El Mad Cool está a examen. Tras los problemas registrados en 2023, la primera vez que se celebraba en el espacio situado en el polígono Marconi (conocido formalmente como Iberdrola Music), el festival madrileño ha buscado solventar las problemáticas que generaron numerosas quejas entre los asistentes. La primera de ellas ha sido habilitar un mayor espacio para los baños y las fuentes de agua, un núcleo problemático en la edición del año pasado. La más importante ha sido ampliar el horario del Metro de Madrid, del Cercanías y ofrecer lanzaderas gratuitas con parada en Legazpi y Atocha. Otro de los cambios implementados en 2024 ha sido una menor venta de entradas para reducir los problemas de movilidad de la pasada edición: de 70.000 a 58.000 durante los cuatro días.
El Ayuntamiento de Madrid, la Delegación del Gobierno y el Ayuntamiento de Getafe están vigilando con lupa la celebración de la nueva edición del festival musical para decidir si el recinto reúne las condiciones necesarias para la celebración de este tipo de eventos. Una vez finalizado el segundo capítulo del Mad Cool en Villaverde Alto, las tres administraciones implicadas tomarán una decisión en septiembre para valorar la continuidad del recinto.
Sin duda, las mejoras y cambios se notaron en la jornada inaugural de este miércoles, encabezada por la cantante británica Dua Lipa, los Smashing Pumpkins, Janelle Monáe o Rels B. La entrada al recinto no generó problemas y tampoco colas, algo que los asistentes agradecieron debido al sofocante calor que golpeó la capital durante gran parte del día. Las altas temperaturas es algo que, por desgracia, se mantiene con respecto al año pasado (y eso que, hasta ahora, Madrid no se había convertido todavía en un desierto alejado de la brisa marítima). Las zonas con sombra siguen siendo el gran reto del Mad Cool.
El recinto parece mucho más espacioso con los cambios que la organización ha implementado, evitando que en el centro del espacio haya estructuras que colapsen el flujo de movimiento de los asistentes. Incluso la salida del concierto de Dua Lipa, el más masivo hasta ahora, fue como la seda. Lo más importante de todo ha sido la supresión de las colas, inexistentes en los baños o las barras. El festival, que el año pasado sólo contaba con unos lavabos, ha implementado varios por todo el recinto, permitiendo así que las opciones se amplíen y evitando que se formen largas colas que se fusionaban con el movimiento natural del que quería cambiar de escenario o concierto.
Otro de los puntos clave ha sido la colocación de los escenarios, relegados al perímetro y alejados de la zona central del espacio (en la que sí que hay carpas publicitarias y barras para adquirir refrescantes bebidas). La sensación general al salir del Iberdrola Music es que, por primera vez en mucho tiempo, Madrid disfrutaba de una jornada de macrofestival sin demasiados sobresaltos o situaciones catárticas. Habrá que comprobar si, ya con su horario habitual (este miércoles el Mad Cool cerró antes sus puertas, pero a partir de este jueves lo hará a las 02:00 horas, un horario que podría generar más problemas a la salida), todo se mantiene.
Queda por comprobar cómo funcionará el Metro de Madrid y el Cercanías al cierre del recinto (hay que tener en cuenta que, para llegar a la parada hay que caminar unos 20 minutos). Este miércoles, el flujo entre vagones era de menos de 5 minutos en la parada de Villaverde Alto, la última de la Línea 3 (aunque es cierto que eran las 23:30 horas, horario en el que el transporte público sigue estando operativo). El Mad Cool sabe que está a prueba y, de momento, el esfuerzo para mejorar la experiencia de los asistentes se ha notado.