Madrid, 18 dic (EFE).- Las comunidades indígenas "conciben la naturaleza como un sujeto, no como un objeto a explotar: adoptar esa visión es el fin último del cambio transformador que necesitamos" para evitar el colapso de la biodiversidad, asegura a EFE la antropóloga Victoria Reyes, coautora del 'Informe sobre el cambio transformador' presentado este miércoles.
El documento, elaborado por la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) a lo largo de tres años con participación de un centenar de expertos, exige una serie de cambios fundamentales en todo el sistema de visiones, estructuras y prácticas y, además,"con carácter urgente porque se está cerrando rápidamente la ventana de oportunidad para detener y revertir la pérdida de biodiversidad".
Reyes ha precisado que “la mayoría de las propuestas que ha habido de conservación de la naturaleza hasta ahora se basaba en la idea de conservar espacios o especies y este informe lo que indica es la necesidad de ir más allá" con objeto de "actuar sobre las causas directas y subyacentes que están llevando a la pérdida de la biodiversidad", tanto en el ámbito económico como en el de gobernanza.
Causas de la crisis
Reyes cree que existen tres causas principales para la actual crisis de biodiversidad, la primera de las cuales es la "desconexión de la naturaleza". "No sabemos lo que implica que podamos tener una manzana encima de nuestra mesa", comenta.
Las otras dos son "la desigualdad y la concentración de poder y riqueza, que influye en que todo el mundo tenga una aspiración material que va más allá de lo que el planeta puede mantener” y "la idea del cortoplacismo y de la ganancia material”.
A propósito del cortoplacismo, pone como ejemplo a las sociedades indígenas de Canadá, que toman decisiones pensando en siete generaciones. "Imagínate si nosotros y nuestros políticos lo hiciéramos así”, comenta.
Cambiar la narrativa
"Lo esencial del informe es que plantea un cambio de narrativa, abandonando el modelo insuficiente de áreas protegidas y apostando por cambiar toda nuestra relación con la naturaleza", insiste a EFE la antropóloga.
Como ejemplo, señala que un ciudadano puede ver un árbol "como una cosa que quieres cortar para ganar dinero" y nada más pero las comunidades indígenas con las que trabaja consideran que "cuando uno de sus familiares muere, su espíritu va al árbol: algo que cambia su relación con él".
Esta visión, asegura, también se puede encontrar cómo legislan las sociedades sobre derechos animales o la ley para reconocer al Mar Menor como un sujeto con derechos.
Estrategias
Por ello plantea cinco estrategias para impulsar este tipo de cambio transformador: restaurar lugares, influenciar las industrias con impacto directo en el entorno natural, integrar el sistema económico dentro de la ecología, reformar la gobernanza y cambiar la forma de relación social con la naturaleza.
En este sentido, no basta con un simple cambio de hábitos: "Si eres vegetariano, se supone que tu dieta tiene menor impacto climático, pero si no tienes en cuenta de dónde vienen los alimentos que consumes, su producción, lo que cuesta importarlos... no tendrá el impacto deseado".
El informe del IPBES "plantea que todos tenemos un papel en este cambio: el de las políticas públicas es facilitar el cambio y el de la sociedad civil es presionar para que ocurra", dice, mientras que en lo que se refiere a las empresas privadas la cuestión "es más difícil, ya que por definición su interés es el beneficio económico", si bien existen orientaciones "que no llevan tanto a la idea de acumular como a la de aumentar la calidad de vida". EFE