Rafa Nadal. Severiano Ballesteros. Fernando Alonso. Carolina Marín. Hay deportistas que son conocidos por su deporte, y deportes que son conocidos gracias a los deportistas. Los de la segunda categoría se cuentan con los dedos de una mano y los mencionados son solo algunos de ellos, pero sin duda los más importantes que han llevado a España a la gloria en cada respectiva disciplina. No se pueden entender el tenis, el golf, la Fórmula 1 o el bádminton en nuestro país sin cualquiera de esos nombres. Una lista a la que, desde ahora, se ha sumado para siempre el de Ilia Topuria.
Pero los nombres no se graban con letras de oro de un día para otro. Para llegar a la final de Roland Garros hay que sufrir, y el caso de Topuria con la UFC no ha sido distinto. En este ‘viaje’, hay muchas imágenes y detalles que la gente no ve, que se pierden entre los deslumbrantes focos de las victorias, y que sin embargo son las piezas que hacen posible triunfar incluso a los deportistas más dotados. En ese duro proceso de llegar hasta la cima de un deporte que ningún otro español había conquistado hasta la fecha se centra Topuria: Matador, la película que sigue la preparación del luchador hasta llegar a su decisivo combate con Alexander Volkanovski y que por el camino realiza un fiel retrato de su vida y su entrenamiento.
Topuria: Matador no arranca con el combate final con Volkanovski por el título de peso pluma de la UFC, sino mucho antes de eso, con un combate frente a Josh Emmett en Jacksonville, Estados Unidos. Ahí comienzan las peripecias de este Rocky que nació en Alemania, se crió en Georgia y se hizo luchador en España, en Alicante para ser exactos. Desde ese momento, el documental alternará el material de archivo con las intervenciones directas a cámara de Topuria, pero también del resto del equipo, una de las grandes sorpresas guardadas para esta película.
Los Climent, Aldo y la familia Topuria
Porque si detrás de Rocky estaba el simpático entrenador interpretado por Burt Young, en el caso de Ilia Topuria no son ni uno ni dos, sino hasta tres los entrenadores con los que cuenta a su servicio. Los hermanos Agustín y Jorge Climent, argentinos afincados en Alicante y dueños del club La Familia al que entraría Topuria con apenas 15 años —y tras tomar la decisión de abandonar los estudios—, sumados a Javi Climent en la técnica de boxeo, hacen las tres patas indispensables para el luchador en su perfeccionamiento de las artes marciales mixtas. A ellos hay que sumar otras figuras destacadas como las de su hermano Aleksandre. Pero hay otra que merece una atención especial: la del doctor Aldo Martínez.
Aldo es la persona sin la que no puede entenderse el físico de Topuria, el que le permite realizar los golpes y, sobre todo, encajarlos cuando toca. Profesor en la UCAM —muy presente en sus camisetas a lo largo del documental— y antiguo preparador de Policía Nacional y bomberos de Alicante, Aldo es el cerebro, la sombra, el ingeniero que se encarga de hacer funcionar como un reloj esa máquina perfecta que es Topuria, y la película acierta a la hora de poner en valor su figura.
Porque más allá de las peleas, de los entrenamientos e incluso de la vida personal de Topuria, el gran hallazgo de este documental es presentar una visión más inédita del verdadero preparamiento al que se somete a un luchador profesional: el peso. Ahí la película transita de Rocky a casi La pasión de Cristo, con un Topuria sometiéndose a todo tipo de ejercicios con el único objetivo de perder peso. Algunos son relativamente sencillos, como correr o hacer elíptico, pero otros directamente rozan la línea de la tortura cuando se trata de mantener su cuerpo a unas elevadas temperaturas en sacos de aluminio o tiendas de campaña. A los verdaderos héroes se los ve en sus momentos más bajos, y es en esos instantes en los que se observa que el éxito para Topuria también ha tenido un gran precio.
De esta forma, el documental muestra también su cara más humana y emocional, ayudado también por la presencia de los familiares de Topuria y su historia de superación al tener que abandonar Georgia por la guerra. Hay lugar incluso para el romance, con la participación de Giorgina Uzcategui, esposa de Topuria y madre de sus hijos, quien también da su perspectiva de la persona que hay detrás del luchador. Y aun con todo, esos no son los únicos “personajes” que se van dejando ver a lo largo de la película y completando así el puzle que es el retrato de un luchador con muchas aristas.
De Schwarzenegger a Casillas
Porque por Topuria: Matador desfila también una serie de estrellas invitadas o “cameos” que no solo ayudan a entender mejor qué ha imitado Topuria de cada uno de sus ídolos, sino también el respeto que se ha ganado este para con ellos. Desde el inesperado episodio protagonizado por el actor y exculturista Arnold Schwarzenegger cuando el hispanogeorgiano empezaba a competir, a la visita de Iker Casillas en los momentos anteriores al decisivo combate con Volkanovski. También gente como Ferrán Torres, Jordi Wild o el mismísimo Omar Montes, quien hace las veces de “alivio cómico” en los momentos de mayor tensión.
Sin desvelar un final ya conocido por todos, Topuria: Matador demuestra que España sigue encontrando sus mayores cantares de gesta en el mundo del deporte y que hay muchas formas de construir una leyenda, pero ninguna mejor que a través del esfuerzo y el trabajo. Una leyenda que apenas ha empezado a escribir, pero que, como hicieran en su día Nadal, Ballesteros o Marín, ya ha conseguido poner a España en el mapa de la UFC solo gracias a él.