Quién es Oz Perkins, el director de ‘Longlegs’ y miembro de un linaje ‘maldito’ en Hollywood

Hijo del mítico actor de ‘Psicosis’, el cineasta estrena la gran sensación de terror del verano junto a Maika Monroe y Nicolas Cage

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Oz Perkins junto a Maika Monroe en el rodaje de 'Longlegs'
Oz Perkins junto a Maika Monroe en el rodaje de 'Longlegs'

Acaba de llegar a los cines y no está dejando indiferente a nadie que la ve. Longlegs se está convirtiendo en la gran sensación de este verano, dentro del que está siendo un año fantástico para el cine de terror. Immaculate, La primera profecía, De naturaleza violenta... y las que están cerca de ver la luz, como Maxxxine o La trampa. Entre todas ellas, Longlegs se ha alzado con gran fuerza, relatando una historia de lo más perturbadora y vertiginosa. Lo que no todo el mundo sabe es que detrás de la película hay también una gran historia, la de una familia marcada por la tragedia y que, a pesar de todo, sigue escribiendo con letras de oro la historia del cine.

Se trata de la familia Perkins, un linaje afincado en Hollywood desde casi los orígenes de este, y que llega hasta nuestros días a través de Osgood ‘Oz’ Perkins, director de Longlegs e hijo del mítico actor Anthony Perkins, protagonista de películas como Psicosis de Alfred Hitchcock o El proceso de Orson Welles. Antes de Anthony, un primer Osgood había conquistado la ciudad de las estrellas, apareciendo en películas como Vampiresas de 1937, Madame du Barry o la gran Scarface, el terror del hampa, y trabajando por ende con cineastas de la talla de William Dieterle, George Cukor o, por supuesto, Howard Hawks.

En 1937 Osgood fallecería de forma repentina, dejando a Anthony con su madre y con la pesadumbre de no haber pasado mucho tiempo con su padre, quien andaba demasiado ocupado entre rodaje y rodaje. El joven Anthony vería en el séptimo arte una manera de conectar con esa figura paternal ausente, al tiempo que se haría un nombre en el cine mucho mayor que el de su progenitor. La ironía del destino haría que el joven Anthony debutase de la mano de George Cukor en una película llamada La actriz. Tras ella, Perkins trabajaría con otros grandes directores de la época; William Wyler (La gran prueba), Robert Mulligan (El precio del éxito) o Anthony Mann (Cazador de forajidos). El gran éxito le llegaría en 1960, cuando trabajaría con un tal Alfred Hitchcock al frente de una película que cambiaría para siempre las reglas del cine y la historia del terror: Psicosis. La sonrisa final de Perkins quedó inmortalizada para siempre, pero su hijo iba a tener que afrontar un camino igual o más difícil que el de su padre.

Imagen de la familia Perkins
Imagen de la familia Perkins

Una familia marcada por la tragedia

Poco se sabe de la vida íntima del primer Osgood Perkins, pero su hijo Anthony vivió un gran drama personal a cuenta de su reprimida homosexualidad. En un Hollywood aún conservador que castigaba las relaciones homosexuales, Perkins tenía que ocultar sus relaciones como tantos otros actores habían hecho antes. Acallaría parte de los rumores contrayendo matrimonio con la modelo y fotógrafa Berry Berenson, con la que tendría dos hijos, Oz y Elvis Perkins. Antes de eso, el actor había tenido que dejar atrás parejas como Tab Hunter o Grover Dale, y asistir a sesiones de terapia con la psicóloga Mildred Newman, cuyo libro de autoayuda How to Be Own Your Own Best Friend (Cómo ser tu mejor amigo) se convirtió en un fenómeno durante los setenta y que llevó en ocasiones al límite al actor en cuanto a su represión sexual hacia las mujeres.

El matrimonio Perkins-Berenson apaciguaría las aguas mientras el actor seguía en películas como Remember my name o exprimiendo la saga Psicosis ya sin Hitchcock pero con él mismo como director, faceta que terminaría heredando su hijo Oz. Pero en 1992 el actor fallecería de VIH, después de que un periódico sensacionalista filtrase que padecía sida y este finalmente accediese a hacerse una prueba para comprobar que el rumor era cierto. Tras su muerte se daría a conocer una conmovedora carta del actor al respecto: “Decidí no hacer público que tenía sida porque, citando erróneamente a Casablanca, no soy bueno siendo noble, pero no hace falta mucho para ver que los problemas de un viejo actor no son gran cosa en este loco mundo. He aprendido más acerca de amor, altruismo y entendimiento humano de la gente que he conocido en esta gran aventura del mundo del sida que en el mundo competitivo y despiadado en el que pasé mi vida”. La historia de Anthony quizá no acabaría de la mejor manera, pero su imborrable legado da testigo de su grandeza.

Imagen de Oz Perkins en 'Una rubia muy legal'
Imagen de Oz Perkins en 'Una rubia muy legal'

Sobreviviendo al relato

Una grandeza que ahora persigue su hijo, que también vio en sus inicios cómo la tragedia llamaba a su puerta. Acababa de debutar como actor en la ya icónica comedia Una rubia muy legal, cuando Oz Perkins y su hermano Elvis sufrieron la pérdida de su madre Bery Berenson, quien era pasajera del Vuelo 11 de American Airlines que se estrelló contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. La maldición de los Perkins continuaba, pero como hicieran su padre y antes su abuelo, Oz encontró en el cine el refugio que necesitaba para desarrollar su talento, pero también para descargar sus preocupaciones. Antes de Longlegs, el actor debutaba como director con The Blackcoat’s Daughter, terrorífico relato de jóvenes en un internado con el que se ganaría un nombre dentro del género y que ahora está siendo reivindicada tras el éxito de Longlegs.

En su nueva película, Perkins ha encontrado los mejores aliados posibles: Maika Monroe, una joven especializada en el terror desde que en 2014 protagonizase It follows, y que ha trabajado principalmente en ese género con mayor o menor acierto hasta volver a saborear el éxito con Longlegs. Del otro lado está Nicolas Cage, cuyo nombre no necesita carta de presentación pero cuya familia -los Coppola- es otro de esos linajes que llevan en Hollywood desde casi sus inicios, que han tenido figuras ilustres en cada etapa del cine y que, desgraciadamente, también han estado atravesados por la tragedia. Su primo e hijo del gran director Francis Ford Coppola, Gian-Carlo, murió decapitado en un accidente junto al hijo de otra gran estrella de cine como Ryan O’Neal. Unidos por la desgracia y por el talento para el terror, ahora Oz Perkins puede honrar la memoria de su padre y la de una familia que a pesar de la tragedia ha seguido contribuyendo como nadie al noble arte de la gran pantalla.

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