Pedro Almodóvar siempre ha sido un director especialmente sensible al mundo que le rodea. Y eso que, sus ficciones, a veces parecen alejadas de la realidad y se sumergen en un estadio paralelo. Pero, siempre, hasta en sus obras más delirantes, las relaciones entre los seres humanos siempre han constituido el centro de la cuestión, desde su ópera prima Pepi, Luci Bom y otras chicas de el montón hasta La habitación de al lado.
Siempre ha sido el director por antonomasia del cine español a la hora de plasmar su idiosincrasia (y sus contradicciones) a través de su particular perspectiva en la que late la reivindicación, la insurgencia, la necesidad de romper las barreras de lo políticamente correcto. Él siempre lo ha hecho (y muy bien) de acuerdo a cada una de las épocas en las que ha creado sus películas.
Hacía tiempo que Almodóvar era casi una especie de leyenda de la que parecía que no se podía sacar algo más allá que su propio sello. Y, entonces, llegó La habitación de al lado. Se le pedía una película en inglés. Él lo intentó, fueron muchos los proyectos que quedaron por el camino, pero quizás el que estuvo más cerca fue la adaptación de Manual para mujeres de la limpieza de Lucia Berlin, que hubiera protagonizado (y producido) Cate Blanchett.
Cómo surge ‘La habitación de al lado’
Pero Pedro (Almodóvar) abandonó el proyecto. Quería centrarse en algo más pequeño, más minimalista. Algo que pudiera controlar, como sus anteriores experiencias en La voz humana y Extraña forma de vida, sendos cortometrajes con los que experimentó el cambio de lengua.
Y de ahí nace La habitación de al lado, The Room Next Door, la película que ha supuesto un hito para la cinematografía de nuestro país al ganar por primera vez el León de Oro de Venecia.
“La película habla de una mujer que agoniza en un mundo agonizante”, ha dicho Pedro Almodóvar en español en la gala de clausura del Festival de Venecia al recoger el máximo galardón. “Acompañar a un enfermo terminal es una de las grandes cualidades que tenemos como ser humano”, continuaba. “La decisión de terminar con la vida, de despedirse dignamente de este mundo es un asunto fundamental que no tiene que ver con las creencias y sí con la política”, ha manifestado.
Así, el director español, ha reivindicado la necesidad de ser libres, tanto en nuestra vida, como en nuestra muerte.
La película de Pedro Almodóvar habla sobre cuestiones que nos atañen directamente y hacia las que normalmente no queremos mirar. Pero, fundamentalmente, es una obra cinematográfica de un autor en el culmen de su virtuosismo a la hora de plasmar las emociones humanas y hacerlo desde una perspectiva absolutamente subyugante que encoge por dentro, dado el carácter transparente y cercano con el que lo plasma. Por fin, el autor español, alcanza un reconocimiento a la altura de su genio.