María López
Madrid, 19 mar (EFE).- Incoherencias en el relato y en la escena de la muerte, un poder notarial, compras de lujo y un accidente de tráfico previo, que los investigadores consideran un primer intento de asesinato, cercan al policía local acusado de matar a una octogeneria en su casa de Ciempozuelos (Madrid) en 2020.
La Audiencia Provincial de Madrid ha continuado este martes el juicio contra F.R.C, acusado de asesinar a T.L.L, de quien era amigo, tirándola por las escaleras de su chalet el 29 de febrero de 2020, veinte días después de provocar un accidente de tráfico en el que la víctima había resultado herida y tras obtener un poder notarial para disponer de las cuentas de la mujer, de 83 años.
En el juicio, con jurado popular, han declarado este martes agentes a cargo de la investigación, iniciada al detectar "incoherencias e irregularides" en la escena y el relato del acusado, que en el momento de la caída se encontraba solo con la fallecida, muy debilitada y que necesitaba andador para desplazarse.
Según el acusado, la anciana cayó por las escaleras. Sin embargo, ésta necesitaba oxígeno, no podía moverse sin ayuda, su andador no cabía por la puerta porque unas botellas obstaculizaban el paso, y la posición de su cuerpo y del carro que empleaba no coincidían con una caída accidental.
Tras quince meses de investigación, un informe forense indicó la existencia de "etimología homicida" y que otra fuerza, además de la gravedad, tuvo que empujar la caída. Fue la "pieza fundamental" de la investigación, según el responsable de instruir el caso en el grupo de homicidios de la Guardia Civil.
Varios elementos más componen el presunto crimen.
Veinte días antes, el acusado tuvo un accidente de tráfico con la víctima como copiloto. A plena luz del día y a una velocidad de 40 kilómetros por hora, se salió de la vía, y, sin pisar el pedal de freno, chocó contra un árbol. El acusado resultó ileso, pero la anciana, que no llevaba cinturón de seguridad por indicación de su amigo, tuvo que ser hospitalizada.
Mientras la anciana se encontraba en el hospital de Valdemoro, el acusado y otro hombre le hicieron firmar unos papeles. El día que le dieron el alta, el acusado obtuvo en una notaría de Parla un poder para gestionar todas las cuentas de la víctima.
Fue "imposible" que la anciana lo otorgase porque la trasladaron en ambulancia a su casa, por lo que, según los investigadores, alguien la suplantó.
Desde que obtuvo el poder y hasta la caída de la fallecida, el acusado efectuó varias compras de lujo. Dio la entrada para un Ferrari, que perdió al no comprar el vehículo, compró una piscina con olas, una bañera de hidromasaje, electrodomésticos y retiró 450.000 euros en efectivo.
Algunos de estos bienes de lujo aparecieron en el domicilio de su expareja, que se enfrenta a una petición de tres años de cárcel por un presunto delito de alzamiento de bienes.
En 2019, las cuentas de la fallecida sumaban más de 560.000 euros; al término de 2020 había alrededor de 10.431 euros.
El día de la muerte, el acusado ordenó a una asistenta salir a hacer compra por lo que se encontraba solo cuando se produjo la caída. Pese a ser policía local instó a guardia civiles a realizar las maniobras de reanimación. Primero dijo ser el hijo de la anciana y, después, su amigo.
Durante el juicio, la asistenta ha narrado como aquel día la anciana apenas podía moverse sin ayuda, tenía miedo de caerse y no quería caminar.
El acusado se enfrenta a una petición de 47 años de cárcel por parte de la Fiscalía, que le imputa delitos de asesinato en grado de tentativa, falsedad en documento público y alzamiento de bienes.
La acusación particular, ejercida por familiares de la fallecida, pide prisión permanente revisable, y la defensa solicita su absolución, al considerar que la investigación fue errónea. EFE