En la cartelera actual se podría decir que hay una oferta variada: terror con Longlegs, superhéroes con Deadpool y Lobezno, cine de animación y para toda la familia con Diez vidas o Del revés 2 o dramas de autor con Que la fiesta continúe o Casa en llamas. No obstante, hay un gran vacío en cuanto a la comedia se refiere, especialmente la comedia gamberra que salvaba la taquilla año sí año también durante las dos últimas décadas, y que con el tiempo parece haberse ido desvaneciendo poco a poco.
Al menos eso es lo que cree Vince Vaughn, quien ha sido durante muchos años rostro más que icónico de la comedia estadounidense más irreverente. De boda en boda, Aquellas juergas universitarias, Los becarios o ¡Menudo fenómeno! son algunas de las comedias gamberras que protagonizó el actor durante las dos décadas pasadas, y quien ahora señala a la industria de cine actual por no dar cabida a estas películas que tan bien funcionaban en su momento. Según el propio actor, la culpa no es tanto de los espectadores como de los propios productores, quienes cada vez confían menos en el público y son reticentes a estrenar este tipo de películas clasificadas como R- en Estados Unidos por su lenguaje y contenido explícito.
“Lo piensan demasiado. Y es una locura, tienes demasiadas reglas, como, si hicieras geometría, y dijeras que 87 grados es un ángulo recto, entonces todas tus respuestas serían incorrectas en lugar de ser 90 grados. Todo ha de convertirse en un concepto, te van a decir que tienes que tener una IP”, explica Vaughn, haciendo referencia a las propiedades intelectuales que predominan en la taquilla actual (Marvel, Pixar o secuelas de películas exitosas, por poner algunos ejemplos directos). Vaughn iba más allá, señalando las razones por las que cree que el cine ha llegado a esta situación de acomodamiento y falta de originalidad.
“Los responsables no quieren que los despidan así que siguen una serie de normas que, de alguna manera, están grabadas en piedra y que en realidad no cambian. Pero mientras las sigan, no van a perder su trabajo porque pueden decir: ‘Bueno, mira, he hecho una película del juego de mesa Payday, así que aunque la película no haya funcionado, no puedes despedirme, ¿verdad?’”, señalaba el actor de Este cuerpo me sienta de muerte, citando como ejemplo Battleship, la película de 2012 con Liam Neeson o Rihanna y que adaptaba directamente el popular juego de Hundir la flota.
Las pequeñas excepciones
Si bien es cierto que las comedias de antaño han caído más en el olvido y resulta cada vez más complicado encontrarlas y que estas sean realmente buenas, en los últimos años ha habido pequeños ejemplos, que quizá resaltan más por el hecho de ser los pocos que se han mantenido a flote. Este mismo año por ejemplo se pudo ver Ricky Stanicky, el verano pasado otra comedia clasificada para adultos como Sin malos rollos, y en anteriores años títulos como Quiero que vuelvas, Amigos pasajeros o Un mal viaje. Son más la excepción que confirma la regla, y también las propias plataformas las están desplazando de taquilla, pero sirven como rayo de esperanza para el resurgir del género.
Porque después de todo, las películas son como las modas, cíclicas, y hasta Vaughn tiene esperanzas de que vuelvan a la gran pantalla películas similares a las comedias con calificación R de los años 90 y principios de los 2000. “La gente quiere reír, quiere ver cosas que parezcan un poco peligrosas o que vayan más allá de los límites. Creo que veremos más de esto en el cine más pronto que tarde”, auguraba el actor.