“Necesito bailar para olvidar la puta realidad”, cantaba Karavana allá por el verano de 2021, apenas saliendo de la pandemia, con veintipocos años a las espaldas y muchas ganas de comerse el mundo. Formado en Madrid pero con raíces sevillanas por tres miembros de su grupo -Gonzalo Boatas, Fabián Ferro y Emilio Soriano, a los que se uniría el batería Jaime Sánchez-, la banda había echado andar unos años antes. Sin embargo, ese Año I Pospandemia fue clave para su puesta de largo en salas y festivales, pero también por la publicación de Resaca Pop, su primer álbum. Un álbum que no solo encapsulaba el sonido garajero por el que se habían dado a conocer con Strokes, sino que también regalaba otros temas icónicos como Qué putada, Madrid o la propia Resaca Pop.
Después de tanto y a punto de morir en la disco, como rezaba aquel álbum, Karavana ha vuelto. No estaban muertos, sino de parranda, la que han tenido con la gira Verano de los 27, el tema que los ha mantenido vivos hasta el estreno de su nuevo trabajo, Entre Amores y errores. “Fue un poco raro porque cuando terminamos la gira anterior queríamos dar a entender que íbamos a parar durante un tiempo”, cuenta el bajista Emilio . “Yo creo que no lo transmitimos tan bien”, tercia entre risas Gonzalo, el cantante. Esa ausencia que no era tal se ha acabado con el lanzamiento de este segundo disco que, encabezado por ese ya icónico Verano de los 27, presenta una gran evolución en la banda, aunque con una serie de temas -o “vicios”, como ellos dicen- que aun permanecen.
“Tener una persona como Luis tocando la guitarra te da mucha libertad, nunca habíamos tenido algo así y ha hecho que el disco suene como un pepino”
“Lo hemos hecho a fuego muy lento, es un disco estofado”, bromean. “Primero intentamos producirlo con gente, luego vimos que no funcionaba, luego decidimos producirlo nosotros mismos. Empezamos a ver con quién lo íbamos a mezclar, porque ya mezclarlo nosotros sí que era demasiado, y entonces dimos con Aron”, explica Soriano, mencionando la intervención de Aron Kobayashi Ritch, productor, mezclador, ingeniero de sonido y guitarrista en la banda californiana Momma. “Lo clavó a la primera”, menciona Luis de Oleza, el guitarrista que se unió a la banda tras la salida de Fabián Ferro y quien propuso tirarse a la piscina mezclando un guitarrista al otro lado del charco. Pero de las ideas locas también salen soluciones alucinantes.
Nuevas armas, mismos vicios
Tanto la aparición de Kobayashi como la llegada de Luis le han dado un gran salto a Karavana, que en este nuevo disco suena de forma mucho más pulida pero sin perder un ápice de esas “guitarras sucias” que lo definían cuando intentaban abrirse paso en la escena musical. “Se ha notado mucho, tener una persona que toca la guitarra como Luis te da mucha libertad para hacer cosas que nosotros ni sabíamos, hay que tener cierta técnica y él tiene de sobra”, argumenta Emilio. “Es otra cabeza más en el grupo que da más frescura, nuevas ideas. Nunca habíamos tenido una guitarra lead de verdad, chapurreábamos un poco los solos pero él ha hecho que el disco suene como un pepino”, sentencia Gonzalo.
Entre amores y errores ya no suena tanto a los Strokes como quizá lo podía hacer su anterior trabajo, pero la mezcla es más heterogénea aún, desde reconocidas bandas como Wallows o The Vaccines a otras nuevas como The Prodigy, a la que mencionan con el tema ¿Quién quiere más?: “Si quieres te cuento todas las influencias. El otro día escuchando las canciones sabía perfectamente qué habíamos robado de aquí y de allá. De hecho, todo esto de que la portada del disco fuera un cuarto con nosotros en la funda y tal... a dos semanas de empezar la producción los Wallows sacaron algo idéntico”, relata Gonzalo. “Hoy en día está todo inventado. Puedes llegar un día al local y decir que has tenido la mejor idea de canción de la historia y que te digan del tirón que suena a otras cuatro canciones”, secunda Emilio.
“La gente está más deprimida en el día a día. Si a eso le sumas la dependencia del móvil, la dopamina fácil... hace que la gente salga de fiesta y necesite más, un estímulo constante”
Pero la banda de Los Ángeles no ha tenido que lidiar con el cambio de criarse en Sevilla, Galicia o Mallorca a vivir en Madrid como lo han hecho los miembros de Karavana, quienes en este nuevo álbum siguen reflejando sus idas y venidas con la capital: “Es literalmente la historia de nuestra vida y conflicto en Madrid, el anhelo de cosas que nos preocupan como comprarnos un piso y ver que es imposible, lo desesperanzador que es. Pero también va sobre lo que nos gusta salir, estar con nuestros amigos y todo lo que echamos de menos de lo que hemos vivido. Es un conflicto, nos gusta mucho tocar pero hay cosas que no nos gustan de ello, nos gusta mucho Madrid pero hay muchas cosas que nos siguen sin gustar de ella”, reflexiona Emilio.
“Me siento atrapado en esta ciudad / Las calles son grises, me quiero escapar”, cantan en Mismos vicios, uno de los temas en el que mejor expresan su relación actual con la ciudad, pero en el que también hablan de “esos vicios para esconder los problemas”. Las drogas -literales, figuradas y recreativas- forman parte esencial de este álbum, y aunque la banda se desmarca -”nosotros solo hacemos canciones”-, sí reconocen un creciente problema, especialmente entre la gente de su edad (entre los 25 y los 30 años). “No sé si es que ahora se ve mucho más o que hemos llegado a una edad en la que te das más cuenta. Creo que fue a raíz de la pandemia que mucha gente necesitaba engancharse”, razona Emilio. “Yo creo que la gente está más deprimida en el día a día. Si a eso le sumas que tengamos más dependencia del móvil, lo de la dopamina fácil y demás... hace que la gente salga de fiesta y necesite más, un estímulo constante”, opina Gonzalo.
Quién quiere más -con alusión directa al MDMA, aunque surgiera como una broma interna sobre las fiestas de techno- o El final con la que cierra el álbum (”Tú que crees que tu vida es una mierda / Me desahogo en todas esas fiestas”) dan buena prueba de ese conflicto que aún mantienen entre llevar una vida agitada o decir adiós a la fiesta. De momento, al grupo le quedan fuerzas de sobra para ir a por una más con el concierto de La Riviera del próximo 19 de octubre y otras tantas fechas para presentar el álbum. Para lo que venga a continuación de eso, Karavana lo tiene claro: “Creo que como se ha alargado tanto el proceso de sacar este disco, a mí me apetece empezar a hacer más canciones, empezar a tocar y empezar ya con lo siguiente”, asegura Gonzalo. “Sobre todo hacer las cosas sin prisas, porque este disco nos ha enseñado un montón de cosas para seguir sin cometer los errores que hemos cometido”, concluye el cantante.