Si hasta tu familia sabe diferencia a una estrella del pop que está regrabando su discografía para recuperar sus derechos de una magnate del maquillaje retirada del estudio de grabación, ¿por qué no pedir el mismo nivel de conocimiento a las personas que gobiernan (o gobernaron) nuestro país? El rival más débil, el concurso que ha regresado a la parrilla de Telecinco de la mano de Luján Argüelles y con una nueva imagen (ahora son famosos, socialités y perfiles públicos los que se encargan de responder a las preguntas más perspicaces de su presentadora), contó este miércoles con un menú del todo político.
Pilar Rahola, Andrea Levy, Susana Díaz, Toni Cantó, Cristina Cifuentes, Ramón Espinar, Víctor Gutiérrez y Juan Lobato se enfrentaron a la furia de la cultura, las matemáticas y los atriles desde los que tuvieron que afrontar algunas de las cuestiones de las que cualquier ciudadano español se empapa en la Educación Secundaria Obligatoria. El funcionamiento del concurso es sencillo: cada uno de ellos responde una pregunta que les hace ganar dinero, hasta que se acaba el tiempo. Una vez finalizada la ronda, tendrán que eliminar a un compañero, y así sucesivamente hasta que sólo queden dos concursantes. Al tratarse de perfiles públicos, todo el dinero ganado se dona a organizaciones benéficas.
La situación, las luces, los nervios... no sabemos qué pudo ocurrir, pero un alto porcentaje del listado anterior demostró que necesita una masterclass en estudios artísticos y culturales después de algunas de las respuestas que dieron a las cuestiones que Luján lanzaba en su dirección. A la pregunta “¿A qué diosa romana del amor retrató Botticelli sobre una concha a la orilla del mar?”, Lobato respondió “Zeus”. En El nacimiento de Venus de Sandro Botticelli, el cuadro Funko Pop por antonomasia de la Historia del Arte, el secretario general del PSOE vio a Dios. No fue la mejor noche para él, pues cuestión artística que aparecía sobre su atril, pregunta a la que respondía con aire dantesco.
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— El rival más débil (@rivalmasdebil) September 11, 2024
“¿Cuántas ‘s’ tiene en su apellido Picasso?”, le dijo la presentadora. “Una”, respondió Lobato, que sí acertó el nombre del hit que cantó Don Omar junto a Lucenzo: Danza Kuduro. Hay más. “¿Qué autor catalán derritió relojes en su obra La persistencia de la memoria?”, una pregunta de primero de visitante de museo, de amateur del furor del óleo. Lobato, dubitativo, respondió: “Gaudí... Miró”. Con una expresión de confusión, Luján Argüelles respondió, casi enfadada, “Dalí”. El político socialista, consciente de sus respuestas, quiso aclarar que sí sabía quién era Gaudí, quién Dalí y que Picasso lleva dos ‘s’, pero que los nervios le jugaron una mala pasada (lo cual es completamente entendible).
Dado que la agenda política exprime el 90 por ciento de la jornada a aquellos que viven y merodean por La Moncloa, el secretario general del PSOE tampoco supo diferenciar a Taylor Swift de Rihanna cuando le preguntaron por el nombre de la estrella del pop estadounidense que estaba regrabando todos sus discos para recuperar sus derechos. Este artículo parece un linchamiento socialista, ¿no? Juan Lobato no fue el único que demostró que la cultura no es su punto fuerte. En El rival más débil, la asignatura a repetir es, sin duda, la asociada a la cartera de Ernest Urtasun.
Toni Cantó, a quien ya no sabemos a qué formación política asociar, no sabía que la experiencia con la que Enrique Iglesias debutó en la música era religiosa. Víctor Gutiérrez, diputado en el Congreso y secretario LGTBI del PSOE, mantuvo un tira y afloja constante durante toda la noche. Sí sabía que la receta asiática que lleva el título de una canción de Rosalía era la del pollo Teriyaki, también que el apodo del pintor español Dominikos Theotokopoulos era El Greco.
Sin embargo, en la pregunta “¿Qué pintor barroco de la escuela flamenca pintó Las tres gracias?”, un cuadro que forma parte de la colección permanente del Museo del Prado, Gutiérrez optó por el previamente mencionado Botticelli (italiano y asociado al Quattrocento). “¿Cómo se llama el perro floral que custodia el Museo Guggenheim?”. “Yoko”, respondió. Jeff Koons se retorció en su casa. “Si a La última cena hubieran faltado cuatro apóstoles, ¿cuántos miembros habría pintado Leonardo Da Vinci en su famoso fresco?”, preguntó Luján con la convicción de que no fallaría. “Cinco”, replicó él. Divertido, didáctico y solidario, el programa de este miércoles de El rival más débil no sólo ha puesto de manifiesto que nuestros (ex)políticos tienen que apoyar más a los organismos culturales del país con alguna que otra visita a sus salas y exposiciones, también que, en muchos casos, la cultura sigue ocupando un segundo plano.