La relación profesional entre Andrés Pajares y Fernando Esteso, dos íconos del cine de comedia español de los años 70 y 80, ha estado envuelta en rumores y misterio durante décadas. Conocidos por protagonizar algunas de las películas más representativas del cine de destape, su separación a mediados de los 80 marcó el final de una etapa dorada para el cine español. Aunque ambos eran inseparables en la pantalla, las tensiones personales y profesionales acabaron con su exitosa colaboración.
Pajares y Esteso fueron la cara visible de la comedia popular en la España de la Transición, con títulos como Los bingueros (1979), Yo hice a Roque III (1980), El currante (1983) y La Lola nos lleva al huerto (1984). Durante los años 70 y 80, Pajares y Esteso protagonizaron películas que fueron extremadamente populares, pero a menudo criticadas por su contenido que muchos consideraron sexista, aunque en su época representaban una ruptura con la censura franquista. El dúo brilló con su particular humor, adaptado a los nuevos tiempos de la Transición, lo que les otorgó una conexión especial con el público. Sin embargo, en el pico de su éxito, sus caminos se bifurcaron inesperadamente.
Esteso, en entrevistas recientes, ha explicado que el cansancio fue uno de los motivos detrás de la separación: “La presión de trabajar continuamente juntos y las exigencias del cine nos agotaron”. A esto se sumó que sus trayectorias empezaron a tomar caminos distintos. Mientras que Esteso permaneció en el terreno de la comedia, Pajares buscó reinventarse en el cine más serio, llegando a ganar un Goya por su papel en ¡Ay, Carmela! (1990), dirigida por Carlos Saura. Este reconocimiento subrayaba la capacidad actoral de Pajares más allá de su imagen cómica.
Durante muchos años, ambos actores mantuvieron lo que se ha denominado un “pacto de silencio”, evitando hablar abiertamente sobre las razones detrás de su distanciamiento. Sin embargo, la historia no fue solo profesional. Esteso ha señalado que en esa época ambos enfrentaban problemas personales que influyeron en su relación laboral. A lo largo de los años, han reconocido que las tensiones eran inevitables después de tantos años de trabajo conjunto sin descanso.
A pesar de la ruptura, el respeto mutuo entre ambos actores se mantuvo. “Siempre he admirado a Andrés”, declaró Esteso en una entrevista reciente. Y Pajares ha expresado en varias ocasiones que, aunque hubo diferencias, nunca perdió el cariño por su antiguo compañero. Esta admiración mutua se evidenció cuando decidieron volver a trabajar juntos en Torrente 5: Operación Eurovegas, la película de Santiago Segura en la que ambos tuvieron un breve pero icónico reencuentro en pantalla. En esta película, la química que los había hecho famosos seguía intacta, lo que generó una ola de nostalgia entre los fanáticos.
Además de su participación en Torrente ambos han retomado en más de una ocasión colaboraciones puntuales, aunque nunca con la regularidad ni el impacto que tuvieron en sus primeros años juntos. Con el tiempo, tanto Pajares como Esteso han reflexionado sobre su legado en el cine español. Ambos actores, pese a sus caminos separados, siguen siendo recordados como un dúo inolvidable que marcó a una generación de espectadores.
En la actualidad, su relación ha evolucionado hacia una amistad más tranquila. En entrevistas recientes como la de La Revuelta de David Broncano han recordado con cariño los años de éxito, reconociendo los momentos difíciles, pero también la importancia de lo que lograron juntos. Además, la serie documental de RTVE, Lazos de sangre, ha ayudado a redescubrir y analizar su impacto en la cultura popular española y las razones detrás de su ruptura profesional, ofreciendo una mirada más cercana a la compleja relación que mantuvieron durante décadas.
El legado de Pajares y Esteso perdura en el cine español, y su historia es un reflejo de cómo el éxito y las presiones del trabajo pueden afectar las relaciones personales. Sin embargo, a pesar de las dificultades, su talento y la risa que provocaron en millones de espectadores continúan siendo recordados como una parte fundamental del imaginario colectivo de la comedia española.