personal y se convierte en una crítica política y social sobre la situación de Irán y los desafíos que enfrenta cualquier individuo bajo un régimen autoritario. En este sentido, Satrapi ofrece una perspectiva honesta y multifacética, explorando también su relación conflictiva con Europa, un continente que, aunque le brindó libertad, no estuvo exento de prejuicios y discriminación. La experiencia del exilio, según Satrapi, es una constante negociación entre aceptar una nueva identidad y preservar el legado cultural. Este tema universal ha hecho que Persépolis resuene en audiencias globales, convirtiendo la historia de Marjane en un testimonio de resiliencia y una oda a la libertad individual.

Persépolis ha sido reconocida como una obra culturalmente significativa, no solo por su narrativa autobiográfica y su crítica política, sino también por su contribución a la visibilidad de las mujeres en la industria del cine y la literatura. Satrapi ha declarado en múltiples entrevistas que, aunque su historia es única, representa a muchas mujeres iraníes que luchan contra la opresión en su vida diaria. Con este trabajo, Satrapi no solo desafía las normas de la animación y el cine, sino que también impulsa un cambio en la representación de las mujeres en el arte, dando voz a experiencias que rara vez se ven en los medios occidentales, que la han hecho digna merecedora del Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades.

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