La película que plantea qué ocurriría si la justicia la impartiera una Inteligencia Artificial: sin ideología política, pero sin factor humano

El director Simón Casal dirige ‘Justicia Artificial’, un thriller que plantea un buen puñado de cuestiones interesantes sobre las nuevas tecnologías en el mundo en el que vivimos

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Tráiler 'Justicia Artificial'

La Inteligencia Artificial es el tema de moda en todos los ámbitos, también el cinematográfico. Poco a poco se ha ido integrando en nuestras vidas a través de herramientas que se supone que nos ayudan, pero también implican toda una serie de peligrosas implicaciones.

En periodismo, por ejemplo, conlleva que los textos carezcan de identidad al no ser creados por un autor. Todo resulta aséptico e informativo, sin alma ni personalidad. Por supuesto, al carecer de visión humana, también se elimina la ideología.

Traslademos este panorama a un ámbito tan fundamental como el de la justicia. En los últimos tiempos hemos asistido a numerosas polémicas dentro del ámbito del Poder Judicial que, precisamente, tienen que ver con la cuestión ideológica de los jueces que ejercen el cargo y determinan las causas, que finalmente terminan siendo políticas.

Las luces y sombras que plantea ‘Justicia Artificial’

Verónica Echegui en 'Justicia Artificial', de Simón Casal (A Contracorriente Films)
Verónica Echegui en 'Justicia Artificial', de Simón Casal (A Contracorriente Films)

Ese es una de los temas que aborda precisamente la nueva película de Simón Casal, titulada Justicia Artificial. ¿Y si un sistema tecnológico ayudara a desatacar las montañas de casos que esperan ponerse en marcha o encontrar una resolución? ¿Qué es mejor a la hora de aplicar una justicia limpia, el rigor y el juicio de los profesionales o la imparcialidad de una máquina?

Son cuestiones de lo más sugerentes que laten en este thriller ambientado en un futuro próximo que se parece mucho al nuestro, pero en el que la tecnología ha ido un paso más allá y, por ejemplo, se usan los coches autónomos. En ese panorama, una empresa ha creado un sistema para mejorar la justicia a través de la IA, automatizándola, y se prepara un referéndum nacional para su aprobación.

Sin embargo, una jueza, interpretada por Verónica Echegui, comenzará a desconfiar de esos algoritmos en los que no existe ni una pizca de valor humano.

¿Cómo empezó Simón Casal a desarrollar esta idea (cuyo guión escribe junto a Víctor Sierra)? “Al principio mi idea era contar cómo las nuevas tecnologías impactan en la democracia y en las instituciones”, cuenta el director a Infobae España. “Primero empecé investigando el Big Data y después pasé a la Inteligencia Artificial. Quería ambientar la película en un ámbito concreto y me pareció que el mundo judicial era fascinante y al mismo tiempo simbólico porque reúne muchas discusiones, muchos dilemas éticos y políticos”.

La máquina decide si una persona es culpable o inocente en 'Justicia Artificial' (A Contracorriente Films)
La máquina decide si una persona es culpable o inocente en 'Justicia Artificial' (A Contracorriente Films)

El proceso de documentación fue largo. En un primer momento, Simón Casal hizo un documental titulado Artificial Justice (para Documentos TV de Televisión Española), que hablaba de aquellos países que ya habían utilizado IA en el sistema judicial, como Estados Unidos, donde el COMPAS da probabilidades de reincidencia de los presos a la hora de aplicar la libertad condicional. “Fue bastante polémico porque demostró que el sistema integraba sesgos raciales”, dice el director. Ese fue el germen de la película.

Cuenta que en España, existe algo parecido en el sistema penitenciario catalán y que el VioGén es capaz de predecir el riesgo en casos de violencia de género.

¿Quién controla el algoritmo?

En una sociedad cada vez más polarizada, en la que hay tanta crispación y odio, todas estas cuestiones generan tantas dudas e incertidumbres como también el tema en cuestión que nos ocupa. ¿Quién controla la IA?

Tamar Novas y Alberto Ammann en 'Justicia Artificial' (A Contracorriente Films)
Tamar Novas y Alberto Ammann en 'Justicia Artificial' (A Contracorriente Films)

La película termina poniendo de manifiesto los peligros de la justicia robotizada. “La justicia no es una cuestión de cálculo. Hay herramientas que pueden ayudar, pero la solución no es quitarse de encima los problemas, que terminan generando males mayores. La solución es cómo argumentas, con qué valores, mediante qué discusiones, qué debates y qué procesos pueden determinar la conclusión. Y ese camino tiene que estar controlado por decisiones humanas”, añade Casal. “Hay que hacer más y mejor política, mejor justicia, con más medios, con más gente y más organizaciones de apoyo para alcanzar un mejor sistema democrático”.

Normalmente, las películas sobre IA se ambientan en un futuro lejano que se inserta dentro de la ciencia ficción pero, en Justicia Artificial, ese futuro se acerca demasiado a nuestra realidad. “Queríamos hacer una película que tuviera sí, toques de ciencia ficción, pero sobre todo de cine negro, que los personajes pertenecieran a esa tradición. Por ejemplo, la protagonista se enfrenta a un monstruo, que en este caso, es la Inteligencia Artificial, que es como un agujero negro difícil de comprender. Pero no hay ‘distopía’ real, solo nuestro mundo con un pequeño paso más allá”.

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