La historia detrás de la película ‘El 47′: el extremeño que desafió a los catalanes y consiguió que los autobuses llegaran al barrio de Torre Baró

Eduard Fernández protagoniza este relato coral en torno a un suceso real que tuvo lugar en 1978, cuando una comunidad reivindicó sus derechos a través de una serie de acciones colectivas

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'El 47' cuenta la historia de un acto de disidencia pacífica y el movimiento vecinal de base que en 1978 transformó Barcelona y cambió la imagen de sus suburbios para siempre.

A principios del siglo XX, en las afueras de Barcelona, en concreto en un barrio llamado Torre Baró que se caracterizaba por su difícil accesibilidad, comenzaron los asentamientos de población inmigrante que llegó a la ciudad condal de todas partes de España en busca de una vida mejor.

Entre ellos se encontraba Manolo Vital Velo, que había nacido en Valencia de Alcántara, Extremadura, en 1924 y que se estableció en la zona en 1947. Lo hizo huyendo de la represión franquista después de que su padre fuera asesinado por los falangistas y enterrado en una fosa común. Así, se convirtió en uno de los miles de catalanes de adopción a los que durante mucho tiempo se les consideró como ciudadanos de segunda clase, los llamados popularmente como ‘charnegos’.

En Torre Baró se estableció una comunidad en la que cada familia construía su propia casa, pero apenas tenían servicios, y así subsistieron durante mucho tiempo. Sus problemas fundamentales tenían que ver con problemas estructurales (las calles no estaban asfaltadas, no había agua corriente) como la accesibilidad, no había escuelas y tampoco medios de transporte que llegaran hasta allí, según fuentes oficiales porque los autobuses de la época no podían pasar debido a los desniveles.

Quién fue Manolo Vital

Eduard Fernández en 'El 47'. (Mediapro Studios)
Eduard Fernández en 'El 47'. (Mediapro Studios)

Esta es la historia que cuenta El 47, la nueva película de Marcel Barrena que pone el foco en la lucha de clases y las desigualdades sociales a través de la historia real de un grupo de personas que, a través de su espíritu combativo, lograron desafiar al sistema.

El protagonista es, cómo no, Manolo Vital, al que interpreta Eduard Fernández (que este año también se pone en la piel de otro personaje basado en hecho reales, como es Enric Marco en la película Marco), pero lo cierto es que se trata de una obra muy coral en la que toda esa colectividad que se agrupaba en torno a Torre Baró adquiere una importancia fundamental.

Sin embargo, hay nombres que pasan a la historia, y lo que hizo Manolo Vital supuso un antes y un después para la consideración de la colonia porque lo cierto es que, desde sus inicios, fue una de las voces propulsoras para la reivindicación de las condiciones penosas en las que se encontraban, generando una revolución vecinal en toda regla a través de la concienciación social.

Una de sus primeras acciones tuvo lugar en 1972, cuando movilizó a todo el barrio para alertar a las autoridades de que era una cuestión sanitaria urgente que tuvieran acceso a agua potable, y lo hizo a través de una acción pacífica en la que todos los vecinos cortaron la autopista de entrada a Barcelona por la Avenida Meridiana. A partir de ese momento, las autoridades franquistas se comprometieron a la canalización.

Cuál es la historia de ‘El 47′

Eduard Fernández interpreta a Manolo Vital en 'El 47', de Marcel Barrena
Eduard Fernández interpreta a Manolo Vital en 'El 47', de Marcel Barrena

Pero su lucha no quedó ahí. El 7 de mayo de 1978, Manuel Vital, que era conductor de Transportes de Barcelona, secuestró un autobús de la línea 47 para demostrar a las autoridades que se podía llegar con esos vehículos a Torre Baró. Era una demanda histórica para ellos, que se remontaba a 1960, pero la respuesta de la Compañía de Transportes siempre había sido que no, que las calles no se encontraban en condiciones, que eran estrechas, curvadas y empinadas.

De ahí la gesta de Manuel. Como era habitual en su día a día, cogió de la cochera de Levante su Pegaso Monotral articulado de la línea 47 y tras dar varias vueltas por la Plaza Cataluña y la Guineueta, se dirigió a la carretera de Alta de las Roquetes en dirección a Torre Baró para demostrar a todo el mundo que se equivocaba: ese vehículo podía llegar a su destino.

Tanto él como muchas de las personas que colaboraron en esa estratagema fueron trasladados a comisaría tras la gesta. El protagonista fue enjuiciado, pero no se atrevieron a hacerle nada, quizás por el momento convulso en el que se encontraba el país. La presión popular, así como la acción del protagonista, fue fundamental para que la línea 47 se prolongara y llegara a Torre Baró, una historia en la que la unión hace la fuerza.

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