Martí Puig i Leonardi
Barcelona, 15 dic (EFE).- Oriol Junqueras, que ha retomado la presidencia de ERC en la segunda vuelta de sus elecciones internas, comienza su quinto mandato al frente de este partido con tres carpetas en la mesa: los presupuestos de la Generalitat, los del Estado y una eventual entrada en el gobierno municipal de Barcelona.
"Ya no habrá nuevos acuerdos con quien no cumple los acuerdos establecidos. Esto a lo mejor ha pasado en algún momento, a lo mejor incluso ha pasado más de lo que debería y a lo mejor ha hecho que una parte de nuestra sociedad perdiera un poco de confianza en nosotros. Pero esto ya no ocurrirá porque esta es una nueva ERC, grande y ambiciosa", advirtió ayer sábado Junqueras en la rueda de prensa posterior a la proclamación de los resultados.
ERC abrió una nueva etapa en la política catalana al avenirse a hacer presidente de la Generalitat al socialista Salvador Illa, lo que supuso romper con la política de bloques iniciada con el proceso independentista.
Si bien fue él quien fijó el abandono de la vía unilateral ensayada en 2017 para apostar por el diálogo con el Estado, Junqueras nunca ha declarado públicamente qué votó en la ajustada consulta interna con la que los republicanos dieron el paso de votar a Illa. Las negociaciones las pilotó la entonces secretaria general, Marta Rovira, con quien ha roto relaciones.
Se han cumplido algunos de los acuerdos de esa investidura, como el inicio de la tramitación de la ley de la erradicación del amianto, la de memoria democrática o la eliminación de beneficios fiscales para los promotores del macroproyecto de ocio Hard Rock.
Queda pendiente, sin embargo, avanzar en otros compromisos: el principal de ellos, pasos en la materialización de la llamada 'financiación singular' -el modelo acordado prevé que se respete la ordinalidad y un aporte a la solidaridad con la caja común-, aunque también una norma catalana sobre arrendamientos urbanos.
Cuestiones todas ellas que dependen de los veinte diputados de ERC en el Parlament, cuyo grupo pilotan dos partidarios de la candidatura perdedora en los comicios internos, Josep Maria Jové y Marta Vilalta, que podrían perder peso en favor de los exconsellers Joan Ignasi Elena y Ester Capella, que se han decantado por Junqueras.
Los siete votos de ERC en el Congreso fueron imprescindibles para que Pedro Sánchez se mantuviera en la Moncloa: los republicanos avalaron su investidura a cambio de contrapartidas como la Ley de Amnistía, la condonación de un 20 % de la deuda contraída por Cataluña con el Fondo de Liquidez Autonómica (unos 15.000 millones de euros) o el traspaso de Rodalies.
La amnistía se ha aprobado, pero no se ha aplicado a todos los dirigentes independentistas que preveía ERC, comenzando por el propio Junqueras, a quien el Tribunal Supremo ha rechazado aplicarle este borrado judicial, lo que le mantiene inhabilitado para cargo público hasta 2031.
No se han registrado avances en cuanto a la quita de deuda, aunque Sánchez ha anunciado una reunión en enero para abordar esta cuestión con todas las autonomías, y sobre el traspaso de las cercanías los republicanos reclaman más diligencia.
En el Congreso saldrá reforzado el portavoz del grupo, Gabriel Rufián, muy cercano a Junqueras, mientras que está por ver qué papel jugarán a partir de ahora la portavoz adjunta, Teresa Jordà, y la diputada Pilar Vallugera, ambas candidatas de la lista perdedora.
Fue el 13 de junio cuando la federación de Barcelona convocó un congreso para decidir si los republicanos debían entrar a gobernar en la capital catalana con Jaume Collboni. El encuentro no llegó ni a arrancar porque la afluencia desbordó la capacidad de la sala reservada, en un contexto en el que Junqueras veía con buenos ojos la opción del 'sí' y Rovira era más propensa al 'no'.
Esta misma cuestión fue uno de los desencadenantes del adelanto electoral en Cataluña, según dirigentes del entonces Govern catalán, más alineado con Rovira que con Junqueras.
Las conversaciones con los socialistas en Barcelona enervaron a los Comuns, que vieron que se podían quedar en fuera de juego y elevaron el listón en la negociación de unos presupuestos de la Generalitat que nunca llegaron a aprobarse, indican estas fuentes.
El preacuerdo con los socialistas, que preveía que ERC se hiciera con dos concejalías, lo negoció la líder del grupo municipal, Elisenda Alamany, recién elegida secretaria general del partido.
Eso, sumado a que las líderes de las dos almas de ERC en Barcelona han mostrado su apoyo a Junqueras durante la campaña, hace que hoy Collboni vea más cercana la posibilidad de gobernar la ciudad junto a los republicanos. EFE