Javier Díaz
Barcelona, 21 ene (EFE).- La decisión de Banco Sabadell de devolver su sede social a Cataluña, tras más de siete años en Alicante, marca un punto de inflexión en el panorama empresarial catalán, ya que esta entidad financiera es la primera gran empresa que da ese paso.
Aunque en los últimos años, especialmente en 2024, se había reavivado el debate sobre el retorno de las grandes empresas, al calor de los pactos firmados por el PSOE y Junts, en medios empresariales se insistía en que el debate no estaba sobre la mesa y se rechazaban presiones políticas al respecto.
El pasado mes de diciembre, el consejo de administración de Molins, antes Cementos Molins, acordó por unanimidad la vuelta de su sede social a Cataluña, después de trasladarla a Madrid por la crisis abierta por el referéndum del 1 de octubre de 2017.
Aquel movimiento ya fue simbólico, al tratarse de una compañía cotizada, pero la decisión de Banco Sabadell adquiere una dimensión diferente, por el tamaño de la entidad -integrante del IBEX-35- y por el hecho de que el banco afronta actualmente una opa hostil por parte de BBVA.
El regreso de Banco Sabadell a Cataluña también tiene especial importancia porque cuando la entidad anunció el cambio de su sede social, el 5 de octubre de 2017, a Alicante lo hizo apelando a la necesidad de seguir estando bajo el paraguas de la Unión Europea -y del BCE, por extensión- en caso de que el Parlamento catalán declarara la independencia.
El movimiento pone de manifiesto en ese sentido que la gran empresa empieza a percibir un clima de normalización política en Cataluña, ahora gobernada por el presidente de la Generalitat, Salvador Illa.
Fuentes del Govern han asegurado a EFE que el regreso de Banco Sabadell es una "decisión económica, no política", y que se trata de "buenas noticias".
Asimismo, en los últimos años, el presidente de Foment, Josep Sánchez Llibre, ha insistido en que uno de sus objetivos al frente de esta patronal era lograr el regreso de las empresas que trasladaron su sede a otras comunidades por el procés.
Con todo, fuentes empresariales aseguran a EFE que la decisión de Banco Sabadell de mover su sede de nuevo a Cataluña debe enmarcarse en una situación muy particular y diferente de otras, como es la opa lanzada por BBVA, que ha llevado tanto al gobierno catalán como a los principales entidades económicas catalanas a posicionarse en contra de la opa.
En octubre de 2017, Banco Sabadell tomó la decisión de marcharse ante la posibilidad de que el Parlament de Cataluña declarara la independencia unilateral y en un clima de incertidumbre e inseguridad jurídica que llevó a los principales bancos catalanes a sufrir una fuga de depósitos.
Aquella decisión abrió el camino también al traslado de la sede social de CaixaBank a València.
Desde entonces, los directivos de Sabadell han asegurado en numerosas ocasiones que no se planteaban el regreso de la sede social a Sabadell y han defendido que estaban a gusto en Alicante.
"Estamos aquí muy bien", dijo el presidente del banco, Josep Oliu, en vísperas de la última Junta General de Accionistas, y apuntó que el cambio de sede social no está "ni encima ni debajo de la mesa".
Entre las miles de empresas que decidieron trasladar fuera de Cataluña sus sedes sociales a raíz de la crisis política e institucional que se desencadenó en Cataluña en octubre de 2017 por el procés figuran también otras como Naturgy, Abertis, Cellnex, Colonial, SegurCaixa, Applus+, Catalana Occidente, eDreams, Banco Mediolanum, Codorniu, Hotusa o Planeta, entre otras.
No obstante, en los últimos años apenas ha habido casos de retornos.
También Agbar, controlada entonces por Suez -y ahora integrada en Veolia-, decidió llevarse la sede social fuera de Cataluña, aunque en septiembre de 2018 anunció que fijaba de nuevo su sede social en Cataluña apelando a la "estabilidad económica", en uno de los pocos casos de movimientos de regreso que han trascendido.
No obstante, cuando Agbar hizo ese movimiento era propietaria solo de los negocios catalanes de concesión de la gestión de aguas del grupo, y el resto de activos situados en otras partes de España colgaba de Suez Spain, con sede en Madrid desde el año 2015.
En los últimos tiempos, solo la tecnológica Red Points ha admitido haber devuelto la sede social a Cataluña. EFE