Barcelona, 10 ene (EFE).- La dimisión del vicepresidente responsable del marketing, Juli Guiu, estrecha aún más el círculo de poder en el FC Barcelona de Joan Laporta, que en el último año y medio ha perdido también a Eduard Romeu, vicepresidente económico, y a Jordi Llauradó, directivo responsable del Espai Barça.
Sin director general desde prácticamente el inicio de mandato tras la dimisión de Ferran Reverter, Laporta ha visto cómo también dejaba el club su director de fútbol, Mateu Alemany, mientras que Rafael Yuste, su vicepresidente deportivo y principal valedor de Xavi Hernández como entrenador, ha ido perdiendo peso en las decisiones de la junta directiva en los últimos meses.
Sin CEO, ni vicepresidente económico, ni ahora responsable de marketing, el núcleo duro del presidente se ha visto reducido a apenas media docena de personas de confianza que son las que, de facto, dirigen el club.
No forma parte de la junta directiva ni tiene cargo oficial ni remuneración alguna en el club, pero se podría decir que el excuñado de Laporta ejerce de CEO en la sombra.
Persona influyente y con una agenda inacabable de contactos, también mantiene una gran relación con muchos jugadores y entrenadores, ya que ejercía de enlace entre el vestuario y la junta en la primera directiva que comandó Laporta.
Y es que Echevarría es 'El señor lobo' del Barça, un solucionador de problemas que participa de todas las decisiones importantes del club.
Aunque oficialmente es el tesorero del club, podría decirse que Olivé ejerce como una especie de director general y vicepresidente económico en el Barça de Laporta.
Con Alemany fuera de la entidad azulgrana, Olivé ha sido el encargado de encajar la economía del club en ese galimatías que es el 'fair-play' financiero, y también ha asumido parte de las funciones que tenían Romeu y Reverter.
Hombre de confianza de Laporta como uno de los avalistas de sus junta directiva, Olivé ha estado presente en todas las operaciones financieras importantes, la última de ellas, la renovación del contrato de patrocinio con Nike.
Aunque Soler es el responsable del fútbol formativo y Puig del fútbol femenino, dos áreas que podrían considerarse menores dentro del organigrama del club, ambos se han convertido en los directivos de confianza del presidente.
Acompañantes habituales de Laporta en sus viajes, tanto en representación del Barça, como otros de carácter privado, Soler y Puig participan también en la toma de casi todas las decisiones importantes, aunque no pertenezcan a su ámbito de responsabilidad dentro de la entidad.
Leyenda de la sección balonmano e íntimo amigo de Laporta, Masip aparece oficialmente en el organigrama del FC Barcelona como miembro de la comisión deportiva, aunque de facto ejerce como una especie de consejero deportivo o asesor personal del presidente.
Personaje vehemente, políticamente incorrecto y poco dotado para la diplomacia que exige su cargo, Masip es la sombra de Laporta, al que acompaña a todas partes y defiende a capa y espada.
Sustituto de Alemany como director de fútbol pero sin la experiencia y la habilidad del mallorquín para moverse en los despachos, en realidad Deco ejerce más de secretario técnico, otro cargo que quedó desierto tras la enésima renuncia entre los ejecutivos del club, esta vez de Jordi Cruyff.
Un 'dos por uno' al que Laporta le ha entregado la responsabilidad de diseñar el proyecto para que el primer equipo de fútbol vuelva a ser un referente en Europa.
Educado y accesible, Deco se ha convertido en uno de los portavoces del club gracias a su habilidad para proyectar una buena imagen institucional con un discurso elocuente y reflexivo.
Única directiva de la junta de Laporta. Pese a ser la vicepresidenta institucional, Fort está alejada del núcleo duro que rodea al presidente en las principales negociaciones y en la toma de decisiones más importantes.
Sin embargo, como portavoz se ha visto obligada a dar la cara para defender la gestión del club en cuestiones delicadas como las obras del Spotify Camp Nou o los problemas para volver a inscribir a los futbolistas Dani Olmo y Pau Víctor al no cumplir con el 'fair-play' financiero. EFE