Cataluña cierra el ciclo del 'procés' con el retorno de los socialistas a la Generalitat

Roger Mateos

Barcelona, 25 dic (EFE).- Si la multitudinaria manifestación independentista del 11 de septiembre de 2012 es el kilómetro cero del 'procés', la investidura del socialista Salvador Illa como presidente de la Generalitat, el 8 de agosto de 2024, puede considerarse el acto inaugural de la Cataluña 'post-procés'.

Tras catorce años de gobiernos de signo soberanista, primero con Artur Mas a la cabeza, sucedido por Carles Puigdemont, Quim Torra y Pere Aragonès, el PSC ha recuperado el timón de la Generalitat, de la mano de un Salvador Illa que ya ganó en votos las elecciones catalanas de 2021 pero se vio desplazado por la alianza Junts-ERC.

La implosión en el campo independentista -Junts abandonó el Govern de Pere Aragonès en 2022 y, desde entonces, el fuego cruzado entre los antiguos socios no paró de escalar- ha permitido a los socialistas romper los bloques del 'procés' y centrar el foco en temas de gestión como vivienda, seguridad o servicios públicos.

El punto de inflexión de 2024 en la política catalana lo marcó la decisión de Aragonès de adelantar un año las elecciones, al 12 de mayo, al no poder aprobar su proyecto de presupuestos.

El PSC se alzó con la victoria el 12M, con 42 escaños, seguido de Junts (35) y de una ERC que se hundió al pasar de 33 a 20 diputados, en una debacle general del independentismo, que perdió la mayoría absoluta, pero la aritmética quiso que tanto los republicanos como Comuns -con seis escaños- tengan ahora la sartén por el mango.

Por primera vez desde 2010, Cataluña vuelve a tener un president socialista -el último había sido José Montilla-, pero para recuperar el timón de la Generalitat Illa tuvo que sudar para conseguir los votos de una ERC internamente rota, cuyas bases validaron el pacto de investidura por un estrecho 53% y condicionarán un eventual apoyo a los presupuestos a que se vaya cumpliendo la piedra angular del acuerdo: una "financiación singular" similar al concierto vasco.

El mismo día de la investidura, a escasa distancia del Parlament, el expresident Carles Puigdemont cumplió su promesa de volver a Cataluña -jugándose la detención, ya que los tribunales siguen sin aplicarle la ley de amnistía-, pero fue una reaparición fugaz, cinco minutos de discurso ante varios miles de fieles, antes de esfumarse -burlando a los Mossos d'Esquadra- y regresar a Waterloo (Bélgica).

Para oficializar su liderazgo absoluto en Junts, Puigdemont volvió a asumir la presidencia del partido en el congreso de octubre, en plena travesía del desierto de la formación -lejos de los tiempos de dominio de Convergència, cuya fundación cumplió en noviembre 50 años-, aunque sus siete diputados en el Congreso pueden condicionar las políticas del Gobierno de Pedro Sánchez.

El naufragio electoral de Aragonès desencadenó una tormenta en la cúpula de ERC: Oriol Junqueras se apartó como presidente del partido para intentar recuperar el mando en el congreso del 30 de noviembre, lo que desató una oleada de críticas de cargos internos que le exigían dar un paso al lado, entre ellos Marta Rovira, que sí ha dejado la secretaría general.

Tuvo que ser en segunda vuelta, pero finalmente Junqueras logró ser elegido, de nuevo, presidente de ERC con el apoyo del 52 % de la militancia, frente a su rival, Xavier Godàs.

El año 2024 también será recordado por el adiós de Ada Colau -que en octubre dejó el Ayuntamiento de Barcelona y en noviembre cedió el testigo como líder de Comuns-, el renacimiento del PP -pasó de 3 a 15 escaños-, la consolidación de Vox (11), el pinchazo de la CUP (4), la irrupción de Aliança Catalana (2), la desaparición de CS del Parlament y la elección de Lluís Llach al frente de la ANC.

Y 2025 arranca con varias incógnitas que marcarán la legislatura: ¿Conseguirá Illa aprobar sus primeros presupuestos? ¿Habrá avances en financiación? ¿Verán Puigdemont y el resto de líderes del 'procés' aplicada la ley de amnistía en sus casos? EFE

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