Logroño, 8 mar (EFE).- A pesar de que solo ha disputado tres encuentros de la segunda vuelta, el Logroño afronta mañana en Granollers un verdadero examen, casi una final, para saber en realidad a qué puede aspirar esta temporada.
Acostumbrado a pelear por jugar en Europa, el Logroño se ha visto tras una discreta primera vuelta demasiado lejos de esos objetivos; ahora mismo es décimo, con seis puntos por recuperar precisamente respecto al Granollers, que es cuarto.
Los riojanos, eso sí, han retomado la competición a un buen nivel, lo que les da un punto de esperanza de poder remontar en la clasificación.
Pero esa buena cara de los tres partidos que han jugado se pone a prueba ante el rival más exigente hasta ahora, porque el equipo catalán, incluso tras perder la semana pasada en Valladolid, es uno de los más competitivos de la Liga Asobal, especialmente en su campo.
Los riojanos siguen con el proceso de recuperación de Ángel Rivero, que agota plazos para volver a las pistas aunque posiblemente tampoco pueda estar mañana.
"Para nosotros sería muy importante sumar, nos podríamos ir hacia arriba", ha explicado el cubano en declaraciones a los medios del club, lo que denota que él mismo quiere tener una oportunidad en Granollers.
Ha asumido que la calidad del Granollers "hace que este sea un partido real de 60 minutos, para poder competir hay que estar concentrados en todo momento en ataque y defensa, solo así podremos sacar algo positivo".
La larga lesión del cubano y la marcha de Martí Soler son la mayor debilidad de los riojanos, por lo corta que es su plantilla, en la que el buen estado del goleador Perjel y del portero Xoan Ledo pueden ser determinantes mañana. EFE