Como cada año, la Casa de México ha presentado ya su gran Altar de Muertos, inaugurado el pasado miércoles 2. Cada mes de octubre, esta exposición genera gran expectación entre aficionados y curiosos, lo que siempre, sin fallo, se traduce en largas y expectantes colas en la calle Alberto Aguilera para visitar los diseños.
Esta exposición, inspirada en la gran tradición mexicana con orígenes legendarios, comienza a realizarse en España hace siete años. Su primera edición, que abrió con un enorme esqueleto dispuesto en las escaleras centrales de la Casa de México, impresionó a los visitantes y recibió un enorme grado de atención. A pesar del listón tan alto que se autoimpuso en su nacimiento, cada año es capaz de volver a encandilar, renovándose y cumpliendo todas las expectativas de los aficionados que, con tanto entusiasmo, acuden sin falta a disfrutar de la puesta en escena.
Aunque en sus comienzos solía tener su inauguración a mediados de octubre, acabó por adelantarse a los primeros días del mes, y es que los visitantes lo esperan con muchísimo ansia: todos los años se agotan las entradas por las miles de personas que acuden a visitar el altar.
Camino al mundo de los muertos a través de los cinco sentidos
Este año, el diseño del altar y los distintos espacios está inspirado en el viaje a través del limbo que separa el mundo de los muertos del mundo de los vivos, utilizando los cinco sentidos del espectador para sumergirlo por completo en su interpretación del purgatorio. Ha sido diseñado por Eugenio Caballero, el célebre director artístico mexicano, especializado en escenografía y ganador de un Oscar por El laberinto del fauno. La pieza central del altar es un dibujo creado por el maestro Javier Martínez Pedro que representa el camino que se inicia con la muerte y acaba por traer al público de vuelta a la vida. Esa dualidad es uno de los motivos principales del recorrido, en forma de vida y muerte, sol y luna, o el cielo y el infierno, representados en los diferentes espacios.
El camino empieza desde fuera: la instalación artística empieza en la fachada de la Casa de México, decorada con 40 flores de cempasúchil (una de las flores más representativas del Día de los Muertos en México por su aroma y su color) tejidas a partir de la técnica de las sillas Acapulco y rematada con nueve enormes calaveras diseñadas imitando la técnica del barro bruñido; y recorre hasta su segunda planta, empleando cada escalera, pasillo, y recoveco para representar el camino que aquellos que ya no están han debido recorrer para llegar al otro lado.
Las visitas guiadas, mediante las cuales se podrá disfrutar de la instalación al completo, se realizarán, con cita previa, de martes a domingo y cada 20 minutos: de 16.00 a 20.30 de martes a viernes; de 13.00 a 20.30 los sábados y de 13.00 a 18.30 los domingos. Si no se busca vivir la experiencia con la compañía de un guía, el altar se puede visitar también sin cita previa de lunes a domingo: de 10.00 a 18.45 los lunes; de 10.00 a 15.30 de martes a viernes; y de 10.00 a 12.30 los fines de semana.
Por si fuera poco, la Fundación Casa de México en España también ha creado un programa de diversas actividades relacionadas con este festivo, como talleres de elaboración de nichos, de máscaras de catrina, papel picado, teatrinos, y tocados con hojas de maíz. Además, también incluye dos ciclos de cine: Aventuras de otros mundos, para los más pequeños; y El muerto al pozo y el vivo al gozo para el público adulto. La fundación espera recibir cerca de cien mil visitantes en el periodo de seis semanas e invita al público a visitarlo de forma gratuita.