Los Sírex celebran 65 años como banda: "Nos han pedido mil veces hacer gira de despedida"

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Javier Herrero.

Madrid, 16 dic (EFE).- Primeros moldeadores del rocanrol español y artífices de canciones emblemáticas como 'Si yo tuviera una escoba' o 'Que se mueran los feos', los Sírex se preparan para celebrar 65 años (cifra que no han alcanzado aún ni The Rolling Stones) pese a las constantes ofertas para "precipitar" su marcha y hacer caja.

"Nos han venido mil veces promotores que saben más que nadie para decirnos: 'Vamos a hacer gira anunciando que os vais'. Hay gente que lo ha hecho y lleva ahí 5 años, que no se van nunca, actuando más ahora que antes", comenta con humor a EFE el vocalista y letrista del grupo, Antoni Miquel, alias Leslie.

Ellos prefieren ir de frente y celebrar con dos conciertos especiales en 2025 los 65 años transcurridos desde la fundación en Barcelona de los Sírex, cuando eran "cuatro bandidos de barrio con 15 añitos que se compraron una guitarra de caja para jugar".

Aquello coincidió con el momento en el que la flota americana "invadió" la ciudad condal y, con ellos, su música: Eddie Cochran, Chuch Berry, Elvis o el 'The Train Kept a Rollin'' de Johnny Burnette, disco por el que le ofreció 50 pesetas a un militar.

"Me miró así de reojo y, cuando se giró, se lo mangué. Con él hicimos la primera canción puntera de nuestra vida, 'El tren de la costa'", rememora Leslie, hijo de un pescador que siempre encontró comprensión en su familia en unos sueños tan lejanos.

Actuando en un garaje con esas canciones americanas los descubrió el productor de la película 'Superespectáculos del mundo' (1963), José Solá, que les dijo: "Quiero esto, pero en castellano", de lo que surgió otro de sus éxitos, 'Muchacha bonita', coescrita por Augusto Algueró.

"Éramos una puerta de aire fresco que se abría en una España un poco gris", afirma Leslie, antes de recordar cómo, siendo aún menores, les pedían todos los días el permiso paterno necesario para poder actuar. "Nos denunciaban los de las orquestas, porque para ellos éramos los melenudos que invadíamos la música", rememora.

En su carrera comenzaron a alternar los temas más apegados al roncarol con "pachangadas más populares" que les pedían desde la compañía, como la citada 'Si yo tuviera una escoba', un tema que inicialmente se alejaba mucho de su estilo por sus formas flamencas.

"Cuando escuché lo de 'Cuántas cosas barrería', pensé: 'Esta frase es muy buena'", cuenta sobre la razón por la que aceptaron llevársela a su terreno con versos como "Barrería yo el dinero, que es la causa y el motivo de tanto desespero".

"Viniendo de un barrio tieso, qué íbamos a decir. Hay quien dijo que fue la primera canción protesta, pero nosotros no estábamos en política ni molestábamos", apunta Leslie antes de rememorar que se les devolvió una palabra tachada por la censura, "altos mundos", y por eso la canción quedó: "Barrería bien profundo todas cuantas cosas sucias se ven por los bajos mundos".

Llegaron a ser los elegidos para telonear a los Beatles en el concierto que la banda británica ofreció en 1965 en Barcelona y cuenta Leslie que tuvo incluso un pequeño encuentro entre bambalinas con Paul McCartney. "Fue una noche mágica, la prensa nos trató fenomenal, lástima que no pudimos ver todo el concierto porque nosotros teníamos doblete y actuábamos en Cornellá", recuerda.

En 1971, tras haber conocido un gran éxito, Leslie decidió abandonar el grupo, que entró en un paréntesis. "Noté un cambio generacional, donde los solistas como Julio Iglesias o Camilo Sesto subían y los grupos bajaban. Era el momento de dejarlo antes de que nos echaran y creo que acerté, porque los que intentaron seguir se estrellaron", reflexiona.

Fue su único parón. En 1978 el promotor Gay Mercader los convenció para aprovechar el gusto por el "revival" musical y organizó dos conciertos suyos junto a otras bandas como los Relámpagos, los Pekenikes o los Bravos que fueron "un éxito", iniciando así su segunda etapa, ininterrumpida hasta nuestros días.

Aclara que no lo hacen por el dinero. "La música siempre ha sido para mí un hobby", apunta, antes de precisar: "Lo que tenía lo he repartido ya entre mis hijas; yo me he quedado con 40 duros para poder invitar a un gin tonic y soy el tío más feliz del mundo, porque a mi edad ya no necesitas nada".

"Lo de seguir es cuestión de la ilusión que tengas. Yo el día que no me salga la voz o que vaya a actuar y no haya gente, sé que tengo que dejar el micro y no volver más", sentencia, con la mirada puesta ya en su concierto especial el 10 de enero de 2025 en la sala Apolo de Barcelona y el 7 de marzo en la But de Madrid. EFE

(foto)

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