A lo largo de la historia de la música ha habido muchos géneros: pop, rock, jazz, funk, blues... Pero hay un género invisible, uno que no está delimitado por los instrumentos o por su época, pero que a la vez es tan fácil de identificar o más que cualquier otro. Uno podría estar en cualquier rincón del mundo, escuchando una radio cualquiera, y sería incapaz de identificar ese género: “¡Eh, esa canción sale en el FIFA!”.
Desde que Electronic Arts pusiera en marcha la primera edición de este juego, el FIFA se ha caracterizado por ser el videojuego por antonomasia del deporte rey —con permiso de los años dorados del Pro Evolution Soccer—, pero también por ser toda una radio en sí misma de nueva música. La leyenda del FIFA y su buen gusto por lo musical comenzó en 1998 con el FIFA: Rumbo al Mundial 98, la quinta entrega de la saga y la primera que incorporaba canciones reales y licenciadas. En su breve repertorio estaban dos temas que se convertirían en auténticos hits fuera de la pantalla, Tubthumping de Chumbawamba y sobre todo Song 2 de Blur. Himnos para toda una generación que se crio dentro de esa misma pantalla.
La canción de la banda de Manchester fue solo el comienzo de una línea continuista que buscaba darle una nueva banda sonora al fútbol. Atrás quedaban los años de la MTV como principal impulsor de bandas, y había que buscar un nuevo hogar en un sitio que cada vez frecuentasen más jóvenes. “Sabíamos que los videojuegos podían convertirse en lo que la MTV y la radio comercial habían sido en los años 80 y 90. Cualquier canción de FIFA —ya sea un tema nuevo de un artista consagrado o el debut de un artista desconocido— se escucha en todo el mundo casi mil millones de veces. Está claro que ningún medio en la historia de la música grabada puede ofrecer una exposición global tan masiva e instantánea”, explica en una entrevista Steve Schnur, el presidente de la división musical dentro de EA.
Las mentes detrás de tus grupos favoritos
Schnur empezó a desarrollar su propuesta con el cambio de siglo, buscando promocionar a grupos emergentes o, por el contrario, hacerse con temas de artistas consagrados como publicidad perfecta para vender el nuevo FIFA. Pero la aspiración del directivo iba mucho más allá de las ventas: detrás de la estrategia comercial había también una inocente pero ilusionante aspiración. “La verdad es que musicalmente siempre nos hemos centrado en la gente de 12 a 24 años, porque es esa época en la que la música te impacta tanto. A esa edad, la música que escuchas define tu vida”, confesaba el ejecutivo.
Como persona que desde su adolescencia había tocado el piano en grupos de pop, rock o incluso jazz con músicos experimentados, Schnur quiso trasladar ese eclecticismo a su trabajo, buscando no solo bandas de rock y pop de Inglaterra, sino también de otros países y géneros, haciendo cada vez más y más rica la banda sonora del FIFA. De esta forma, en el FIFA 05 lo mismo se podía escuchar el post-punk de Franz Ferdinand, como pop sueco, electrónica italiana o a la mismísima Mala Rodríguez y su rap Jugadoras, Jugadores.
“Durante un tiempo, nos quedamos estancados en cómo sonaba el fútbol. Por aquel entonces, no teníamos la oportunidad del alcance mundial de los videojuegos. Teníamos, francamente, a un montón de vejestorios a los que les gustaban AC/DC y Queen. Nos dimos cuenta de que el fútbol no tenía por qué sonar siempre como We are the Champions. Decidimos basarnos en eso desde el primer día. Queríamos que la música sonara como en un estadio. Queríamos que el fútbol sonara como The Strokes”, explica Schnur.
Pero, ¿exactamente cuál es la fórmula matemática para encontrar este tipo de temas, que une canciones y bandas de rincones tan distantes del mundo? “Empezamos escuchando literalmente miles de canciones. A continuación, las reducimos a cientos. Luego escuchamos y debatimos canción por canción. Puede ser un proceso doloroso, porque aunque estamos de acuerdo en muchas cosas, siempre hay canciones que nos apasionan a cada uno”, desvela Cybele Pettus, supervisora de la música del FIFA desde 2017 y actual encargada junto a Raphaella Lima. “Esas son mis discusiones favoritas. Hay que tener en cuenta que a menudo nos fijamos en nuevos artistas que aún no han publicado música, por lo que no hay métricas cuantificables que aplicar. Gran parte de lo que hacemos se basa en el buen oído y el instinto. Puede sonar críptico, pero uno sabe cuando sabe”.
“Gracias a FIFA por traerme hasta aquí”
De esta forma, cada año se dan cita en los menús del videojuego —ya sea un partido rápido, la planificación de una temporada en el Modo Carrera o el adictivo arcade que es Ultimate Team— decenas de artistas que aparentemente no tienen nada que ver entre sí, pero que consiguen ser escuchados de la misma forma gracias a sus letras pegadizas, sus ritmos tan bailables y sobre todo un sentido de “lo guay” que hace que meter goles o hacer fichajes parezca mucho más elegante de lo que realmente es. Pero es en realidad una cosa intuitiva y espontánea más que algo milimetrado, una fórmula imposible de replicar.
“Cuando los grupos escriben canciones para FIFA, creo que ahí es donde quizá se equivocan, porque hacen presunciones, y nuestra definición de cómo suena una canción de la FIFA está cambiando para siempre”, alega Schnur, dando la clave de por qué funcionan las bandas sonoras, y cómo estás también se van adaptando al cambio de los tiempos, incluyendo nuevos géneros y variaciones. De esta manera siempre consigue ser fresca y, a la vez, perdurar como una cápsula del tiempo de su época. Como sucede con las bandas sonoras de las películas de James Bond, pero arriesgando un poco más a la hora de elegir artistas.
Sin ese elemento de perdurabilidad no se puede entender nada, pero basta echar un vistazo a cualquier vídeo de YouTube de cualquier canción que haya sonado en el FIFA para descubrir su importancia en la vida de millones de usuarios. “Todavía oigo a gente decirme que la forma en que descubrieron a The Vaccines fue en la banda sonora de FIFA”, contaba en una entrevista Justin Young, el líder de la banda londinense que saltó a la fama en 2011, año en el que su tema Wreckin’ Bar (Ra Ra Ra) apareció en el FIFA 12. No son los únicos, sino que otros grupos ahora reconocidos desde hace años en la escena indie, como Two Door Cinema Club, Kasabian, Empire of the Sun o Bloc Party vieron cómo sus conciertos se llenaban de gente que de repente coreaba como auténticos himnos las canciones que aparecían en el videojuego.
Esta nueva edición, ya asentada bajo el nombre de EA SPORTS FC, incorpora artistas españoles como Saiko y Omar Montes o las Hinds, volviendo a demostrar que en una misma playlist puede entrar música urbana y el indie pop. Pero no son los únicos. El videojuego podrá cambiar de nombre y podrá cambiar el estilo de la música escogida, pero pasarán los años y la gente seguirá de alguna manera vinculada a todas esas canciones con las que pasó horas y horas mando en mano. Y cuando algún día cualquiera de esos acordes llegue a sus oídos, no podrán decir otra cosa que no sea: “Ey, me acuerdo de esta canción. Sonaba en el FIFA”.