Tarragona, 30 ene (EFE).- Un estudio de la Universitat Rovira i Virgili (URV) abre la puerta a nuevos tratamientos para afrontar enfermedades neuromusculares como la ELA tras revelar cómo dos vías moleculares clave trabajan conjuntamente para mejorar la comunicación entre los nervios y los músculos, informa la URV en un comunicado.
La investigación refuerza la idea de que la unión muscular no solo recibe órdenes, sino que también puede "responder" e influir en cómo se comunican las neuronas y los músculos.
El descubrimiento de estos mecanismos permite entender cómo se podrían diseñar estrategias para mantener activa la sinapsis neuromuscular, incluso cuando la enfermedad empieza a progresar.
En el caso de la ELA (esclerosis lateral amiotrófica), este hallazgo podría propiciar nuevos tratamientos dirigidos a mantener la funcionalidad de la unión neuromuscular, crucial para preservar la movilidad y la capacidad respiratoria de las personas afectadas por esta enfermedad, afirma el equipo investigador.
El cuerpo humano necesita que los nervios y los músculos estén en constante comunicación para garantizar el movimiento, la respiración y otras funciones vitales, y esta conexión se produce en un punto concreto, donde se genera un contacto físico entre las células, denominado unión neuromuscular, que actúa como un "puente" donde el nervio envía órdenes al músculo para que se contraiga.
Hasta ahora, se pensaba que el flujo de la información reguladora solo iba en una dirección, del nervio al músculo; sin embargo, este estudio demuestra que el músculo también se comunica con el nervio para que éste controle mejor la contracción muscular.
El equipo investigador observó mediante la estimulación del nervio frénico —que controla los músculos de la respiración— y la aplicación de técnicas de bloqueo muscular en modelos animales cómo las vías moleculares intervienen en la comunicación entre nervios y músculos.
"Uno de los avances más significativos de esta investigación ha sido observar que estas dos vías moleculares no trabajan por separado, sino que se coordinan entre ellas para modificar las proteínas concretas del mecanismo de liberación del neurotransmisor y ajustar la intensidad de la transmisión nerviosa en función de la actividad tanto del nervio como del músculo", explican sus autores.
"Este conocimiento es especialmente relevante para enfermedades como la ELA, donde la conexión entre el nervio y el músculo se ve afectada. Si en el futuro se logra regular estas vías cuando tienen un mal funcionamiento, se podrían desarrollar nuevas terapias para mejorar la transmisión de la señal y preservar la función muscular", comenta María Ángel Lanuza, investigadora del departamento de Ciencias Médicas Básicas de la URV, que ha liderado el proyecto. EFE
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