Madrid, 13 mar (EFE).- La evolución del clima en España, en un contexto de cambio climático, estará marcada por una disminución de las precipitaciones, con sequías más largas e intensas, pero simultáneamente, por un aumento en los eventos extremos, que afectarán en especial al Mediterráneo.
Así lo establece el informe del comité español de variabilidad y previsibilidad del clima CLIVAR-Spain 2024, elaborado por una red de científicos referentes en la investigación del clima y respaldado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), que se ha presentado este jueves.
El estudio reúne los avances científicos más recientes, proporcionando un análisis detallado de los impactos y riesgos climáticos, tanto presentes como futuros, que enfrenta el territorio español.
Entre sus proyecciones, se prevé que las precipitaciones medias disminuyan a lo largo del siglo, mientras que aumentan los eventos extremos.
Aunque los científicos han señalado que la tendencia de las precipitaciones extremas “no están claras” para todo el territorio o período temporal, han observado un aumento de eventos convectivos, como la dana, en la zona del Mediterráneo, especialmente a finales de otoño y que, probablemente, están relacionados con un mar Mediterráneo más cálido.
El calentamiento de las aguas que rodean la Península Ibérica y archipiélagos sucede a razón de 0,25 ºC por década, hasta un 67 % más rápido que el promedio mundial, que es de 0,15 ºC por década.
En el caso del Mediterráneo, este incremento de temperatura se ha observado que es de 2 a 3 veces mayor que el ritmo global.
Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente, ha reiterado este jueves en la presentación del informe la situación "especialmente vulnerable" de esta región del planeta.
Por ello, ha indicado que, "es ineludible acelerar la acción frente al cambio climático" por medio de medidas y políticas que, "para que sean eficaces, van a tener que basarse en el mejor conocimiento científico disponible".
Este incremento de temperaturas no se ha vivido solo en el mar, sino que en tierra también han experimentado una clara aceleración desde los años 80, desembocando en un aumento de la frecuencia, duración e intensidad de las olas de calor.
Este evento se siente aún más en las ciudades de España, donde en la última década se han experimentado récords de temperatura sin precedentes, exacerbados por factores urbanos como el efecto "isla de calor urbana" (UHI).
De igual forma, en el informe se ha observado que las sequías, a causa de una mayor evaporación atmosférica, se han vuelto más prolongadas e intensas, así como una proyección de incendios más frecuentes, extremos y con temporadas de peligro más largas.
En paralelo, los científicos han indicado que se agravará la escasez de agua en zonas ya secas, proyectando una tendencia hacia climas más áridos sobre la Península Ibérica y el sur de Europa.
Las consecuencias del cambio climático también se sentirán en el turismo y la agricultura, sectores clave de la economía española. Se deteriorarán las condiciones óptimas para el turismo en verano, que se desplazará al norte y, de igual forma, se reducirá la producción de cultivos tradicionales, como la uva.
El informe también ha revelado que los glaciares españoles han experimentado un rápido retroceso en la última década, con una notable pérdida en su extensión y espesor y disminuyendo significativamente en número.
El permafrost, suelo permanentemente helado, se está degradando en montañas españolas como sierra Nevada o Pirineos, lo que acelera fenómenos de inestabilidad como desprendimientos de rocas y avalanchas, suponiendo un riesgo para montañeros y excursionistas.
Los registros a largo plazo muestran, además, una disminución en la duración de la capa de nieve y su acumulación máxima en la Península Ibérica, lo que pone en riesgo los recursos hídricos que dependen del deshielo en zonas de montaña.
La directora general de la Oficina Española de Cambio Climático, Elena Pita, también presente en el acto, ha constatado: "El resumen deja muy claro lo que está sucediendo (olas de calor, menos precipitaciones) y lo que se nos viene (eventos extremos, aridez)".
"No nos queda más remedio que atacar las causas e intentar cambiar el modelo" de producción y consumo que ha provocado el cambio climático, ha apuntado Pita.
De su lado, María José Rallo, presidenta de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), ha destacado el compromiso de la Aemet con la labor climática, que "cada vez adquiere más importancia". EFE