“Habrá días en los que querrás pagarme”: el gran director de Hollywood que ofrece trabajo como asistente en su próxima película

No suele ser habitual en Hollywood que un trabajo de gran magnitud se ofrezca a cualquiera. Hasta los intérpretes más grandes tienen que pasar de vez en cuando algún casting, los guionistas que hacer llamadas y los directores rogar a las productoras para sacar adelante sus proyectos. Es una industria en la que pocos llegan a la cima sin haber tenido experiencia y haberse esforzado antes, aunque si algo se ha demostrado en sus más de cien años de historia es que el talento puede abrir muchas puertas. No obstante, la noticia a continuación rompe cualquier esquema, pues se trata de un gran director ofreciendo trabajo casi al primero que pase por allí.

Se trata de Paul Schrader, prolífico y veterano autor en Hollywood, conocido por ser uno de los prominentes cineastas durante el período llamado Nuevo Hollywood que inició en los años 70 con otros directores como Francis Ford Coppola, Brian de Palma o Martin Scorsese. Schrader despuntó precisamente como guionista junto a este último, para el cual escribió el libreto de Taxi Driver, la película protagonizada por Robert De Niro y una de las más aclamadas de los años 70 y de toda la filmografía de Scorsese. El éxito de Taxi Driver le garantizaría a Schrader una oportunidad para dar el gran salto como director, el cual daría en 1978 con Blue Collar y posteriormente con Hardcore, dos películas que lo situaron en el mapa.

No obstante, ha sido en los últimos años en los que Paul Schrader ha conseguido firmar sus mejores trabajos, con la llamada trilogía Hombres en la habitación: El reverendo, con Ethan Hawke, El contador de cartas con Oscar Isaac y El maestro jardinero con Joel Edgerton. Tras estos filmes y después de presentar en el pasado Festival de Cannes su última película, Oh Canada, el director de 78 años ya prepara su siguiente proyecto. Un proyecto para el que necesitará de gran ayuda, y es por ello que ha colgado un anuncio en sus redes sociales -en las que suele ser bastante activo a pesar de su edad- pidiendo ayuda para su próxima empresa.

“Necesito un asistente. Esta es una oferta de trabajo de nivel. En términos menos educados, es una ‘mierda y un helado’ de trabajo. Habrá días en los que estarás dispuesto a pagarme. Entonces habrá tareas domésticas. Espero estar en preproducción para diciembre, filmando para fines de enero -para ese momento el trabajo sería en el set y bajo demanda 24/7. El trabajo comenzaría desde la misma aceptación. Puede implicar viajes. El solicitante debe tener educación universitaria y conocimiento de la historia del cine. El solicitante debe vive en el área metropolitana de Nueva York. Habilidades informáticas esenciales. Si puede cargar latas de película (¿recuerda esas cosas?) eres lo suficientemente fuerte. Envíe CV a schraderproductions@gmail.com”, publicaba Schrader.

Tal y como ya avisa la oferta, el trabajo no sería del todo el soñado. De hecho, existen algunos antecedentes en la carrera de Schrader que dan prueba de lo complicado que puede ser trabajar junto a él. Durante la película Caza al terrorista (2014), el director se enfrentó a importantes tensiones entre bastidores, en particular con el actor principal Nicolas Cage. Cage y Schrader tuvieron desacuerdos creativos, y Schrader fue finalmente apartado del proceso de edición. Schrader se distanció del producto final, criticando la reedición del estudio.

Cage no es el único, ya que otros actores y colaboradores han mencionado dificultades al trabajar con Paul Schrader. En la filmación de la mencionada Hardcore (1979), la actriz Season Hubley vivió una experiencia problemática en una escena incómoda que Schrader decidió comenzar el primer día de rodaje. Schrader ha admitido públicamente su manejo poco ortodoxo, mencionando que para relajarla, le ofreció un sedante, lo que generó tensiones en el set. También reveló que trabajar con actores no profesionales para escenas específicas resultó un desafío debido a su imprevisibilidad y falta de profesionalismo.

Quizá el caso más notable es el de Lindsay Lohan en la película The Canyons (2013), donde las tensiones fueron evidentes. Lohan llegó tarde a varias sesiones, lo que provocó dificultades logísticas y creativas. Aunque Schrader la defendió en entrevistas, también dejó claro que su enfoque era una lucha constante entre la visión artística y el comportamiento de la actriz. En definitiva, un director con el que no es fácil congeniar, pero que a la vez demuestra su coraje ofreciendo vacantes así después de tantos años en la industria. ¿Quién será el afortunado que acompañe al director en su próxima aventura?