Por qué Donizetti convirtió en la pelea por un novio el drama político de Maria Stuarda

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Madrid, 14 dic (EFE).- La ópera 'Maria Stuarda', que se estrena este sábado en el Teatro Real, tiene como base el episodio histórico de la decapitación de una reina católica por orden de su prima, la poderosa Isabel I de Inglaterra, un drama político que Gaetano Donizetti convirtió a una pelea por un novio.

"A los libretistas de ópera, en general, les importa un bledo directamente todo el conflicto político o social de los textos clásicos", como explica a EFE el investigador Joaquín Turina Gómez, nieto del ilustre compositor.

En este caso, Donizetti encarga a Giuseppe Bardari un libreto para su ópera, estrenada en 1835, basado en la obra 'Maria Stuarda' (1800), de Friedrich von Schiller.

Y si ya en esta obra de teatro, basada en los últimos días de María I de Escocia antes de ser ajusticiada, se tomaron licencias poéticas respecto al relato histórico, como hacer que las dos reinas se conocieran en persona, algo que en realidad no ocurrió, la ópera fue más allá.

Así, el libretista de Donizetti, con el que el compositor belcantista mantuvo muchísima correspondencia, redujo al mínimo el esqueleto la obra de Schiller, entre otras cosas por problemas de censura, y se centró exclusivamente en los aspectos románticos de una supuesta rivalidad entre las dos mujeres por Roberto, conde de Leicester.

Según la Enciclopedia Británica, el personaje histórico Robert Dudley, que interpreta el tenor jerezano Ismael Jordi, fue un favorito de Isabel I de Inglaterra y probablemente su amante. La muerte por accidente de su primera esposa fue un escándalo, al rumorearse que la había asesinado para casarse con la reina.

Isabel lo rechazó -según la Británica- e incluso le propuso casarse con María, reina de Escocia, motivo por el que lo nombró conde de Leicester y barón Denbigh en septiembre de 1564. Es también un hecho histórico que en 1587 Maria murió decapitada al ser declarada culpable de conspirar para asesinar a la protestante Isabel, que la había empezado a considerar una amenaza a sus derechos dinásticos.

Frente a estos elementos y otros mucho más complejos, Donizetti y su libretista deciden reducir el conflicto al "absurdo de dos reinas discutiendo por el mismo novio", en un típico esquema Romántico en el que "los protagonistas nunca ganan y acaba en dramón", dice Turina.

La paradoja es que las modernas interpretaciones y puestas en escena -como la producción que estrena el Teatro Real junto al Gran Teatre del Liceu, el Donizetti Opera Festival de Bérgamo, La Monnaie de Bruselas y la Ópera Nacional de Finlandia- dotan de muchos matices políticos y sociales a estas tramas operísticas.

"Esto lo que te dice es que es una obra de arte. Si no estás hablando de valores universales, no trasciendes y ese es el gran mérito que tienen", asegura Turina sobre estas creaciones. "Conflictos como los celos, la venganza, la pasión, el amor, el odio, si están bien identificados y reflejados, no hay sociedad en la que no sean modernos", subraya.

El Teatro Real acogerá entre el 14 y el 30 de diciembre el estreno mundial de esta nueva producción sobre las dos reinas del siglo XVI, con la soprano estadounidense de origen cubano Lisette Oropesa como la monarca católica y la mezzosoprano rusa Aigul Akhmetshina en el papel de la protestante Isabel I.

Con dirección de escena de David McVicar y musical de José Miguel Pérez Sierra, la obra se representará primero en el Teatro Real de la capital española y, posteriormente, en los escenarios coproductores: el Gran Teatre del Liceu de Barcelona (España), el Donizetti Opera Festival de Bérgamo (Italia), la Monnaie de Bruselas y la Ópera Nacional de Finlandia. EFE

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