Vitoria, 6 mar (EFE).- La dieta mediterránea puede ser un factor protector ante la depresión, mientras que la alimentación "occidental" basada en comida rápida, carbohidratos refinados, grasas no saludables y ultraprocesados "aumenta el riesgo de trastorno mental".
Esta es una de las conclusiones que la jefa de estudios de la Unidad Docente de la Red de Salud Mental de Bizkaia y profesora de Psiquiatría en la Universidad de Deusto, Eva Garnica, ha expuesto en el Curso Nacional de Actualización en Psiquiatría, que se celebra hasta el viernes en Vitoria.
La psiquiatra ha explicado que las personas con trastorno mental grave (esquizofrenia, trastorno bipolar o similares) mueren de media entre 15 y 20 años antes y que la principal causa de muerte, como en el resto de población, es la enfermedad cardiovascular.
Las investigaciones que han revisado la dieta de estas personas revelan que ingieren más comida rápida y ultraprocesados que alimentos propios de dieta tradicional mediterránea.
En general los enfermos mentales graves comen menos vegetales, frutas, pescado, frutos secos y aceites vegetales e ingieren más bebidas carbonatadas y azucaradas (tipo refrescos), pasteles y dulces, azúcar en general, pan blanco, aceites hidrogenados y comida rápida.
En cuanto a grasas, se decantan más por grasas saturadas y 'trans', y menos grasas saludables (aceite de oliva virgen extra y frutos secos, por ejemplo).
"Está demostrado que las dietas altas en azúcar y en alimentos procesados empeoran la salud cerebral y aumentan el riesgo de trastorno mental", mientras que la mediterránea "mejora la ansiedad y la depresión", señala la doctora, autora del blog www.nuecesparaelcerebro.com.
Hay evidencia científica, ha dicho, de que la nutrición por tanto influye en el cerebro a través de dos vías principales. Una de ellas es la microbiota, un campo en el que se está investigando el potencial del trasplante fecal, el que ayuda a reemplazar algunas bacterias "malas" en el colon por otras bacterias "buenas".
La otra es la inflamación. Hay dietas más inflamatorias -basadas en procesados- y dietas "antiinflamatorias" como la mediterránea. Además, ahora se están estudiando los beneficios en la salud mental del ayuno intermitente y de la dieta cetogénica (sin azúcares y con menos carbohidratos).
La dieta cetogénica mejora enfermedades como el alzheimer, el parkinson y las migrañas y ahora se están haciendo estudios sobre su impacto en psiquiatría.
Se trabaja con la hipótesis de que al recudir los carbohidratos y obligar al cuerpo a "tirar de reservas y a funcionar con cuerpos cetónicos en lugar de con azúcar" haya alteraciones metabólicas en el cerebro.
El problema, ha reconocido Garnica, es que es una dieta "difícil de seguir" entre la población general y más para personas con enfermedades mentales, pero esta hipótesis abre una nueva vía de tratamiento. EFE
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