Roberto Morales
Madrid, 23 dic (EFE).- Una Eurocopa para el recuerdo. Un nuevo hito de una selección que tras ganar la Liga de Naciones, volvió a reinar en Europa con una conquista para la historia en Alemania. Venciendo en todos sus partidos ante los rivales de mayor prestigio. La selección de Luis de la Fuente con una nueva identidad. La España de los extremos con Lamine Yamal como estrella emergente, que añadió 2024 al listado de años inolvidables.
El objetivo de Luis de la Fuente era "recuperar el espíritu del 2010". Y lo ha conseguido. La selección española volvió a enganchar a todo el país doce años después de su último gran éxito, la Eurocopa 2012 conquistada con la mayor exhibición en una final, ante Italia en Kiev (4-0). La Liga de Naciones 2023 espantó los miedos, sin complejos del pasado y ya tampoco sin el terrible peso del legado de una generación inigualable. La Eurocopa 2024 devolvió la admiración de otro tiempo a una selección que asombró con su fútbol y su manera de competir.
De Vicente del Bosque a Luis de la Fuente, seleccionadores de un mismo perfil que ceden todo el protagonismo a sus jugadores. De los Iker Casillas, Sergio Ramos, Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Xabi Alonso, David Villa o Fernando Torres a una nueva España que retocó el estilo del toque hacia un fútbol más directo con protagonismo de los extremos. Los Unai Simón, Dani Carvajal, Aymeric Laporte, Rodri Hernández, Fabián Ruiz, Dani Olmo o Álvaro Morata en una selección que voló gracias a sus alas, Lamine Yamal y Nico Williams.
Con el mérito de lograr aislarse a tiempos revueltos en lo institucional. Lo deportivo fue por otro camino, el del éxito. Un total de 17 partidos jugados y un 82% de triunfos. Apenas dos empates, uno en partido oficial en la visita a Serbia con la resaca emocional de lo vivido en la Eurocopa y sin apenas pretemporada de los campeones. El otro ante Brasil en el Santiago Bernabéu. Y una sola derrota, ante Colombia, el único día que la Roja no compitió en una fecha incómoda en marzo en la ausencia de citas oficiales rebajó la intensidad.
Con las puertas abiertas al talento joven, sin atarse a los galones de ningún jugador, De la Fuente ha ido premiando a aquellos que han derribado la puerta en la élite con descaro. Logró asentar un equipo con el que, de nuevo, se identificó el aficionado como hace años no hacía con un aspecto clave, una identidad definida.
A España nadie la incluyó entre los favoritos al título en la gran cita de Alemania. La falta de una gran estrella como referente era el principal argumento en su contra. Pese a tener a Rodri al mando, posteriormente consagrado como Balón de Oro, o a Dani Carvajal en el lateral derecho, futbolistas que reinan en el ranking de su demarcación. Su bloque infundía respeto pero nunca fue tratada como a selecciones a las que fue derrotando en un camino impoluto al éxito.
Una Eurocopa repleta de imágenes para el recuerdo eterno. Un grupo de jugadores unido en el que fue clave el ambiente que se generó dentro con una mezcla perfecta entre veteranos de la experiencia de Jesús Navas, el espejo en el que mirarse en profesionalidad diaria para los jóvenes como Lamine Yamal, Nico Williams o Fermín, generadores junto a unas de las grandes revelaciones, Marc Cucurella, de la buena sintonía diaria colectiva.
Del abrazo de una selección que cuelga las camisetas de clubes, en la imagen del estreno con el triunfo repleto de autoridad ante la siempre combativa Croacia que protagonizaron Yamal y Carvajal, que al fin se sacaba la espina de poder espantar las lesiones que le habían impedido disputar Eurocopas y estrenarse con gol tras pase del mayor asistente. Hasta ocho asistencias de Lamine en trece internacionalidades en 2024. El año de su consagración como estrella.
La exhibición de Nico Williams para hacer pequeña a Italia en el día en el que España bordó el fútbol y obtuvo una ventaja menor en el resultado. El compromiso de Navas, el último superviviente de la generación de oro del fútbol español, que a sus 38 años se despidió a lo grande jugando lesionado ante Albania, tras un fuerte golpe que le dañó un pie, por proteger a Carvajal de una cartulina que le habría dejado fuera del primer cruce. Y su último servicio convertido en el gran desafío, el marcaje a Kylian Mbappé en semifinales.
La autoridad del capitán, Rodri, en octavos en el único momento que España, tras ser golpeada por Georgia, andaba perdida en un partido sin encontrar soluciones al planteamiento defensivo del rival. Pisó el balón, paró el partido literalmente en una acción de juego y realizó gestos con las manos mirando a sus compañeros pidiendo calma. Era cuestión de tiempo y paciencia. Acabó en goleada.
El vuelo de Mikel Merino para romper barreras y lograr gestas que nunca se habían firmado en la historia de la selección. España eliminó al anfitrión, Alemania, con todo en contra en un estadio repleto tras dejar escapar el triunfo en el último minuto del tiempo reglamentario. Cuando se le dio por muerta, emergió. El último baile de Toni Kroos quedó marcado por el salto en el minuto 119 de Mikel Merino, con las piernas abiertas para impactar el esférico con un testarazo impecable a la escuadra.
De Alemania a Francia para aumentar la dimensión de la gesta española. Derribando campeones del mundo en su camino. Con un gol que ascendió a Yamal a otra categoría. Sin haber cumplido aún 17 años, sacándose la ESO mientras ya era una de las grandes estrellas de la Eurocopa. Cuando España perdía, la levantó con el gol español del torneo. Recortó al que le quiso provocar con declaraciones previas, Rabiot, salió a su lado izquierdo y soltó un zurdazo lejano con una trayectoria impecable a la escuadra. España sacó la furia que tanto le marcó en su pasado y con cuatro minutos repletos de contundencia remontó para sellar el pasaporte a la final.
En el Olímpico de Berlín donde se respira la historia, ante Inglaterra, el día de gloria al héroe inesperado: Mikel Oyarzabal. Un futbolista fijo para De la Fuente que está cómodo en un segundo plano y fue la imagen del éxito al marcar el tanto decisivo en un año que acaba como máximo goleador de la selección española con seis dianas. El premio a la mano del seleccionador en los cambios y el broche a un camino repleto de triunfos que ninguna selección había sido capaz de lograr en un gran torneo.
España se convertía en el primer país que conquista cuatro Eurocopas. Álvaro Morata recogía el testigo de Iker Casillas en el momento soñado de su vida al alzar al cielo de Berlín el prestigioso trofeo. Tras meses en los que transitó por un infierno, superando una depresión, desafiando los límites que le puso su cabeza para querer abandonar la selección tras momentos duros, sin sentir el cariño de un país que de golpe le inundó.
El capitán perfecto para todos se quitó toda la tensión de encima con el éxito que marcó un año de gloria para España. Lo cerró clasificándose con autoridad para los cruces de una Liga de Naciones en la que defiende corona en 2025, con una generación que ya alimenta el sueño de volver a ser campeona del mundo tras reinar en Europa. EFE