“Es bastante antagónico porque en Lancaster llueve 360 días al año y en Murcia cinco”, dice de sus dos hogares. Alondra Bentley (Lancaster, Reino Unido, 1983), de madre inglesa y padre español, se mudó a nuestro país cuando era pequeña. Se considera una third culture kid, “una niña que viene de dos culturas y genera una tercera que es propia”, cuenta. Como británica, está “encantada” con el regreso de Oasis, sobre todo porque podrá “ver más entrevistas de los Gallagher”. La cantante atiende a Infobae España para presentar La materia, su primer disco en seis años y el único que ha publicado hasta ahora en castellano. “¿Cómo he podido tardar tanto?”, se pregunta.
Ahora que sus letras son más permeables, Bentley ha podido asistir a un creciente interés por ellas (cuando antes, las preguntas solían oscilar entre la melodía o la música escogida). La materia es un ejercicio existencialista que habla de la ansiedad, de la relatividad o de “encontrar tu propia verdad”, pero también cuenta con canciones “muy mundanas”. “La primera canción que publiqué en castellano, Si tuviera, hablaba de no tener tiempo y de todas las cosas que haría si lo tuviera”, relata a este medio. Su nuevo disco parece seguir la estela de dicho pensamiento. “Y de paso mencionaba que, si tuviera un poco más de dinero, tampoco me vendría nada mal”, precisa la artista entre risas.
El tiempo, “una de mis obsesiones actuales”, y el capital, tanto humano como físico, son dos conceptos que se arraigan a la raíz de su nuevo álbum, el primero desde Solar System (2018). “Cuando pienso que este es mi primer disco en seis años no me lo puedo creer”, cuenta. Pero entre medias ha habido una pandemia, ha sido madre y ha comenzado a priorizar otros aspectos de su vida y organización. No hay espacio para la culpa o el delirio asociado a la productividad.
La materia viene acompañada de ilustraciones que la propia Bentley ha pintado para conformar su universo sonoro. Cada canción tiene su pintura, al igual que la portada del disco, confeccionada desde su lienzo y brochas. En todas ellas, expuestas el pasado jueves en Spolia Haus, espacio en La Latina donde presentó el disco, Alondra está representada desnuda, enfocándose en el problema que aborda en el tema asociado al dibujo. Hay fantasmas, hay colores neón y hay un delicado estudio de lo imperceptible.
“Tenía una necesidad enorme de pintar y de explicar las canciones plásticamente”
“He tenido que luchar con la organización temporal para conseguir poder pintar”, dice. Estudió Bellas Artes pero, “por cómo me he dejado llevar por la vida”, no ha podido dedicarle el amplio espacio que le hubiese gustado a dicha práctica. Su voz se mezcla con las ilustraciones para enarbolar un universo alejado del ruido callejero. Con los ojos cerrados o con lágrimas en los ojos, la “familia” que asiste a la celebración del lanzamiento de La materia se sumerge en el bosque de pensamiento artístico que crea la cantante británica. “Tenía una necesidad enorme de pintar y de explicar las canciones plásticamente”, indica, mientras ojea
Alondra Bentley cree que hay una “lucha muy grande” con todo el tiempo que tenemos que “dedicar al trabajo”. “Es ridículo”, dice. Su obsesión por conseguir descifrar la clave del organigrama vital la conduce, como a la mitad del planeta, a una frustración latente. “Lo importante es que podamos hacer cosas que nos llenen más, que sean más terapéuticas”, pues ese es el je ne sais quoi que, según ella, le otorga sentido a la existencia. “Como sociedad, creo que nos estamos organizando un poco mal, hay que replantearse el orden de prioridades vitales”, dice.
La primera, que ya ha mencionado, es “trabajar muchísimo menos”. La segunda, el acceso a las ayudas gubernamentales. “El Bono Cultural no puede ser sólo para los jóvenes, todos necesitamos uno y, a poder ser, mensual”, declara. Cuando el Ministerio de Cultura, ahora liderado por Ernest Urtasun, aprobó dicha medida, Bentley se alegró. “Me pareció muy guay”, dice. Con el tiempo se percató de que la edad no dictamina el acceso al catálogo cultural, sobre todo en una coyuntura en la que los salarios son estáticos y los precios parecen no tener techo.
“La sociedad tiene que replantearse el orden de prioridades vitales. [...] Hay que trabajar muchísimo menos”
“Isaki Lacuesta es mi director favorito”
La cantante británica está de enhorabuena por partida doble. Segundo Premio, la película que representará a España en la próxima edición de los Oscar, cuenta con una canción original suya, creada específicamente para la cinta a petición personal de su director, Isaki Lacuesta. La cinta, enfocada en el proceso creativo de Una semana en el motor de un autobús, el disco de Los Planetas, consiguió imponerse a Marco y a La Estrella Azul para pisar la alfombra roja del Dolby Theatre en Los Ángeles. “Me llamó hace justo un año y me contó el proyecto, estaban muy cerca de terminarla”, dice Bentley de la conversación que mantuvo con Lacuesta, “mi director favorito”.
La conversación giró en torno a una escena que pretendía ser un “contrapunto” a la música de la banda de Granada que narra gran parte del filme. “Estaba ilusionadísima y entusiasmadísima”, dice con una sonrisa que acaricia sus orejas. Al principio, Alondra no se sintió del todo identificada con el tema. “Isaki me pasó una letra y le dije: ‘Yo nunca escribiría una cosa así'”. Se refiere a Love is the worst, el título de la canción. “Yo nunca diría que el amor es lo peor que te puede pasar”, añade cómica. Alondra cambió un par de cosas y le mandó la letra de vuelta al director, que le contestó: “‘Yo nunca escribiría una canción así'”. En el desentendimiento hubo un punto de encuentro que cerró el trato.
“Cuando Isaki Lacuesta me pasó la letra de ‘Love is the worst’ le dije: ‘Yo nunca escribiría una cosa así'. [...] Hice un par de cambios y cuando se la mandé él me dijo: ‘Yo nunca escribiría una así”
Escrita por ambos, Love is the worst “es una canción que ninguno de los dos escribiría”, pero que contiene elementos clásicos de ambas personalidades. A raíz de su colaboración con Segundo Premio como telón de fondo, Alondra e Isaki han seguido inspirándose mutuamente. “Hemos compuesto algunas canciones más juntos”, admite a este medio. La artista nunca había sido predilecta de Los Planetas, pese a que les ha visto en numerosas ocasiones en directo y sabe el peso que tienen en la industria musical nacional, pero “ahora les tengo un cariño especial”. Lo que más le gusta de la película es cómo pone el foco, no tanto en la leyenda del grupo, sino “en cómo hacen un disco”, un tema que no suele vislumbrarse entre los infinitos biopics que copan las salas de cine.
Alondra ya tiene canciones como para lanzar un nuevo álbum, aunque ahora es lo terrenal lo que llama la atención de su proceso creativo. “La materia tiene un pie en la Tierra y otro en Júpiter, habla del ser, de la nada, del universo y de los astros”, relata. Últimamente, sin embargo, la inspiración ha brotado “con la parte de lo mundano”. Sea como fuere, la británica tiene claro que no volverá a esperar seis años para compartir su arte con el mundo.