Madrid, 20 abril (EFE).- El francés Juan Leal se justificó en Las Ventas frente a un correoso encierro de Palha, encastado por momentos, pero al que le faltó clase en sus acometidas, con una digna actuación sin opciones de Francisco de Manuel, y un Rafaelillo que pasó de puntillas por Madrid.
Juan Leal dio la cara en Las Ventas, que es lo que hay que hacer. En sus dos toros. El segundo se apagó muy pronto, justo cuando el francés le bajó la mano poniendo a prueba su bravura, que no llegaba a tal categoría pues le faltó entrega y continuidad. Lo más conseguido resultó una porfiona tanda de naturales en el epílogo de la faena.
Leal se fue a porta gayola en el quinto, librándose milagrosamente de la cogida tras el frenazo del de Palha al llegar a su jurisdicción. En el peto el toro portugués empujó con codicia, calentando el ambiente de cara al último tercio, el cual no decepcionó.
Tanto toro como torero derrocharon casta, con el de Palha protestando al soltar la cara cuando se le apretó por abajo. De nuevo lo más templado llegó en el tramo final del trasteo.
Aunque pinchó en el primer envite, no volvió la cara Juan Leal al tirarse a matar en el segundo intento, siendo zarandeado dramáticamente por su antagonista, al que dejó una notable estocada arriba. Sin embargo el palco no juzgó que lo realizado por el francés fuera merecedor de una oreja, a pesar de la petición mayoritaria, dando una aclamada vuelta.
Francisco de Manuel se llevó el lote de menos opciones. Aunque lo intentó, con muletazos de buen corte, apenas nada pudo hacer ante el tercero, cuyo fuelle se acabó en tres tandas.
Por su parte, el galafate sexto tuvo continente, pero no contenido. De Manuel se puso con insistencia, aspirando robarle embestidas a un oponente que se defendió con mal estilo y con el que anduvo con dignidad aunque sin posibilidad de lucir.
No fue la tarde de Rafaelillo en Las Ventas. El murciano castigó duro en el caballo al encastado primero, que, como se dice en estos tiempos de neologismos taurinos, tuvo disparo. Es decir, acudió con ímpetu pero acabada la inercia le costó más desplazarse.
Fue un toro de apostar, con muchas posibilidades de perder, cierto, pero nadie dijo que esto fuera fácil. Y Rafaelillo optó por conservar, fundamentando el trasteo por el pitón derecho y apenas cogiendo la izquierda testimonialmente.
El cuarto, bien picado por Agustín Collado, tuvo ciertas opciones mientras duró, pero Rafael instrumentó una faena periférica y breve de escaso compromiso, hábilmente rematada con la espada.
FICHA: Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Corrida de toros del Domingo de Resurrección. 9.414 espectadores.
Se lidiaron seis toros de Palha, bien presentados. Primero, segundo, cuarto y quinto encastados. Muy a menos tercero y sexto.
Rafaelillo (de grana y oro): estocada casi entera desprendida (silencio); más de media estocada baja (silencio).
Juan Leal (de verde hoja y oro): estocada entera trasera (ovación); pinchazo y estocada entera arriba (vuelta tras petición con aviso).
Francisco de Manuel (de burdeos y azabache): media estocada arriba y descabello (silencio con aviso); estocada entera arriba (silencio).
Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Mario Vargas Llosa. Juan Carlos Rey se desmonteró tras banderillear al tercero. EFE
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