Diego San José es uno de los creadores de comedia más superdotados de nuestro país. Lo ha demostrado en infinidad de ocasiones, no solo en sus colaboraciones con Borja Cobeaga en guiones míticos dentro del cine español como Ocho apellidos vascos, sino también en solitario dentro de la ficción televisiva, en la trilogía formada por Vota Juan, Vamos Juan y Venga Juan, protagonizada por Javier Cámara.
Ahora, el creador sale de su zona de confort para componer Celeste, una serie que demuestra su crecimiento a la hora de seguir componiendo ficciones originales y arriesgadas que van más allá de los convencionalismos, que apuestan y ganan porque detrás hay un enorme talento que, además, no para de crecer y deparar nuevas sorpresas. Está dirigida por Elena Trapé (que también firma algunos de los episodios de Yo, adicto) y se estrenará en Movistar Plus+ próximamente.
‘Celeste’, ¿un trasunto de Shakira?
Celeste se presentó como, supuestamente inspirada, en el caso de evasión de impuestos de la cantante Shakira en nuestro país. Pero, en realidad, esa cuestión no es más que un ‘macguffin’ porque, aunque la serie se llame como la artista latina del título, la verdadera protagonista es Sara Santamo (Carmen Machi), una inspectora de Hacienda que se acaba de retirar y que recibirá un último encargo: investigar los movimientos de la estrella pop para demostrar que ha estado viviendo en España en el último año y que, por esa razón, debería a las arcas del Estado más de 2 millones de euros.
El primer capítulo sirve para sentar las bases del personaje de Sara Santamo. Una mujer con firmes principios, austera, que ha quedado viuda y que vive con el perro del que fuera su marido, al que no parece demostrar mucho cariño. Está sola y aislada del mundo y solo tiene una espinita clavada: la de un caso que llevó en el pasado, el de un futbolista, que perdió y por el que se trasladó a aduanas para pasar desapercibida el resto de su carrera profesional.
Pero, ahora tiene una última oportunidad, y va a ir a por todas: quiere desenmascarar a Celeste (da igual que sea inocente o no) y, para ello, la funcionaria se dedicará en cuerpo y alma a la tarea, convirtiéndose en una especie de detective pre-jubilada que no parará hasta conseguir sus propósitos.
Una serie dispuesta a romper con los estereotipos. Sus puntos fuertes
Al principio, el tono de la serie es extraño. ¿Es un drama? ¿Es una comedia? ¿Es un thriller? No es nada de eso, y también todo al mismo tiempo pero, a través de elementos que no suelen ser precisamente los que caracterizan cada uno de estos géneros. Diego San José ha conseguido componer una ficción que, como decíamos, no se ajusta a ninguna lógica y que consigue erigirse de manera autónoma como una historia que funciona a través de sus propios códigos, algo que no deja de ser todo un logro.
¿Sus puntos fuertes? Por supuesto, Carmen Machi y cómo sabe a la perfección manejar esos elementos que la caracterizan en el guion para ir modulándolos de una manera tan precisa como portentosa. Es difícil describir lo que hace, mejor verla y disfrutarla, pero lo que está claro es que su composición resulta absolutamente memorable, entre la fortaleza y el patetismo, entre la dignidad y la cultura del esfuerzo (algo tan poco valorado en estos tiempos), entre los principios y la aceptación de las propias debilidades, porque, desde cierto punto de vista, incluso podría ser la villana de la función. Lo que hace, es absolutamente portentoso, fuera de cualquier catalogación posible.
Al igual que ocurría con Vota Juan, los secundarios también resultan imprescindibles para configurar todo el mecanismo. La elección de rostros conocidos como el de Manolo Solo (que interpreta a un ‘paparazzo’, no ‘paparazzi’, que en italiano es en plural, como bien dice) y el de sorpresas como la de Clara Sanz, que encarna a Dani, una joven inspectora de Hacienda que se convierte en el espejo de juventud de Sara. Todos ellos resultan un acierto, porque se encuentran tan bien integrados que consiguen que toda la trama fluya en una cuerda floja que nos conduce inevitablemente a algo tan difícil de conseguir como que todos resulten entrañables e imprescindibles en la narración.
Como comentábamos, aunque Celeste (a la que encarna Andrea Bayardo) sea una excusa, su presencia tiene mucha importancia porque, desde el primer momento, se establecerá un juego de espejos entre su vida llena de lujo y la anodina existencia de Sara que, de alguna manera, proyectará sus deseos y frustraciones en esa figura a la que está investigando. Viviendo su vida, de alguna manera.
Puede que al principio los espectadores queden algo desconcertados en los primeros compases de Celeste. Pero merece la pena seguir adelante para descubrir los secretos de una de las series triunfadoras de la temporada que está dispuesta a sorprender y enamorar a los espectadores con todas sus pequeñas y grandes ocurrencias, con su transparencia, su sinceridad y su acercamiento cotidiano a las miserias de nuestras vidas.