El sinónimo de privilegio veraniego incluye una superficie capaz de reducir la temperatura corporal. Piscina o playa, aquel que posea un cuadrilátero acuático o una cercanía a la brisa oceánica vivirá un mes mucho más placentero del que tenga que resistir las altas temperaturas desde su escritorio (en clave laboral). La ventaja de vivir en una ciudad es que su catálogo cultural no se reduce. Las propuestas se amplían y se adaptan al termómetro, siendo el cine de verano uno de los protagonistas indiscutibles de las jornadas estivales.
Más allá de las películas que narran el mes más caluroso del año, los museos más importantes del país siguen a pleno funcionamiento para convertir la cultura en el mejor refugio climático. Madrid y Barcelona albergan, este mes, algunas de las muestras más excitantes del año. Es la oportunidad perfecta para ver esa exposición que se despide a finales de mes o para aprovechar la baja afluencia y darse un más que espléndido paseo por las salas que exhiben todo tipo de excelsas obras. De Agnès Varda, pasando por Almódovar, el truncado ‘sueño americano’ o Rosario de Velasco, Infobae España recopila las muestras imprescindibles del agosto en ambas ciudades.
El ‘suburbio’ americano en el CCCB
¿Unos pancakes con sirope de arce? ¿Un testamento onírico de un porvenir esplendoroso? ¿Una casa con jardín y piscina? El sueño americano es muchas cosas y ninguna a la vez: un espejismo de pertenencia, de consumo, de mejora vital. El Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) alberga, hasta el próximo 8 de septiembre la exposición Suburbia. La construcción del sueño americano, una muestra que profundiza en esa idea material de una vida cómoda y común que se ha plasmado hasta la saciedad en la cultura contemporánea y en la televisión.
Casas unifamiliares, coches, garajes y una familia. Un lote completo que hablaba del estatus social de los habitantes de un país que pintó la fachada de fuera antes de colocar los ladrillos. La muestra invita al visitante a profundizar en la idealización del suburbio como sinónimo de sueño americano y plantea a la audiencia un diálogo sobre el rol de las ciudades y los espacios públicos en la sociedad coyuntural.
La exposición cuenta con obras de artistas como Jessica Chou, Gregory Crewdson, Thomas Doyle, Gerard Freixes, Rodrigo Fresán, Gabriele Galimberti, Weronika Gesicka, Benjamin Grant, Todd Hido, Joel Meyerowitz, Matthias Müller, Blanca Munt, Alberto Ortega, Bill Owens, Sheila Pree Bright, León Siminiani, Todd Solondz, Amy Stein, Greg Stimac, Angela Strassheim, Deborah Stratman, Ed & Deanna Templeton, Kate Wagner y Christopher Willan.
Madrid, la ‘chica Almodóvar’ primigenia
Pedir un sándwich mixto en la cafetería Manila, el plato favorito de Pedro Almodóvar, ya sólo es posible en el imaginario audiovisual de La ley del deseo. Ahora, el emblema culinario de la Gran Vía es una tienda de la marca italiana Benetton. El habitante de la capital tampoco podrá, a no ser que su alcalde, José Luis Martínez-Almeida, lo permita, darse un baño improvisado con una manguera en la fachada de Conde Duque para solventar el tórrido calor.
Madrid ha sido, y es, un ente activo en la filmografía del director manchego. Sus calles, bares, hoteles, terrazas, iglesias y plazas han sido testigo de los dramas narrativos más jugosos y shakespearianos. Las películas de Almodóvar no se entienden sin la ciudad que ha hecho posible que su personalidad y su arte se desarrollen. Es un personaje extra, aunque principal, de un rico currículum audiovisual que ha consagrado a Almodóvar como uno de los directores contemporáneos más importantes dentro y fuera de Hollywood.
Para rendir homenaje al núcleo urbano adaptado a la estética almodovariana, el espacio Conde Duque alberga, hasta el próximo 20 de octubre, la exposición Madrid, chica Almodóvar: un recorrido por todos los enclaves de la capital que aparecen en las películas del cineasta manchego. De la escena rodada en Plaza Mayor para La flor de mi secreto (así como otros espacios puramente madrileños como la sede del periódico El País en la calle Miguel Yuste), pasando por el barrio de Puente de Vallecas que aparece en Volver o las torres Kio que asoman en Carne Trémula, la muestra es un viaje en el tiempo que atestigua los cambios en la capital y en el cine del propio creador.
La pintura ‘olvidada’ de Rosario de Velasco
Toya Viudes de Velasco llevaba tiempo intentando trazar las huellas de su tía abuela tras conocer su currículum artístico. Los lienzos que vestían las salas del hogar familiar formaban parte de la cronología histórica del arte español, pero no encontraban un camino común para rescatar la figura olvidada de la pintora. Desde entonces, su energía se ha transformado en un ímpetu irrefrenable para recuperar su obra. Rosario de Velasco (Madrid, 1904-Barcelona, 1991) es la protagonista absoluta de la nueva exposición del Museo Thyssen-Bornemisza.
La pinacoteca vuelve a poner el foco en una artista madrileña tras el éxito de la muestra dedicada a la pintura de Isabel Quintanilla. Aunque, en esta ocasión, la magia acapara la sala que visten una treintena de sus obras. De las redes sociales al Thyssen. En tiempo récord, Viudes y Miguel Lusarreta, también comisario de la muestra, han conformado un retrato de la época más destacada de la pintura de Rosario (enmarcada entre 1920 y 1940) con el objetivo de rescatar a una de las artistas más notorias de la primera mitad del siglo XX y de la generación del 27.
Considerada como un puente entre la modernidad y la tradición renacentista, sus obras se adscriben al denominado “retorno al orden” que se impuso en España como respuesta a las vanguardias. El valor añadido de la exposición, que se podrá visitar en la pinacoteca hasta el próximo 15 de septiembre, es que va más allá de los cuadros expuestos en los diversos museos del país (por ejemplo, Adán y Eva, del año 1932, que forma parte de la colección del Museo Reina Sofía). La muestra es un renacimiento de la figura de Rosario de Velasco. Una firma contractual para brindarle una segunda vida a su pintura. Un tratado romántico de reconocimiento.
La carismática vida de Agnès Varda
Más allá de su icónico peinado (un flequillo que sólo parecen clavar ciertas personalidades francoparlantes), Agnès Varda (Bruselas, 1928 - París, 2019) fue una de las pocas mujeres cineastas de su generación. Libre, feminista, alegre y única, la directora, y precursora del movimiento de la Nouvelle Vague, es la auténtica protagonista del verano por la infinidad de ciclos en toda España que recuperan su filmografía a raíz de la exposición Agnès Varda. Fotografiar, filmar, reciclar. Tras haber deleitado a los cinéfilos en París, el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) alberga una muestra que ahonda en la amplia obra multidisciplinar de una pionera en el mundo artístico.
La fotógrafa, artista y cineasta es la protagonista absoluta del espacio cultural que, hasta el próximo 18 de diciembre, profundiza en su currículum vital. La suya es la historia de una mujer comprometida que rompió clichés y normas, y que siempre buscó la renovación como motor de cambio social y personal. Varda rodó más de cuarenta películas (largometrajes y cortometrajes entre la ficción y el documental), y trabajó tanto en el cine analógico como en el digital.
La directora de Cléo de 5 a 7 (1962), La felicidad (1965) o Una canta, la otra no (1977) es homenajeada en Barcelona en una adaptación ampliada de la muestra Viva Varda! -concebida y producida por la Cinémathèque française de París en colaboración con Ciné-Tamaris y la contribución de Rosalie Varda y Mathieu Demy-. En el CCCB, además de los materiales de la exposición original, se incluyen cuatro instalaciones creadas por Agnès Varda, salas de proyección para ver íntegramente cortometrajes fundamentales de su filmografía, un reportaje fotográfico inédito de su viaje a Cataluña en 1955, así como materiales que muestran la relación entre artistas catalanes y la obra de la cineasta.
La fotografía de Cristina García Rodero
Agosto es sinónimo de verbenas, fiestas populares y días interminables. Cristina García Rodero (Puertollano, 1949) es una de las grandes referentes de la fotografía contemporánea en nuestro país (Premio Nacional de Fotografía en 1996, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2005 y Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo en 2014, entre otras muchas distinciones). En 1973, gracias a la beca de creación artística que le otorgó la Fundación Juan March, Rodero recorrió durante un año los pueblos de España con el objetivo de documentar y preservar sus fiestas, ceremonias, ritos y tradiciones de vida. Formas de ser y permanecer que fueron capturadas por su lente.
La exposición Cristina García Rodero. España oculta, que se puede visitar hasta el próximo 18 de agosto en el Círculo de Bellas Artes, ahonda en esas imágenes que narran la historia de un pensamiento. La muestra contará con la serie completa de 152 fotografías realizadas antes de 1989. “Intenté fotografiar el alma misteriosa, verdadera y mágica de la España popular, con su pasión, el amor, el humor, la ternura, la rabia, el dolor, con su verdad; y los momentos más intensos y plenos en la vida de los personajes, tan simples como irresistibles, con toda su fuerza interior, en un desafío personal que me dio fuerza y comprensión y en el que invertí todo mi corazón”, declara.
El desafío colonial del Thyssen
Además de Rosario de Velasco, la pinacoteca madrileña presenta en sus galerías la muestra La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza: una exposición que ahonda en el papel de los museos y las obras que albergan en el contexto de la creación y legitimación del relato eurocéntrico.
La muestra pone de relieve las consecuencias del colonialismo iniciado en el siglo XVI y su presencia en la iconografía occidental a través de imágenes idílicas que enmascaran la desigualdad y violencia colonial de la época. Para ponerla en marcha, el Thyssen ha tenido que hacer un “necesario examen de conciencia”, tal y como ha indicó el director del museo, Guillermo Solana. El museo buscará abordar temáticas y desafíos propios del siglo XXI, como la crisis climática, la igualdad de género, las migraciones o, en este caso, la descolonización, a través de 55 obras de las colecciones históricas del museo. La muestra se podrá visitar hasta el próximo 20 de octubre.
El binomio cultural de Rosalía y Filip Custic
El Museo Cerralbo y PHotoESPAÑA presentan la exposición retrospectiva pq hacemos lo q hacemos? del artista multidisciplinar Filip Custic, quien diseñó en el año 2018 la identidad visual del segundo álbum de Rosalía, El Mal Querer. El creador ofrece al espectador un itinerario “acelerado” por su pasado hasta la actualidad, con composiciones “neo-barrocas, detallistas y llenas de datos” que incluyen también imágenes de la cantante catalana.
Entre otras, se encuentran las obras árbol genealógico (2022), cap 6 clausura – preso (retrato a Rosalía) (2018) o filip significa amante de los caballos (2020). La exposición podrá visitarse desde el 6 de julio hasta el 29 de septiembre. Custic (Santa Cruz de Tenerife, España, 1993) es un artista multidisciplinar que combina fotografía, escultura, performance y videoarte en su práctica. A través de sus obras, que aúnan arte, tecnología y humanidad, aborda temas como el impacto de las tecnologías digitales en la sociedad o el sentido de nuestra identidad.
El humanismo de Elliott Erwitt
Cuando surge la fotografía, lo hace fácilmente, como un regalo que no debe ser cuestionado ni analizado. Ese era el secreto de Elliott Erwitt (1928-2023), la fugacidad, el momento, la creación de la ironía natural que esconde la condición humana. El fotógrafo de Magnum, fallecido a finales del año pasado, perfeccionó la técnica, o más bien la idiosincrasia, de su maestro, Henri Cartier-Bresson, un hombre se movía por la fe en el “instante decisivo”. El suyo es un catálogo sin pretensiones que apela a la fascinación de la observación, eso sí, sin el componente exhaustivo de la espera. Un click basta para capturar la naturaleza mundana de los ciudadanos que capturó con su lente.
La Fundación Canal acoge desde este miércoles hasta el próximo 18 de agosto la exposición Elliott Erwitt. La comedia humana, una muestra comprendida dentro del Festival PHotoESPAÑA 2024. A través de 135 obras divididas en tres secciones (Personas, Animales y Formas), la organización madrileña ahonda en el catálogo pictórico de uno de los mejores fotógrafos del siglo XX. Pese a adquirir notoriedad con sus retratos caninos, unas instantáneas originales con las que bajó a la realidad perruna para contar con una nueva y original perspectiva con la que capturar el tiempo, la maestría de Erwitt va más allá de su predilección por fotografiar al mejor amigo del hombre.
Mujeres que pasean, parejas que se besan, ciudadanos que toman el sol y que conforman una amalgama de emociones mundanas que no se repiten. Todo ello, desde perspectivas ajenas al ojo humano. Su pulsión por capturar el instante era guiada por la serendipia, ese hallazgo extraordinario que ocurre de forma casual y que trasciende a la mera fotografía que captura la realidad objetiva.
El año Tàpies aterriza en Barcelona
Una de las muestras más esperadas de la segunda mitad del año en Barcelona es la de Antoni Tàpies (1923-2012), que aterriza en la ciudad condal tras su paso por el Palais des Beaux-Arts de Bruselas y el Museo Reina Sofia de Madrid. El Museu Tàpies (antes Fundació Antoni Tàpies) alberga la muestra Antoni Tàpies. La práctica del arte, una exposición que no sólo celebra el centenario del artista contemporáneo, sino que también es la mayor retrospectiva celebrada hasta la fecha del pintor catalán.
Hasta el 12 de enero de 2025, el espacio cultural focaliza sus esfuerzos en brindar la cronología artística de un artista polifacético, así como su relación con la materia y el lenguaje. Con más de 220 obras procedentes de pinacotecas y colecciones privadas de todo el mundo, la exposición plasma el diálogo del artista con la sustancia, pero sin dejar de lado la reflexión artística. La muestra transita por toda su trayectoria, comenzando por su conexión e innegable herencia con las vanguardias históricas y su vinculación con el grupo artístico Dau al Set. Relacionado con el movimiento abstracto y destacado por sus rasgos expresionistas, pero considerándose a él mismo como un realista nato, Tàpies enarbola un empleo inconfundible de la materia para crear formas y objetos que le otorgan una identidad propia.
La pintura como espejo del cambio
La pintura ha sido un motor esencial para narrar la transformación histórica de la sociedad. Goya retrataba los cielos y las tradiciones que se gestaban en Madrid, pero no fue el único que habló de su coyuntura a través de una cuidada paleta de colores. El Museo del Prado alberga, hasta el próximo 22 de septiembre, la exposición Arte y transformaciones sociales en España (1885-1910), un viaje por el retrato y la experiencia de los pintores que vivieron el cambio en nuestro país.
El trabajo en las fábricas, la enfermedad, la marginación social, la prostitución y las luchas sociales se convierten en temáticas clave para unos pintores que aparecieron con una objetividad nueva y que tenían que competir con la fotografía. La pintura social de estos años marcados por la transformación se erige como la temática de estudio en la pinacoteca madrileña.
La contemporaneidad de Eva Lootz
Con la frase Hacer como quien dice: ¿y esto qué es?, Eva Lootz (Viena, 1940) alude a una manera de entender la actividad artística: la de permitirse interrogar al mundo desde cero. A partir de esa idea, la exposición dedicada a su figura en el Museo Reina Sofia, que se podrá visitar hasta el próximo 2 de septiembre, propone un recorrido no cronológico, pero sí panorámico, por más de cinco décadas del trabajo de la artista.
La exposición se convierte en una amalgama de las obras recientemente donadas por la artista al museo, algunas de ellas nunca antes mostradas o reconstruidas específicamente para la ocasión: pinturas, esculturas, instalaciones, vídeos, series fotográficas y obras sonoras representativas de su trayectoria. Su trabajo ahonda en la visualidad contemporánea: la sobreexposición a las imágenes, el impacto de la cultura digital y sus consecuencias en la experiencia de las cosas.
La ciencia de Pixar
Preguntarse si nuestros juguetes se mueven cuando abandonamos la habitación es un imperativo que tiene culpable: Toy Story. Cuestionarnos si los monstruos son, en verdad, bondad pura, es una pregunta a la que dio cabida Monstruos S.A. y vibrar con la rapidez de los neumáticos fue un sentimiento que acuñó Rayo McQueen en Cars. Pixar no sólo es una fábrica de sueños, también de historias. Detrás de ellas se esconde un universo numérico y científico hasta ahora desconocido.
Para ello, el CaixaForum de Madrid ahonda en el trasfondo tecnológico y numérico de las películas de animación con la exposición La ciencia de Pixar: un recorrido por los iconos cinematográficos de la factoría de los sueños que se podrá disfrutar en la capital hasta el próximo 1 de septiembre tras haber pasado por Barcelona. Los visitantes conocerán ejemplos reales de los desafíos técnicos que hay detrás de películas como la ya mencionada Toy Story, Coco, WALL·E, Buscando a Nemo o Los Increíbles.