Cádiz, 17 dic (EFE).- La Guardia Civil, en una operación conjunta con la Policía Nacional y la Agencia Tributaria, ha desarticulado en la provincia de Cádiz una organización criminal liderada por un conocido clan familiar que se dedicaba a la logística del narcotráfico, en concreto al control de guarderías de petaqueo, combustible, embarcaciones de alta velocidad y víveres necesarios.
Según ha informado este martes en un comunicado la Guardia Civil, se trata de la llamada 'operación Navegante' en la que han sido detenidas 15 personas y se han realizado siete registros domiciliarios en Chiclana de la Frontera, El Puerto de Santa María y Puerto Real, donde se han intervenido una embarcación neumática de cuatro metros provista de motor, tres embarcaciones neumáticas deshinchadas, cuatro motores para neumáticas y tres colas de motor, así como cuatro vehículos y dos motocicletas.
También se ha incautado de 21.580 euros en metálico, cinco armas, una granada de humo militar, dos rotativos policiales, dos machetes, tres GPS, 27 teléfonos y dos teléfonos satélites, siete kilos de marihuana, 18 pastillas de hachís y 2.475 litros de gasolina en petacas.
La operación se inició cuando los agentes tuvieron conocimiento de la existencia de una organización criminal que podría estar dedicándose al abastecimiento de combustible, víveres y apoyos en los cambios de tripulación a embarcaciones semirrígidas de alta velocidad usadas para el tráfico de drogas e inmigración, facilitando de esta forma los alijos de droga.
En las investigaciones se pudo constatar que dicha organización estaba totalmente estructurada y jerarquizada y que era liderada por un conocido clan familiar asentado en Chiclana.
La organización presentaba un escalafón jerárquico con un claro reparto de funciones en el que los líderes -ambos hermanos- se encargaban del control y de la financiación para adquirir la gasolina, vehículos, embarcaciones, centros logísticos como guarderías del combustible, motores para embarcaciones de alta velocidad, contactos de confianza y las labores de seguridad en el traslado de las petacas de gasolina y en la compra de viveres para los pilotos de las narcolanchas.
En el segundo escalón se encontraba el lugarteniente y mano derecha de los cabecillas, que asumía el rol de persona de confianza para las labores de contacto con otros miembros de la organización que ocupaban escalones inferiores en la estructura.
Los integrantes de la organización cuentan con un amplio historial delictivo por delitos relacionados con el narcotráfico.
La organización realizaba de manera concertada y coordinada todas las actuaciones necesarias para favorecer los alijos prestando apoyo logístico a otras embarcaciones que ya se encontraban en el agua para proveerlos de combustible, víveres, cambios de tripulación e incluso hacer el trueque de gasolina por fardos de hachís.
La presión policial obligó a los miembros de la organización a alternar las ubicaciones para los avituallamientos y disponer de nuevas "guarderías" de combustible situadas en distintos puntos de la provincia con la intención de dificultar la vigilancia y la acción policial. Estas guarderías de combustible han estado almacenadas en diferentes inmuebles situados tanto dentro del casco urbano como en los extrarradios. EFE
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