Las Palmas de Gran Canaria, 17 dic (EFE).- Un masa de aire cargada de polvo del Sahara envuelve Canarias tras el paso de la borrasca atlántica Dorothea, con niveles de partículas en suspensión que en Lanzarote y Fuerteventura se aproximan a la supercalima de 2020 y que en la mayoría de las islas reducen la visibilidad a 3.000 metros.
De hecho, todas las islas están en aviso amarillo por calima, en un episodio que se puede prolongar, al menos, hasta este miércoles, según las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología.
Y se espera que, en momentos puntuales, la cantidad de polvo en suspensión sea tal que en Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria no se pueda ver en el horizonte más allá de 1.000 metros.
Según datos publicados por el Consorcio de Emergencias de Lanzarote, esta mañana la calidad del aire en la isla era extremadamente desfavorable, tanto por concentración de partículas PM2,5 (de menos de 2,5 milésimas de milímetro de diámetro), como de partículas PM10 (de entre 2,5 y 10 milésimas de milímetro).
La mayor calima de la que existen registros la vivió Canarias en febrero de 2020, según ha acreditado un reciente estudio del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA), organismo con sede en Tenerife perteneciente a la red del CSIC.
Entonces se midieron concentraciones de partículas de polvo en suspensión en valores de récord y la calima fue tan densa que todos los aeropuertos de las islas quedaron inoperativos durante dos días, con miles de viajeros varados en tierra, hasta que las aerolíneas lograron recolocar a todos los afectados.
Esta vez no se ha llegado a semejante incidencia, pero este lunes ya se midieron concentraciones de polvo en suspensión en Lanzarote de entre 1.000 y 1.800 microgramos de partículas respirables PM10 semejantes a los niveles de las supercalimas de 2020 y 2020, ha advertido en la red social X uno de los firmantes del citado estudio del IPNA-CSIC, Sergio Rodríguez. EFE
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