‘Emmanuelle’, la película que provocó un ‘éxodo’ de españoles a Francia en los años 70 para ver desnudos en la pantalla

Estrenada en 1974 en París, la película supuso un hito para la liberación sexual en la historia del cine

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Imagen de 'Emmanuelle'
Imagen de 'Emmanuelle'

El estreno de Emmanuelle en el Festival de San Sebastián -y desde este mismo fin de semana, en todos los cines- ha traído de vuelta a la memoria una película que puede que mucha gente haya olvidado o desconozca, pero que supuso un hito dentro de la liberación sexual en el cine. Su remake cincuenta años después, dirigido ahora por Audrey Diwan (El acontecimiento) y protagonizado por Noémie Merlant, podrá ser mejor o peor, pero desde luego no causará el mismo impacto que el que tuvo en su día su predecesora, en una época en la que las mujeres no gozaban de los mismos derechos y las películas estaban completamente sometidas a la censura.

La Emmanuelle de 1974 fue una de las películas eróticas más icónicas y controversiales de la historia del cine. Dirigida por Just Jaeckin y protagonizada por la modelo holandesa Sylvia Kristel, la película se estrenó el 26 de junio de 1974 en París, y se convirtió rápidamente en un fenómeno cultural global. Emmanuelle rompió numerosos tabúes al ofrecer una nueva perspectiva sobre la sexualidad femenina en una época en la que las representaciones explícitas de sexualidad eran altamente controvertidas. En muchos países, incluidos España bajo la dictadura de Francisco Franco, fue prohibida su exhibición, lo que llevó a decenas de miles de españoles a cruzar la frontera hacia Perpiñán y Bayona para poder verla.

La crítica francesa, encabezada por Jean Pierre Elkabbach, resaltó el impacto de la película. “El filme ofrecía una nueva perspectiva sobre la conducta sexual de las mujeres al destrozar una serie de tabús. La protagonista, una joven casada, mantenía relaciones abiertas de naturaleza heterosexual y homosexual. Era algo chocante e impensable. Mayo del 68 había liberado la palabra, pero no el cuerpo”. La génesis de la película se remonta a finales de 1972, inspirada por el éxito de El último tango en París de Bernardo Bertolucci. El productor Yves Rousset Brouard adquirió los derechos de una novela erótica de Emmanuelle Arsan por una suma irrisoria. A pesar de la falta de experiencia en cine, el director Just Jaeckin fue seleccionado para llevar a cabo la visión del proyecto.

Imagen de 'Emmanuelle'
Imagen de 'Emmanuelle'

Un rodaje accidentado

El rodaje de Emmanuelle no estuvo exento de dificultades. La producción enfrentó múltiples desafíos, incluidas detenciones por parte de la policía tailandesa y problemas técnicos recurrentes. Sylvia Kristel, quien tenía solo 21 años durante el rodaje, fue doblada debido a su dificultad para hablar francés, una situación que la decepcionó profundamente. A pesar de estos obstáculos, la película se completó y logró superar la censura francesa, aunque algunas escenas explícitas tuvieron que ser recortadas. El estreno en París fue un éxito rotundo, con largas colas en los cines. Emmanuelle recaudó veinticinco millones de euros en menos de un año y fue vista por más de cuatro millones de espectadores en Francia. Su éxito se replicó en otros países como Alemania, Italia, Gran Bretaña, Holanda y Japón.

Sylvia Kristel se convirtió en un símbolo de la liberación sexual, aunque su carrera y vida personal quedaron profundamente marcadas por este papel. Kristel falleció en 2012 a los 60 años debido a un cáncer, tras una vida difícil afectada por el alcoholismo y las drogas. A pesar del tiempo transcurrido, Emmanuelle sigue siendo recordada como una película que desafió los estándares de su época y abrió nuevas perspectivas sobre la sexualidad femenina. La obra de Just Jaeckin no solo rompió barreras y generó controversia, sino que también dejó una huella perdurable en la cinematografía mundial, consolidándose como un hito en el cine erótico.

El impacto de Emmanuelle se puede apreciar en su capacidad para provocar diálogo y reflexión sobre temas previamente considerados tabú, inspirando películas más de cincuenta años después. La película demostró que el cine puede ser un vehículo poderoso para explorar y desafiar las normas sociales, ofreciendo nuevas formas de entender y representar la sexualidad. Con el cincuenta aniversario de su estreno acercándose, Sin entrar en su calidad cinematográfica, es incuestionable que sigue siendo una obra relevante y significativa, recordada no solo por su audacia y controvertida narrativa, sino también por su contribución al discurso sobre la liberación sexual y la representación de la mujer en el cine.

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