Babygirl está en boca de todos. Nada le gusta más a un certamen cinematográfico que una película capaz de dividir y polarizar como si de una pugna creada en el universo de internet se tratase. El nuevo largometraje de la directora Halina Reijn (Ámsterdam, 1975), presentado la semana pasada en el Festival de Venecia, ha sido catalogado por público y crítica como una oda a la explosión sexual femenina, al fin del encorsetamiento del orgasmo y una celebración de la libertad.
Protagonizada por Nicole Kidman, Harris Dickinson y Antonio Banderas, el filme narra el affaire de una empresaria de éxito con un becario más joven que ella. La cinta que Reijn presenta en Venecia, y que opta al León de Oro, es una liberación completa que ha enmudecido a Venecia. Ha sido una de las más comentadas del certamen, pero habrá que esperar hasta el 25 de diciembre para que su productora, A24, la lleve a las salas de cine (de momento una fecha que sólo aplica a Estados Unidos).
“Babygirl trata sobre el deseo, los pensamientos internos, el matrimonio, la verdad, el poder y el consentimiento. Es la historia liberadora de una mujer a través de la mirada de Reijn. Ha sido muy profundo y liberador estar en sus manos, me sentí muy cuidada y de hecho todas nos protegíamos mucho entre nosotras, la dinámica se sentía real. Estoy orgullosa de haber sido invitada a un festival como éste, donde por fin se hace cine con mujeres al timón”, aseguró Kidman en la rueda de prensa de presentación del filme en la Mostra.
A la espera de poder conocer la visión de Reijn sobre temáticas como el sexo, el amor propio o la liberación, su última película (previa a Babygirl) está disponible en Netflix y es otra oda, aunque en esta ocasión a la generación de lo absurdo. Bodies, bodies, bodies (Muerte, muerte, muerte en español, 2022) es la visión (y versión) particular de Reijn del slasher, género de terror que aplica la muerte más atroz a un grupo de jóvenes esbeltos y despreocupados.
Un fin de semana en una casa alquilada a través de Airbnb, bromas de Twitter convertidas en conversaciones que distan de la profundidad (porque cuando se estrenó la película Elon Musk todavía no había hecho tejemanejes en la red social de los desempleados, cinéfilos y boomers), muchos teléfonos y peligrosos juegos que anuncian la caída reputacional de uno de los protagonistas. Bodies, bodies, bodies da casi más cringe que risa pero, ¿acaso no es eso lo que define a una generación que convierte los términos de internet en una nueva personalidad?
El slasher de Halina Reijn (adscrito a la familia de A24, la productora indie estadounidense) apela a lo potaxie, al PEC (el acrónimo que asusta a cualquier adulto que supere la treintena), a la servidumbre como modo de supervivencia y a todo el diccionario léxico y didáctico forjado entre tuits y memes. Lo absurdo cobra vida en una película en la que se sucederán las muertes y que culmina con un final inesperado y digno de la época que sustenta los affaires de la nueva juventud. Además, Bodies, bodies, bodies cuenta con un elenco del todo centennial: Amandla Stenberg, Maria Bakalova (Borat, película film secuela o The Apprentice), Myha’la, Chase Sui Wonders, Lee Pace, Rachel Sennott (The Idol, Shiva Baby, Bottoms, I used to be funny), Pete Davidson y Conner O’Malley.
Un fin de semana en una casa alejada de todo tipo de servicios básicos, una tormenta inesperada, rivalidades que resurgen y se hacen aún más latentes e infinidad de retos de TikTok a completar en 48 horas. ¿Qué podría salir mal? Este grupo de veinteañeros ricos y sin preocupaciones tendrá que hacer frente, no sólo a sus rampantes inseguridades, también a un misterioso personaje que irá acabando con ellos sin motivo aparente.