Alicante, 27 mar (EFE).- El grupo de investigación de Bioquímica Aplicada de la Universidad de Alicante (UA) ha comprobado que con los residuos de chuches y usando unos microorganismos, de nombre haloarqueas, se pueden producir bioplásticos y un compuesto con propiedades anticancerígenas, antilipídicas, antiglucídicas y antioxidantes.
La catedrática Rosa María Martínez Espinosa, que dirige este grupo de investigación, ha explicado que lo que han estado haciendo más recientemente es optimizar la producción de bioplásticos y pigmentos naturales con la idea de generar una cantidad significativa que pueda ser comercializable".
"Pero nos dimos cuenta de que teníamos que abaratar los costes para tener productos naturales competitivos en los mercados a los que irían destinados", ha señalado.
Esta experta ha revelado que, para que los microorganismos fabriquen los bioplásticos y los pigmentos naturales, es necesario disponer de una gran cantidad de carbono o, en otras palabras, de mucho azúcar. "Y dónde vamos a encontrar más azúcar que en la industria de las golosinas”, ha indicado.
"De esta forma, lo que hemos hecho es diseñar un proceso de economía circular que ofrece una alternativa respetuosa con el medio ambiente para producir bioplásticos y pigmentos naturales muy demandados por diversos sectores industriales, entre ellos, los de la cosmética, la farmacéutica y la alimentación”, ha reseñado.
La industria que ha proporcionado los residuos es "Vidal Golosinas SA y básicamente se trata de los residuos de almidón o las pequeñas bolitas que recubren las gominolas conocidas como ‘moras’, que caen de las máquinas o mermas que quedan en los distintos pasos de la producción", ha concretado la investigadora, según un comunicado de la UA.
Martínez Espinosa ha afirmado que este uso ha sido un gran “reto” puesto que se ha empleado el residuo sin limpiar “y, aun así, ha dado magníficos resultados”.
El próximo paso “para abaratar aún más el coste” será utilizar la salmuera de la planta desaladora de la UA y las aguas residuales de las empresas textiles, que emplean también mucha sal, un componente absolutamente necesario en el caldo de cultivo de las haloarqueas.
Las haloarqueas, también conocidas como arqueas halófilas, habitan en ambientes hipersalinos, como las salinas, que se caracterizan por tener una concentración de sal superior al 15 %.
Estos microorganismos son capaces de sobrevivir en un ambiente con una alta radiación solar y con escasa disponibilidad de nutrientes. Por ello, han desarrollado adaptaciones que les permiten no solo sobrevivir, sino también sintetizar biomoléculas de gran relevancia para algunas industrias como la biotecnológica, farmacéutica y para la medicina.
Entre las biomoléculas más relevantes que producen las haloarqueas se encuentran los pigmentos naturales denominados de forma general carotenoides y los polihidroxialcanoatos (PHAs) (bioplásticos).
Los carotenoides desempeñan un papel clave en la protección celular, ya que actúan como un potente antioxidante, al neutralizar las altas concentraciones de especies reactivas de oxígeno generadas por la exposición a la alta radiación solar. EFE
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