“Hay un cierre de ciclo para ella”. Omega es la última letra del diccionario griego y la última canción de Rosalía. Pero en su clausura no hay una sombra de tristeza, más bien una celebración de todo lo que está por venir. La cantante catalana ha estrenado, este miércoles, su colaboración junto a Ralphie Choo (Ciudad Real, 1999), un tema que ha servido como banda sonora de la Piromusical de La Mercè, un cierre perfecto a las fiestas de su Barcelona natal. Junto a un artista venerado por la motomami, Rosalía ha sorprendido con una balada sentimental que rezuma sensualidad.
Daniel Gómez, autor de la primera tesis enfocada en la cantante, habla con Infobae España para desengranar las claves de la conversación sonora que Rosalía entabla con Enrique Morente y Lagartija Nick, y su disco Omega (1996). “Me anticipé en la tesis al conectarla con Morente hace seis años”, dice emocionado tras escuchar la nueva canción de su cuerpo de estudio más notorio. Gómez habla de una “experimentación tímbrica de guitarras eléctricas” en la introducción del tema que remite a Lagartija Nick, un guiño al álbum que también da nombre al nuevo sencillo de la catalana.
“También es muy interesante el ritmo, pues hay una confusión en el tempo que remite a las introducciones que hacía Morente en sus canciones”, indica el musicólogo. Omega es el reseteo de Rosalía después del fin del amor, o de cualquier cosa que implique una renovación espiritual y vital. He llegado hasta el final, donde todo ha vuelto a empezar, entona. La “raíz morentiana” de la intérprete se hace presente en la “polifonía de guitarras” que ésta implementa en la introducción de la canción, una suerte de espejo de los “coros de voces” que el cantaor introdujo en Omega.
Una balada pop “muy orgánica”
Puede ser Céline Dion o un tigre, o al menos eso dice Ralphie Choo en Omega. La canción ha sorprendido a los seguidores de la catalana por tratarse de un proyecto pausado, positivo y romántico. Rosalía se aleja de su faceta más mainstream y peleona para confeccionar un canto a la vida, a los errores que marcan los nuevos caminos y nacimientos. La colaboración con el artista de Máquina Culona es, además, una espinita que ambos se quitan, pues sabemos desde hace meses la pasión que profesan por sus respectivos proyectos (un amor mutuo que se fraguó en la pista de hielo de la madrileña Plaza de Colón).
“Omega es, en parte, la continuación de Dolerme”, dice Daniel Gómez. “Rosalía ha cerrado un ciclo de dolor y ahora está bien, feliz... también me recuerda a Aislamiento”, con la única diferencia de que éstas hablan desde la tristeza y el dolor, mientras que la colaboración entona sus versos desde una perspectiva más “enérgica, vital y optimista”. Sin duda, es un juego de “ying y yang” que cierra hablando de felicidad. Dado que en el videoclip ambos artistas aparecen subidos a una montaña rusa, la catalana es consciente de que la atracción seguirá subiendo y bajando incluso si ya no está montada en ella, una alegoría a la continuidad después de la quiebra emocional.
“La nueva canción de Rosalía parece, en parte, la continuación de ‘Dolerme’: ha cerrado un ciclo de dolor y ahora está feliz”
El experto en la cantante cree que Omega tiene tintes de las baladas de los años 90 y los 2000, con claros guiños a Alanis Morissette o Tracy Chapman. Otra de las claves del nuevo tema de la catalana es la desaparición de lo que el musicólogo considera como “islas sonoras”, una suerte de matrioshka que esconde varias canciones en una (una técnica que exploró en Motomami). Aquí, Rosalía explota su capacidad vocal junto a los versos de Ralphie Choo y una guitarra, algo muy “orgánico” que remite al oyente a la vertiente “más auténtica” de la cantaora con su instrumento.
“Es de sus canciones más agudas y eso denota que ha perfeccionado muchísimo su técnica de voz”, explica. Su nuevo coach vocal, Eric Vetro, ha llevado a Rosalía a una evolución y control técnico que Gómez conecta con Ariana Grande, pero sin llegar a “una tesitura de una soprano tan aguda”. Omega, con pinceladas de flamenco y fragmentos de rock en su introducción, “podría encajar perfectamente” en el nuevo proyecto de la catalana. No hay Dios que pueda borrar, lo que está escrito pa’ mí, dice. Comienza la nueva ‘era’.