El cine de Albert Serra siempre se ha caracterizado por la provocación, también por configurar un universo muy particular a través del que ha creado una de las filmografías más inclasificables de nuestro cine.
Después de la película Pacifiction, que participó en el Festival de Cannes y consiguió un buen puñado de reconocimientos en Francia, ahora se sumerge en el documental, un género que, de alguna manera, ha estado presente en sus películas por la forma que tiene de acercarse a su objeto de estudio, pero que no había abordado de manera directa.
En este caso, es la figura del torero Andrés Roca Rey y el ritual de la lidia su materia de interés. Hacía tiempo que al director le pedían hacer un documental, pero nunca encontraba el tema a tratar, hasta que pensó que lo único que le parecía interesante era el mundo del toreo por todo lo que lleva implícito a su alrededor, así como por su carácter extremo.
No ha sido un proceso fácil, lo ha contado en la rueda de prensa del Festival de San Sebastián, donde la película se ha proyectado en su sección oficial en medio de la polémica de aquellos que lo acusan de ‘romantizar’ el sufrimiento animal. De hecho, antes del pase de estreno, se producirá una manifestación organizada por PACMA, que ya había pedido que se retirara la película de la programación del certamen.
Para él, para Albert Serra, se trata de una controversia sin fundamento, ya que, según ha contado, lo que a él le interesaba era plasmar todo este universo desde un punto de vista creativo, como si se tratara de una obra de arte. “Al igual que no quitas de un museo una pieza que retrata la guerra y la violencia del ser humano, no tiene sentido que se tenga que prohibir esta película. Yo estoy comprometido con el lenguaje del cine y con ofrecer una obra compleja y rica”.
Han sido cinco años de trabajo y tres de filmación en diferentes momentos, aunque lo importante para los responsables es que todo tuviera una coherencia, como si se tratara de una sola tarde de toros a través de una planificación que juega con los puntos de vista y los enfoques.
Además de la filmación de las corridas, también nos introducimos en el entorno de Roca Rey, conoceremos a su cuadrilla y la cámara se meterá de lleno en la intimidad de la habitación del torero e ídolo de masas mientras se pone el traje de luces.
El director reconoce que siente aprecio hacia la tauromaquia, una cierta fascinación por el tema y por ello ha intentado aportar una mirada antropológica. “No está al servicio de una causa ni de una ideología, sino solo del cine. Me interesa lo que la gente piense de ella como película artísticamente y estéticamente, nada más”.