‘Querer’, la miniserie que habla sobre el consentimiento en el matrimonio: “La violencia machista sigue siendo un problema estructural”

Con su ópera prima, Cinco lobitos, se convirtió en la revelación de la temporada y ganó el Goya a la mejor dirección novel. Ahora, Alauda Ruiz de Azúa aborda su primera ficción televisiva con Querer, una miniserie de cuatro episodios que se estrena el jueves 17 en Movistar Plus+ y que aborda un tema tan poco explorado como la los abusos sexuales dentro del matrimonio.

La protagonista se llama Miren (excepcional Nagore Aranburu) y la conoceremos precisamente cuando toma la decisión a de abandonar el domicilio conyugal después de poner una denuncia a su esposo (Pedro Casablanc), después de 30 años de violaciones continuadas. A partir de ese momento, tendrá que enfrentarse no solo a todo el proceso judicial que tiene por delante frente a los tribunales (y que puede durar años), sino también a las reacciones que su decisión tendrá dentro de su núcleo familiar.

Cada uno de sus hijos (encarnados por Miguel Bernardeau e Iván Pellicer) se enfrentará ante la noticia con estupor, pero por sus diferentes caracteres, su posición será contrapuesta y de lo más visceral: en contra y a favor de su progenitora.

Infobae España habla con Alauda Ruiz de Azúa sobre esta ficción, sobria, milimétrica y minimalista que aborda toda una serie de temas tabúes que tienen que ver con la violencia machista incrustada en nuestra sociedad.

La mayoría de este tipo de ficciones se basan en un caso real pero, en esta ocasión, el guion es original, ¿por qué decidió centrarse en este tema dentro de nuestra sociedad?

Me llegó la premisa por parte de los productores, que querían hacer una serie sobre el tema del consentimiento en el matrimonio. La idea principal era: una mujer denuncia a su marido por violación después de 30 años juntos. Y la verdad, me despertó muchas preguntas y fui consciente de lo poco que se había hablado de esta cuestión, como si no hubiera visto realmente ninguna ficción sobre esto. Así que me acerqué al tema con la vocación de entender cómo se producen este tipo de historias.

¿Cómo se desarrolló el proceso de documentación?

El guion lo escribí junto a Eduard Sola (responsable de Casa en llamas, de Dani de la Orden, uno de los fenómenos de la temporada) y Júlia de Paz (que dirigió algunos de los capítulos de Las largas sombras, de Clara Roquet). Para los tres constituyó un aprendizaje a la hora de acercarnos a casos reales. Lo interesante es que empezamos a ver patrones que se repetían, así que nos pareció mejor no fijarnos en una historia particular y crear un relato sobre cómo ese tipo de violencias afectan a las mujeres, cómo se producían las rupturas familiares, la duración de los procesos judiciales, las estrategias de defensa y acusación más habituales. Era básico poner de manifiesto que la violencia machista sigue siendo un problema estructural, que no va de una mujer específica, no cuenta la historia de nadie, pero sí la de muchas mujeres”

¿De qué forma configuró Querer? Porque en la serie se toma toda una serie de decisiones que la definen por completo y sirven para marcar el tono y las intenciones

Había como una serie de intuiciones y quería ser bastante radical en varios aspectos, como en la puesta en escena, en el viaje familiar y en el judicial. Yo sentía que había algo ahí en esa conversación muy interesante, como una especie de juego de espejos. Además, siempre tuve claro que no quería mostrar las agresiones sexuales de forma explícita, porque ya las hemos visto muchas veces en la ficción, así que no quería ir por ese sitio, porque creo que te puede llevar por el elemento morboso. Para mí lo interesante era introducirme en el espacio cotidiano y de cómo se puede expresar (sin mostrar) lo que ocurre en esa intimidad.

La serie aborda muchos temas importantes, ¿en qué aspecto quería poner más énfasis?

Creo que nos dimos cuenta, al construir los personajes, que todos se relacionaban con el miedo, así que el miedo se convirtió en el motor estructural. Cómo se genera ese clima de miedo, cómo el miedo puede condicionar a la hora de enfrentarnos a según que cosas.

¿De qué forma quería plantear las diferencias generacionales desde la perspectiva de los hijos?

Queríamos explorar, en efecto, que se trataba de generaciones distintas en cuanto a mentalidad, educación, cultura, de cómo se entendía antes la institución de la familia y cómo se percibe ahora. También todo lo relacionado con el concepto de “ceder”, que es muy interesante frente al de “consentir”. Pero a veces las dos generaciones se tocan, porque en el fondo nadie es capaz de distinguir entre la especie de niebla que se crea. Siempre es más fácil hablar de violación cuando es un agresor externo que alguien a quien conoces y con el que has compartido una vida y cómo se ve eso desde fuera.

La serie también pone de manifiesto lo difícil que sigue siendo denunciar para aquellas mujeres que han sido víctimas de violación. Siempre se crea un cuestionamiento y el proceso penal resulta una tortura para la mujer

Creo que es algo que nos impresionó mucho cuando empezamos a ir a juicios reales, que siempre hay una lupa de sospecha sobre las mujeres. Nos parecía que era un calvario que tuvieran que pasar por todo eso después de haber sufrido tanto. Así que era una cosa que queríamos plasmar muy bien. Porque es absolutamente normal que nadie quiera someterse a eso. Muchas víctimas nos contaron que si llegan a saber lo duro que era, no habrían denunciado para ahorrarse más dolor. Por eso, necesitábamos ser muy rigurosos y estar apegados al realismo, para dilapidar esa idea de: por qué no denunciaron antes, por qué no denuncian, todos esos prejuicios heredados de la sociedad patriarcal. Se trata de cambiar un poco las preguntas y dirigir la atención hacia otro sitio.

Cambiar la mirada de ella a él, por ejemplo

Exacto, es algo que también queríamos poner en el foco. Hay que entender que el marido, en este caso, es la figura de poder, es el que trae el dinero, es el que tiene el prestigio social. Y eso juega a su favor en todos los sentidos. Además, es muy fácil juzgar desde nuestra mirada externa a alguien que vive sometida a un régimen del terror.