De Saint Laurent a Bat Studio: Asia sigue cautivando con su patronaje y volúmenes rotundos

Guardar

María Muñoz Rivera

Madrid, 8 ene (EFE).- La vestimenta asiática de origen milenario es una fuente de inspiración que caló en la moda de los años dorados de Saint Laurent o Balenciaga, y que en la actualidad vuelve con fuerza, o quizá nunca se haya ido porque causa fascinación con su patronaje limpio de volúmenes rotundos.

De la línea masculina de Dior a Jil Sander o Valentino, los kimonos y las prendas de inspiración oriental no solo toman las pasarelas internacionales, sino que también protagonizan las propuestas de firmas españolas como Jesús Segado, Fely Campo o Bat Studio.

Corría el año 1977 cuando Yves Saint Laurent reinterpretaba la vestimenta tradicional asiática bajo su mirada vanguardista, bebiendo de inspiraciones como el teatro oriental Kabuki y revisitando, desde entonces, el patrón del kimono jugando con distintas texturas. Una estética con impronta que sigue siendo una musa para el diseño actual.

“El orientalismo no es una corriente nueva”, explica a Efe la diseñadora Beatriz Antón, al frente de la firma Bat, que ha centrado su última colección en revisitar patrones asiáticos en tejidos blancos. Estas prendas “captan irremediablemente nuestra atención, y todo ello condiciona que cada cierto tiempo la inspiración asiática vuelva a la pasarela”, añade la creadora sobre una de las muchas razones que ponen Asia en el foco.

Para Antón, uno de los motivos más evidentes es “que el cliente principal de las marcas de lujo es asiático, y estas firmas diseñan pensando qué les gustará a ellos”, un paso al que se suman posteriormente las marcas de moda rápida, que acaban reversionando estos diseños con un enfoque más comercial.

Así, y al margen de firmas de costura, novias e invitadas, se apuntan también marcas de colecciones urbanas que reinterpretan los motivos asiáticos: desde las colecciones de anime de Loewe sobre sus bolsos más emblemáticos hasta las propuestas deportivas de Nike.

“La segunda razón, es que el centro mundial del diseño está en Europa, y el centro mundial de producción está en Asia", una circunstancia que influye en la técnica y la estética del proceso de fabricación.

En cuanto al patronaje, siempre “se caracteriza por cierta pureza en las formas, es muy limpio; busca volúmenes rotundos y un diseño extremadamente funcional, no suele haber costuras innecesarias”, desgrana sobre algunas de las formas habituales en las prendas asiáticas.

“En Japón, por ejemplo, históricamente se ha valorado mucho la silueta cilíndrica para las mujeres. No buscan potenciar las curvas, sino crear la ilusión de una silueta completamente uniforme”, explica sobre un canon estético de líneas rectas que también forma parte de la moda de la actualidad.

Mi colección está inspirada en la cultura tradicional japonesa, específicamente en el período Heian: “Me asombra su sutileza, la forma en que combinan los colores, el respeto que sienten por el entorno, por los materiales y cómo consiguen que una prenda muy complicada de construir y de llevar parezca sencilla a primera vista”.

Su última colección, presentada en el marco de la pasarela nupcial Atelier Couture, se inspiraba en la cultura tradicional japonesa. “En mi caso, no se trata de presentar una tendencia que está en auge, sino que siempre he sentido verdadera fascinación por la cultura nipona”, explica. EFE

1011921

Guardar