San Sebastián, 3 ene (EFE).- Un monitor de surf de Hondarribia se enfrenta a penas que suman 85 años de cárcel por parte de la Fiscalía de Gipuzkoa que le acusa de distintas agresiones de índole sexual a once menores a los que impartió clases de esta modalidad deportiva a lo largo de diez años, entre 2011 y 2021, período previo a la entrada en vigor de la Ley del 'sólo sí es sí'.
El procesado, se encuentra en prisión provisional por estos hechos desde su detención a finales de agosto de 2021, cuando fue arrestado por la Ertzaintza, que localizó en su domicilio un disco duro con 4.208 archivos de "explotación sexual de menores", según recoge el escrito de acusación del Ministerio Público, al que ha tenido acceso EFE.
El inculpado, que en el momento de su detención tenía 37 años, regentaba una escuela de surf, aunque también organizaba campamentos en distintas poblaciones que solían durar una semana.
El documento de la Fiscalía detalla que el encausado se aprovechaba de las "actividades que desarrollaba como monitor" para ganarse la confianza de sus alumnos, que lo veían "como una figura a seguir", circunstancia que usaba para acercarse a sus alumnos varones y menores de edad "sin levantar la más mínima sospecha" entre el resto.
El 'modus operandi' del procesado consistía, según la Fiscalía, en elegir a una víctima y "con sutileza, atenciones" e incluso regalos, conseguir que se sintiera "especial y afortunada" para establecer una "relación estrecha" con ella y "provocar su dependencia".
Además, el inculpado "mostraba un comportamiento cariñoso con el menor escogido, dándole besos y abrazos" y en algunas ocasiones haciendo saber al resto del grupo "de forma sibilina" su preferencia por él.
Mantenía así conversaciones "casi diarias" con ellos por Whatsapp en las que "se permitía dar consejos" a sus víctimas y se "inmiscuía en su vida personal", además de invitarles a su casa, y se enfadaba "si no hacían lo que él les pedía o rechazaban sus invitaciones".
Una vez que lograba "despertar los sentimientos de dependencia del menor" en cuestión, presuntamente lo sometía a distintas prácticas de índole sexual "con la finalidad de satisfacer sus deseos más lascivos, sirviéndose además de la confianza que depositaban en él las familias" de las víctimas, según la Fiscalía.
El Ministerio Público considera que para ello el acusado se prevalió "del aislamiento" en el que situaba a cada "menor elegido", así como de su "escaso conocimiento en materia sexual" y su "evidente diferencia de edad", dado que algunos de los niños tenían entre 9 y 10 años cuando empezaron a tomar clases de surf.
De esta manera, aprovechaba distintos momentos en los que se encontraba a solas con sus víctimas en diferentes lugares para someterlas "a sus caprichos sexuales" en una conducta que se repitió a lo largo de los años, "centrándola en cada menor en diferentes espacios temporales, como describe el Ministerio Público.
Los perjudicados tenían diferentes edades y no pertenecían a la misma cuadrilla de amigos, dado que los hechos son de diferentes épocas", concreta la Fiscalía, que también explica cómo en algunos momentos en los que una de las victimas "defraudaba" al acusado por haberse echado una novia o por faltar a las clases de surf, enfrentaba al resto de alumnos en su contra y "dejaba de contar con ellas para asistir a clase", tras lo que elegía a una nueva víctima "con la finalidad de someterla a sus caprichos más lascivos".
Una situación que, como indica la Fiscalía, no se producía con las alumnas de género femenino con las que se comportaba "de la forma propia de alumnos-profesor". EFE