El rigor, la reflexión y la emoción de Paco Cerdà en ‘Presentes’: el libro que reivindica las pequeñas historias de resistencia tras la Guerra Civil

La novela se ambienta durante los 11 días que duró el entierro de Primo de Rivera y nos muestra un crisol de voces que se apartan de la equidistancia para hablar del horror de la posguerra

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El escritor Paco Cerdà y su última novela, 'Presentes'. (Alfaguara)
El escritor Paco Cerdà y su última novela, 'Presentes'. (Alfaguara)

La Guerra Civil había terminado, al menos para los vencedores. Pero España estaba en ruinas, destrozada por las consecuencias, por la violencia vivida, por el hambre y la represión. En ese contexto, el 20 de noviembre de 1939, el féretro del que había sido el líder de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, comenzó un itinerario que lo llevaría desde el cementerio de Alicante a El Escorial durante 11 días en una marcha inaudita por las carreteras del país.

Un entierro orquestado para elevar su figura a la categoría de mito y, al mismo tiempo, una muestra de supremacía por parte de la ideología gobernante para sentar las bases de su poder totalitario a través de la puesta en escena de toda la iconografía fascista.

Así empieza Presentes (Alfaguara), la nueva obra de no ficción del escritor Paco Cerdà, autor de El peón (Pepitas de Calabaza) o 14 de abril (Libros del Asteroide), en las que demostró que todavía quedaban muchas cosas que contar alrededor del conflicto bélico en nuestro país a través de la más alta literatura, al mismo tiempo reivindicativa y con un rigor absolutamente exhaustivo a la hora de recuperar tanto las grandes como las pequeñas historias.

467 kilómetros de ceremonia falangista

Cuenta el autor a Infobae España que el punto de inicio de esta investigación, en la que se embarcó dos años atrás, fue fruto del azar. “Un día, veo un vídeo de YouTube que me causa un shock monumental. Se trataba de la marcha del entierro de José Antonio Primo de Rivera tres años después de su fusilamiento, y me impactó toda la estética fascista que se empleó y que se alineaba con la de Mussolini y Hitler. Entonces surgió en mí la necesidad de recrear ese viaje, de reconstruirlo: cómo fue, dónde pararon, quién participaba, cómo se narraba en las crónicas, quién era el muerto y cómo sirvió al nuevo régimen para instrumentalizar su vida”, dice Paco Cerdà. “Pero también quería mostrar lo que no se veía, que normalmente es lo más interesante a ojos de un periodista. O, lo que es lo mismo, qué estaba pasando debajo de la alfombra, de esa cara B de España en forma de represaliados, de presos, fusilados, de gente en campos de concentración, de los batallones de trabajadores en el exilio, de las mujeres que se habían quedado solas”.

'Presentes', de Paco Cerdà. (Alfaguara)
'Presentes', de Paco Cerdà. (Alfaguara)

A través de esta doble perspectiva se orquesta esta obra monumental que es Presentes, que toma como ‘leit motiv’ toda la parafernalia alrededor de la glorificación de aquel que querían convertir en héroe nacional, en mártir de la causa, para, al mismo tiempo, rescatar las historias de un puñado de personas, ya sean anónimas o públicas, que se enfrentaron al nuevo ‘statu quo’.

“En efecto, el reto era no dejar espacio a la fabulación, que todos los relatos sucedieran a lo largo de esos 11 días de marcha fúnebre para contrastar la magnificencia de la épica siniestra fascista del 39 con la resistencia y la represión que se vivía en España”.

Sentando las bases ideológicas de la dictadura franquista

¿Cree que el capítulo del entierro de Primo de Rivera continúa siendo desconocido? “Ese traslado es muy desconocido, al igual que la propia figura de José Antonio Primo de Rivera, la figura real, la humana, la del hombre que solo tenía 46.000 votos, un 0,4% del apoyo popular y luego fue convertido en un mito, en el genio creador y el artífice de los imperios. Esa fue una operación de propaganda muy bien ejecutada”.

Durante el trayecto, que debía hacerse a pie con el féretro portado a hombros, la comitiva iba parando en diferentes pueblos, donde se rendía pleitesía al difunto a través de ritos en los que había cánticos, hogueras y, por supuesto, todas la consignas falangistas como “España, una, grande y libre”.

“Creo que esos primeros años de posguerra no han sido especialmente bien ilustrados y todavía se encuentran muy desdibujados. Hubo muchos franquismos dentro de la dictadura y en esos primeros meses es cuando se asientan los cimientos de lo que serán los siguientes 30 años. Es cuando se crea una nueva parafernalia para intentar moldear nuestras conciencias”, añade Cerdà.

Paco Cerdà y su libro 'El peón' (Pepitas de Calabaza). (EFE)
Paco Cerdà y su libro 'El peón' (Pepitas de Calabaza). (EFE)

En Presentes se reúne un caleidoscopio de miradas, entre las que encontramos desde las de Miguel De Molina, Elena Fortún o Miguel Hernández a las del capitán de un carguero que intentó evacuar a más de 2.000 pasajeros, el embajador de Estados Unidos en España o personas con nombres y apellidos que nadie recuerda. “A mí me interesa aportar la parte minúscula de la historia, la de Eulalia, Andrés, los topos escondidos en sus casas, porque intuyo que ahí hay mucha verdad y esa es la emoción que mueve mis libros”.

El autor se puso una norma muy férrea: cada uno de los relatos independientes tenían que pasar durante esos 11 días. “Necesito ponerme límites; si no, divago en un océano y ya no vuelvo. En mi anterior libro, 14 de abril, todo se circunscribía a ese día, a esas 24 horas. En el anterior, El peón, el tiempo era un año, 1962″.

Un libro con vocación estética que huye del maniqueísmo

Durante esos 11 días, para Cerdà era importante representar la diversidad de ideologías, de represiones, de resistencias. “Hay comunistas, socialistas, anarquistas, republicanos, falangistas que lo pasaron mal, ‘requetés’ que morían por las heridas de guerra, curas fusilados. Todo sin caer en ningún tipo de equidistancia, porque no es posible en este campo, pero sí huir del maniqueísmo, porque me parece empobrecedor este tipo de planteamiento, quería mostrar todas las caras de un país que no era ni de uno ni de otros. No hay bandos, cada persona es un bando”.

Una de las grandes características de Paco Cerdà es su estilo literario a la hora de acercarse a la novela histórica. Cada capítulo, que pertenece a una voz diferente, está abordado desde un tratamiento formal particular y específico. “Para mí hay dos pulsiones a la hora de plantear los libros, la emoción y la reflexión. No las pierdo nunca de vista. Por supuesto, también está la documentación, pero no escribo como si fuera un ensayo, sino con una vocación literaria y estética.

Paco Cerdà también se embarcó en el mismo itinerario seguido por el cortejo fúnebre y, por el camino, fue recopilando historias. No quiere hablar de cómo resuena su libro con el momento actual, con el auge de la ultraderecha y los fanatismos. “Es cierto que fue una época de ideales inflados, de delirios megalómanos, y creo que debería ser una lección: cuidado con banalizar la capacidad destructiva del odio y cuidado con banalizar el enfrentamiento ‘per sé'. Vimos dónde llevaban la antipolítica y la denostación de la democracia. En el horror. Pero no me gusta hablar del presente. Solo pienso que si el ‘trumpismo’ se desinfla, lo hará todo a su alrededor”.

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