Aranzazu Berradre Martín, pseudónimo que empleó para no desvelar su identidad, aparcó su vida con apenas 20 años de edad para intentar desarticular, desde dentro, el Comando Donosti. Lo hizo en una época delicada en la que ETA había anunciado una falsa tregua que trasladó sus operaciones y comunicaciones a las sombras. Elena Tejada está copando los titulares del país con motivo del lanzamiento de La infiltrada, la película dirigida por Arantxa Echevarría que recupera la historia de la mujer que estuvo ocho años conviviendo con miembros de la banda terrorista. “Si llega a ser un hombre no hago la película”, indicó Echevarría en una entrevista a este medio.
La directora afirmó a Infobae España que “nadie” conocía la historia de Tejada “porque es una mujer”, pero con motivo de la llegada de la película a las salas de cine españolas este viernes, su hazaña, y la de Aranzazu, se ha recuperado. Elena Tejada estuvo infiltrada durante ocho años en medios abertzales. Era de Logroño y se trasladó a Donostia para desarticular a ciertos miembros de la banda desde dentro, llegando a compartir techo con los etarras Kepa Echevarría y Sergio Polo. Dejando su vida aparcada, cortando todo tipo de conexiones familiares y renunciando a una vida propia: así fueron los difíciles años de una policía que, en términos prácticos, no existía.
A Echevarría la historia le pareció “un caramelo”, pero había una condición imprescindible para llevarla a cabo: el sí de Carolina Yuste, que protagonizó su primer largometraje, Carmen y Lola. “La llamé corriendo”, contó a Infobae España. “No me habría atrevido a hacerlo con otra, porque ella es increíble, es una actriz con intuición”. Además, “me cae bien”, un elemento imprescindible para que la química y el bienestar se plasme en la pantalla. Junto a ella, Luis Tosar (interpretando a ‘El inhumano’, el encargado de la operación), Íñigo Gastesi y Diego Anido (Kepa Echevarría y Sergio Polo), y Víctor Clavijo, Nausicaa Bonnín, Jorge Rueda y Pepe Ocio como miembros de la unidad antiterrorista.
Entre los hitos personales de Tejada estuvo la obtención de información sensible sobre la falsa tregua que ETA llevó a cabo entre el año 1998 y 1999, lo que permitió la detención de Kepa y Polo, sus ‘compañeros’ de piso. No sólo fue la primera y única mujer que se infiltró en la banda. Su trabajo, basado en escarbar los entresijos internos de sus operaciones a base de ganarse la confianza de algunos de sus líderes y mensajeros, permitió que las autoridades se pudieran adelantar a algunos de los movimientos que ETA tenía planeados.
Arantxa Echevarría cree que, si no eres vasco, “es complicado” hacer una película como La infiltrada, pues ella ha regresado a su infancia para recordar algunos de los capítulos más notorios de la historia contemporánea del país. “Mi padre aprendió castellano a los 19 años, él hablaba euskera a diario, era de un pueblo de Amorebieta”, relató a Infobae España. “En Madrid, la gente le miraba mal por la calle”, y añadió: “En el colegio pegué a un niño porque me llamó etarra, pero esas generalidades tan dolorosas y terribles se están olvidando”.
El 20 de octubre de 2011, ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada. Trece años después, los titulares políticos siguen abordando el fin de la organización terrorista. Este lunes, todos los partidos políticos aprobaron en el Congreso una reforma legal que convalida a los presos de la banda las penas que cumplieron en otro país. El Partido Popular se ha retractado de su “error injustificable”, aprovechando su mayoría absoluta en el Senado para aplazar la votación. Dicha enmienda podría poner en libertad a líderes de la banda, como Txapote o Kantauri, en el año 2025.