Lisa Marie Presley, la hija de Elvis Presley y de Priscilla Presley, falleció el 12 de enero de 2023, justo cuando la figura de sus padres volvía a ser en foco de atención gracias a las películas de Baz Luhrmann y de Sofia Coppola.
Tenía tan solo 54 años y murió por un infarto de miocardio causado por una obstrucción intestinal, dejando tras de sí una vida marcada por la fama de sus progenitores, por los escándalos, los excesos y la fatalidad.
Qué cuenta la biografía de Lisa Marie Presley
Ahora, acaba de salir a la venta Desde aquí a lo desconocido (Plaza & Janés), un libro de memorias biográfico que ha sido supervisado por su hija mayor, la actriz Riley Keough, a partir del material que su madre dejó grabado en una serie de cintas, así como de sus propios recuerdos. El título del volumen haría referencia a una de las frases de una canción de Elvis.
La intérprete (a la que hemos visto recientemente en series como Todos quieren a Daisy Jones o Under the Bridge: El asesinato de Reena Virk) explica en el prólogo que su madre nunca llegó a completar el libro por su cuenta porque “no se encontraba a sí misma interesante”, revelando la inseguridad que la acompañó a lo largo de su vida y que, en parte, tenía que ver con las expectativas que tanto su familia como la opinión pública depositaron sobre ella desde su nacimiento como heredera del ‘rey del rock’.
Así, en el primer capítulo, Escaleras a Graceland, se ofrece testimonios sobre su infancia, entre ellos que la cantante fallecida consideraba a su padre como un ser casi mesiánico, capaz de controlar incluso hasta el clima, lo que demuestra la profunda devoción que sentía por él.
Matrimonios fallidos, el suicidio de su hijo y la adicción a los opioides
Poco a poco nos iremos introduciendo en la vida de Lisa Marie, sus matrimonios, con Danny Keough y con Michael Lockwood, con los que tuvo dos hijos respectivamente y los más mediáticos, con Nicolas Cage y, sobre todo, con Michael Jackson.
De su relación con ‘el otro rey’, el del pop, se ofrecen detalles íntimos hasta el momento desconocidos, como que Michael Jackson se declaró cuando ella todavía estaba casada con el padre de Riley y le dijo que quería que fuera la madre de sus hijos, aunque también le confesó que a sus 35 años continuaba siendo virgen. En una entrevista a Oprah Winfrey, la actriz manifestó que su madre siempre tuvo buena relación con el cantante, que su ruptura fue amistosa y siempre se respetaron mutuamente.
La muerte y el duelo se convierten en uno de los ‘leit motiv’ de estas memorias. Primero por la temprana pérdida de su progenitor, en 1977, cuando Lisa Marie tenía nueve años y el sentimiento de orfandad que la acompañó desde entonces y, después, por el suicidio de su hijo Benjamin Keough, el hermano de Riley, que se quitó la vida de un disparo. Incapaz de superar esta pérdida, decidió conservar su cuerpo refrigerado en su casa durante dos meses. Esta situación terminó cuando los miembros de su familia comenzaron a preocuparse por su salud mental. De esa etapa, quedan los tatuajes que madre e hija se hicieron con el nombre del desaparecido imitando los que él mismo tenía en el cuerpo.
En el libro también se desvela algo que se podía intuir: Lisa Marie era adicta a los opioides. Comenzó a tomar pastillas en 2008 después del nacimiento de sus dos hijas pequeñas por el dolor que le había causado una cesárea y poco a poco se fue enganchando, algo que se intensificó tras el trágico accidente de su hijo. En el libro se dice que llegaba a tomar hasta 80 pastillas al día. Intentó rehabilitarse, pero no lo consiguió del todo. Además, también bebía mucho alcohol. Cuando falleció se encontraron en su cuerpo diversas sustancias, aunque al parecer, no fueron las que provocaron el fallo cardíaco.