Málaga, 18 mar (EFE).- La Ribagorza es una comarca aragonesa que linda con Cataluña y con Francia, y también escenario de una película sobre el duelo y la culpa que ha desembarcado este martes en el Festival de Málaga, dirigida por la debutante Gala Gracia y titulada 'Lo que queda de ti'.
No es poca la importancia en el largometraje de esta comarca aragonesa, en donde el sector primario juega un papel económico de vital importancia. La directora creció en Benabarre, una de las ciudades clave de la zona, algo más de 1.000 habitantes. 'Lo que queda de ti', como ha dicho Gracia en rueda de prensa este martes, es autobiográfica en gran medida.
Cuenta el regreso a casa de Sara, prometedora pianista residente en Nueva York, a raíz de la muerte de su padre, ganadero en la zona. Se encuentra con su hermana, que no se ha movido de la tierra, que se dedica a sacar adelante su negocio del sector primario, tanto en el ovino como en el porcino.
Ambas tendrán que afrontar el legado de su padre mientras van aflorando diferencias por cómo sobrellevar el dolor de la ausencia. 'Lo que queda de ti' es una película sobre el duelo en un lugar que lucha por su supervivencia económica, acechada por los flujos económico y productivo actuales, que miran a otros lados.
En gran parte, Sara es Gala, la directora. Como el de la película, su padre, ha dicho, "también defendía la ganadería extensiva, las razas autóctonas (como la xisqueta, la predominante en la comarca), el 'slow food' y producir carne de calidad, y no sólo por una cuestión ambiental".
"Así que en la película -continúa- toco indirectamente el tema del relevo generacional, porque el sistema de producción requiere esfuerzo y no siempre da rentabilidad, y se está abandonando y sufrirá, por tanto, cada vez más".
Gala Gracia volvió a casa tras fallecer su padre, como Sara. Y como Sara, sintió algunas de las emociones que se deslizan despacio por esta película.
Se asoman por 'Lo que queda de ti' la culpa y el duelo, sí, pero también el desarraigo. "Uno tiene que saber de dónde viene y a qué tierra pertenece", asegura la cineasta.
Laia Manzanares y Ángela Cervantes protagonizan esta película que les obligó a la inmersión en La Ribagorza, y no solamente en el paisaje, sino también en su ciclo productivo, en el trabajo con las ovejas y los cerdos (sus partos y sus enfermedades) y en el cuidado de las tierras.
Ganaderos de la comarca les ayudaron en el proceso, y una pastora asistió e informó a las actrices. Gracia valora el trabajo de las dos intérpretes: "Se pusieron las botas, pisaron barro y dijeron 'adelante'", resume.
Dispusieron de tiempo para preparar los personajes, subraya Cervantes, en tanto que Manzanares remarca "el factor aislamiento" que vivieron durante el rodaje porque estuvieron residiendo en un municipio de la zona, todo el equipo junto, lo que favoreció "la conexión con la película".
"Fue un regalo, pero también un baño de humildad porque te das cuenta de que nos hemos acostumbrado a vivir con la prisa y con la ansiedad", sentencia Manzanares. EFE
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