Hasta el momento conocíamos a Maite Alberdi por sus trabajos documentales, y dos de ellos estuvieron nominados al Oscar en esa categoría: El agente topo, en el que un detective octogenario se infiltraba en una residencia de ancianos; y La memoria infinita, que registraba el proceso de deterioro a causa del Alzheimer de uno de los periodistas más activistas que lucharon contra la dictadura de Pinochet en Chile.
Ahora, la directora afronta su primera película en el marco de la ficción, y lo hace a través de un ‘original’ de Netflix que ya ha sido seleccionado para representar a Chile para los próximos Premios Oscar en la categoría de Mejor Película Internacional, en la que tendrá que competir, por ejemplo, con Segundo premio, la candidata elegida por España, o Emilia Pérez, que participará por Francia.
Se titula El lugar de la otra y se presentó en la pasada edición del Festival de San Sebastián, a competición en la Sección Oficial. Está inspirada en un ensayo de la escritora Alia Trabucco titulado Las homicidas (Lumen), que quedó finalista del Man Booker Prize.
En este trabajo, se hablaba de la historia de varias mujeres chilenas que habían cometido un crimen para reflexionar en torno a problemas estructurales dentro de la sociedad como el machismo, la manipulación de los medios de comunicación o la corrupción del poder y la justicia. Ellas eran Corina Rojas, Rosa Faúndez, María Carolina Geel y María Teresa Alfaro.
De qué va ‘El lugar de la otra’
Precisamente, El lugar de la otra se centra en María Carolina Geel, seudónimo de Georgina Elena Silva Jiménez (Francisca Lewin), que se caracterizaba por el feminismo de sus textos y que pasó a la historia no solo por sus escritos, sino también porque en abril de 1955 asesinó a su amante, Roberto Pumarino Valenzuela, en medio de todo el mundo presente en la cafetería del conocido y exclusivo Hotel Crillón. Por este hecho sería condenada, y precisamente entre rejas escribiría una de sus obras más célebres, Cárcel de mujeres, un libro testimonial sobre la realidad de las mujeres presas.
La película de Maite Alberdi toma todo este material real para centrarse también en la vida de otra mujer, Mercedes (Elisa Zulueta), una tímida secretaria que trabaja para el juez que se encarga de este caso y que lo ayudará a ir recabando pruebas. La protagonista, que tiene una vida anodina y que mantiene a su familia porque su marido prácticamente no aporta nada, poco a poco se irá obsesionando con María Carolina Geel, con la libertad que tenía, con su estilo de vida y también con su espacio doméstico, después de visitar su casa para llevarle ropa tras la detención. En definitiva, como indica el título, poco a poco una se irá situando en el lugar de la otra.
Así, entre ambas mujeres se establecerá un juego de espejos y de identidades. Es algo que Alberdi ya había practicado a la hora de separar la realidad y la fabulación, al mezclar los géneros de una manera de lo más original, así que ahora se encarga de otorgarle a la película una visión repleta de detalles que solo una autora comprometida con una ‘meticulosidad’ extrema y con una delicadeza emocional muy especial puede aportar.
En ese sentido, El lugar de la otra no es solo una excelente película histórica que ayuda a entender a la perfección el panorama social y político del país en ese momento, sino que sobre todo se erige como un magnífico estudio de personajes alrededor de los sueños y las frustraciones femeninas dentro de un mundo dominado por los hombres.