Desde que se estrenó en el pasado Festival de Cannes se convirtió en una de las revelaciones más subversivas de la sección oficial del certamen. Una película de terror puro que, además, constituye un alegato en torno a la cosificación del cuerpo femenino y que está repleta de imágenes impactantes que se insertan dentro del ‘body horror’, entre Brian Yuzna y David Cronenberg.
La película está escrita y dirigida por Coralie Fargeat, que ya había demostrado su capacidad para desmontar el género desde el punto de vista femenino en su ópera prima Revenge (2017). Pero, en este caso, va más allá de todo lo imaginable para componer una original y perversa ‘distopía’ que plantea un buen número de dilemas éticos, así como una sinfín de escenas de lo más perturbadoras.
De qué va ‘La sustancia’
La protagonista de La sustancia se llama Elisabeth Sparkle (Demi Moore en el papel más extremo de su carrera) y ha sido una estrella de Hollywood siempre alababa por su físico que, durante décadas ha protagonizado un programa de aeróbic (en la estela de Jane Fonda) hasta que, el jefe de la cadena, Harvey (un histriónico Dennis Quaid), decide prescindir de ella porque la considera demasiado ‘vieja’ (en sus palabras) para continuar atrayendo a las nuevas audiencias.
Elisabeth verá cómo su vida se desmorona y será entonces cuando reciba una extraña propuesta: convertirse en una versión joven de sí misma gracias a una revolucionaria ‘sustancia’ que se basa en la división celular y gracias a la que podría alterna su identidad actual con un alter ego más perfecto y bello.
De ahí surgirá Sue (Margaret Qualley), una auténtica bomba de relojería que revolucionará con su falta de escrúpulos el mundo del espectáculo, escalando de forma rápida a la fama gracias a la explotación de su cuerpo. Pero ‘la sustancia’ tiene una serie de reglas, y Sue no las cumplirá porque siempre tendrá el deseo de más, como una criatura vampírica que se nutre de su huésped.
Una historia ‘gore’ y política a la hora de hablar del cuerpo femenino
Este planteamiento, repleto de capas en el que se reflexiona sobre el éxito, el fracaso, la dictadura del cuerpo y la belleza relacionada con la edad de las mujeres, así como el concepto de identidad dentro de un mundo tan superficial como el del espectáculo, le valió a Coralie Fargeat el Premio al Mejor Guion en el Festival de Cannes.
Una decisión valiente por parte del Jurado presidido por Greta Gerwig ya que La sustancia nos introduce en una espiral de horror que cada vez se vuelve más y más explícita, sobre todo a la hora de introducir el elemento monstruoso a través de la deformación de los cuerpos de las protagonistas hasta límites insospechados.
La sustancia se estrenó el pasado 20 de septiembre en Estados Unidos y las reacciones no se hicieron esperar. Han sido muchos los espectadores que abandonaban las salas (algo parecido a lo que ocurrió en su momento con Crash de David Cronenberg), porque sus niveles de violencia son de lo más explícitos. Sin embargo, quizás precisamente por eso, también es una película que está destinada a convertirse en un clásico de culto inmediato, una de esas obras que generan polémica pero que no se olvidan porque tienen la valentía de ir más allá de los cánones preestablecidos.