Cuenca, 27 ene (EFE).- La obesidad, además de crónica y multifactorial, es una enfermedad progresiva que puede evolucionar de asintomática a grave y que no puede ser medida con el Índice de Masa Corporal (IMC) como hasta ahora porque es la grasa abdominal un indicador mucho más determinante del desarrollo de complicaciones metabólicas.
La Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) ha elaborado el decálogo “MetaObesidad 2025” para actualizar y consolidar los nuevos conceptos sobre la obesidad recogiendo las ideas básicas, actuales y consensuadas sobre la definición, diagnóstico y manejo de esta enfermedad por parte de la comunidad científica internacional.
El decálogo, presentado en la I Jornada SEedo Periodismo y Obesidad celebrada recientemente en Cuenca, resume además el posicionamiento de la sociedad científica española sobre las nuevas propuestas que han ido surgiendo en este campo:
1. Es una enfermedad crónica y recurrente caracterizada por una acumulación anormal y/o excesiva de grasa corporal que supone un riesgo para la salud física y mental.
2. Es además progresiva, que puede pasar de un estado asintomático a condiciones graves o discapacitantes. Es una enfermedad en todas sus etapas.
3. Disminuye la calidad y esperanza de vida. Es un factor causante primordial de otras enfermedades crónicas graves, como la enfermedad cardiovascular, la diabetes tipo 2, la esteatosis hepática o ciertos tipos de cáncer, entre otras.
4. Es compleja y multifactorial y en su desarrollo intervienen factores genéticos y biológicos, además de alteraciones del sueño y el estrés, ciertos tipos de medicamentos y factores ambientales y socioeconómicos, además de los hábitos de vida no saludables.
5. El índice de masa corporal (IMC) no refleja ni la distribución ni la funcionalidad del tejido adiposo ni permite establecer la masa muscular, fundamental para la movilidad y el mantenimiento del metabolismo y la salud en general. No es, por tanto, una medida de salud.
6. La acumulación de grasa abdominal se asocia a un mayor riesgo de desarrollar complicaciones cardiometabólicas y es un factor más determinante del desarrollo de complicaciones metabólicas que el IMC, incluso en aquellos con valores de corte inferiores a los estándar que marcan la obesidad.
7. Cuando se use el IMC se debe combinar con la circunferencia de cintura o el cociente cintura-estatura y técnicas específicas para evaluar la composición corporal, como la bioimpedancia eléctrica o ecografía nutricional. Siempre que sea posible, hay que considerar también el uso de biomarcadores bioquímicos y moleculares en muestras de biopsias de tejido adiposo y en fluidos corporales.
8. La obesidad requiere un abordaje y tratamiento integral que considere las complicaciones médicas, funcionales y psicológicas, realizado por equipos multidisciplinares y desarrollado de manera personalizada durante el tiempo necesario.
Debe estar centrado en objetivos realistas, no siempre enfocados en la pérdida de peso, incluir la prevención, la resolución o mejora de las complicaciones asociadas y orientarse a proporcionar una mejor calidad de vida y bienestar mental.
9. Las personas con obesidad sufren prejuicios, estigmatización y discriminación, profesionales sanitarios incluidos.
10. La SEEDO está comprometida con la mejora en la comunicación sobre obesidad y colabora activamente para que la sociedad, incluidos los profesionales sanitarios, los responsables políticos y los profesionales de la comunicación, tengan una mayor y mejor comprensión, liberando a las personas que la padecen de la carga y del estigma social que las rodea. EFE