El 23 de octubre de 1980, una explosión de gas propano sacudió el Colegio Público Marcelino Ugalde en Ortuella, un pequeño municipio del País Vasco. El desastre acabó con la vida de 50 niños y tres adultos, dejando una profunda herida en la comunidad local. Aquella mañana, una fuga de gas desencadenó una explosión que destruyó el colegio y sumió en el luto a decenas de familias. El recuerdo de aquella tragedia persiste en la memoria colectiva de Ortuella.
Entre los impactados por el suceso se encontraba un joven Fernando Aramburu, que en ese momento estudiaba filología en la Universidad de Zaragoza. Años más tarde, Aramburu, ya convertido en profesor y escritor, reviviría constantemente el horror de aquel día al enseñar a niños de una edad similar a las víctimas. Esta experiencia traumática lo llevó a escribir la novela El Niño, una obra basada en los testimonios de los supervivientes. La novela se enfocaba en la historia de un niño fallecido y su familia y buscaba capturar el dolor y la valentía de los afectados, ofreciendo una mirada íntima a las cicatrices que dejó el accidente en la comunidad de Ortuella.
Y ahora Netflix ha anunciado su intención de adaptar El Niño en una película que en un principio dirigirá Mariano Barroso (Éxtasis, La línea invisible). La plataforma y el cineasta han asegurado que pretenden tratar el tema con el máximo respeto y cuidado, pero se han topado con una fuerte oposición por parte de la comunidad local.
“Desde el Ayuntamiento de Ortuella emitimos la presente declaración institucional con el propósito de solicitar, de manera respetuosa y enfática, que no se realice ninguna película o producción audiovisual que trate sobre el drama que nuestro pueblo vivió en el pasado. Esta decisión ha sido adoptada de manera unánime por nuestra comunidad, reflejando nuestro deseo colectivo de salvaguardar nuestra historia y privacidad”, dice el documento del consistorio. “Por la presente, solicitamos a la plataforma de streaming Netflix que respete esta petición y se abstenga de realizar cualquier producción basada en los hechos que afectaron a nuestro pueblo. Instamos a considerar la sensibilidad de nuestra situación y la importancia de nuestro derecho a decidir sobre nuestra historia y sobre su difusión pública”. La comunidad considera que revivir esos momentos a través de una producción audiovisual podría ser una forma de “revictimización” de las familias de los fallecidos.
El ‘true crime’, en el centro de la polémica
En los últimos años, el ‘true crime’ -las producciones audiovisuales basadas en sucesos reales- ha sido uno de los principales filones de todas las productoras y las plataformas de contenido. La mezcla de morbo, thriller y hechos reales engancha al público, pero también supone una explotación del dolor de los protagonistas o de los afectados, que en muchos casos siguen vivos.
Y en los últimos tiempos, ha comenzado a surgir una oposición cada vez mayor al ‘true crime’. La serie de Netflix El caso Asunta, por ejemplo, que revive el asesinato de Asunta Basterra Porto a manos de sus padres, también ha sido criticada por su distorsión de los hechos. “Me preocupa que se vuelva a cuestionar si la Justicia en España es correcta y si se manipulan las pruebas. Yo no juzgué a esas personas (Rosario Porto y Alfonso Basterra), me encargué de la instrucción. A ellos les juzgaron nueve jurados y lo determinaron [su implicación en el crimen] por unanimidad. Entonces, volver a intentar otra vez sembrar dudas...”, comentó el juez del caso tras el estreno.
Otra controversia ha sido la protagonizada por el caso de Gabriel Cruz, asesinado en Almería en 2018 por la que entonces era la novia de su padre. En mayo, la madre del niño, Patricia Ramírez, denunció que varias productoras estaban contactando con la asesina para contar su versión de la historia. En una comparecencia en el Senado, criticó denunció la constante revictimización a la que ha sido sometida su familia debido a la “mediatización del caso” de su hijo y pidió “un pacto de Estado” para proteger a las víctimas de delitos violentos y evitar que su sufrimiento se convierta en espectáculo. Finalmente, este proyecto no se grabará.
Y es que el ‘true crime’ sigue buscando ordeñar la gallina de los huevos de oro con casos cada vez más recientes, pero los protagonistas reales están comenzando a decir “basta”.